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El Guerreros Y Su Biblia

El Guerrero Debe Utilizar Bien Su Arma
Es realmente triste, ver a personas tomar algo que es bueno, y utilizarlo mal, para ganancia propia. Posiciones de autoridad pueden ser una bendición al pueblo, si el que ocupa la posición no abusa de ella. Pero mayormente las personas reciben una posición, por las promesas que hacen de ayudar a otros, y una vez que obtienen la posición, la usan para ayudarse a sí mismos. Imagínate el bien que se podría hacer, en cuanto a educación, medicamentos, alimentación y todo lo demás, si personas en posiciones altas, pensaran en otros en vez de sí mismos. Y, claro está, que no estoy hablando de todos, pero sí de la gran mayoría.   Todos sabemos cómo una droga tiene cualidades medicinales para ayudar a los que están enfermos, pero otros toman la droga y la usan para mal. No para curar, sino para destruir y matar, sólo para que ellos puedan llenar sus cuentas bancarias a costillas de otros. Los que leen la mano, pueden darle el número ganador de la lotería a alguien, pero no pueden dárselo a sí mismo. Lo único que les es permitido hacer es tomar el dinero de uno y de esa manera se sacan la lotería. Si tienen tanto poder, por qué no dan la cura para el sida o el cáncer. Lo que sucede es que son estafadores quienes usan sus trucos y habilidades para mal. Pero no vamos a enfocarnos en atacar a los incrédulos que abusan de la humanidad, pues eso es lo que se espera de ellos. Si no, que quiero que nos concentremos en personas que hacen lo mismo, pero según ellos, respaldados con la Palabra de Dios. Quiero que le echemos un vistazo a esto, porque existen muchos, entre ellos cristianos, que utilizan la Biblia, pero la usan mal; la usan por ganancia propia. Recuerden que hemos estado hablando acerca del guerrero de Dios, y que debe conocer bien su arma. Hemos observado que no debe alejarse de su arma, permitiendo que otros tengan la oportunidad de usarla contra uno mismo. Hemos hablado de maneras en que el guerrero puede poner en práctica su arma, llegando a ser un experto espadachín, para la honra y gloria de Dios. Pero hoy quiero que notemos que el guerrero nunca debe usar su arma para mal, siempre la debe usar para bien. Vamos a nuestro texto para el estudio de hoy. Usaremos el mismo versículo que usamos en nuestro estudio pasado. 2 Timoteo 2:15, dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. Y ahora quiero que analicemos la última parte del versículo, es la parte que dice: “que usa bien la palabra de verdad”. Como guerreros de Dios, nuestro deber es usar bien y nunca abusar la Palabra de Dios. Yo conozco a muchas personas quienes toman un versículo fuera de su contexto, para torcer las Escrituras y usarlas para su provecho y ganancia personal. Permíteme darte algunos ejemplos. Tenemos el ejemplo del borracho, que desea justificar lo que hace, citándonos que Jesús hizo vino en las bodas del Canaán; pero no quiere aceptar los versículos que dicen que el borracho no entrará al reino de Dios, no quiere aceptar el versículo que dice: no mires al vino cuando enrojece. Tenemos el ejemplo del mujeriego, que quiere citarnos los pasajes donde Salomón tuvo trescientas esposas y setecientas concubinas, pero no quiere aceptar que ese error fue lo que alejó a Salomón de Dios, llevándole a la idolatría; no quiere aceptar el versículo que dice: “y los dos serán una sola carne”; no quiere aceptar el versículo que muestra que los fornicarios y adúlteros no heredarán el reino de Dios. Tenemos a los pastores, quienes quieren citarnos Gálatas 3:28, diciéndonos que: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”, pero no quieren aceptar que esto es en cuanto a la salvación concierne, y que, en el hogar, según la Palabra, la mujer debe sujetarse a su marido y que Dios no permite a la mujer ejercer autoridad sobre el hombre. Lo que estoy tratando de mostrar es que no podemos tomar sólo un versículo y torcerlo a nuestra conveniencia, para justificar lo que hacemos. Esto no es usar bien la Palabra de Dios. Esto es abusar de la Palabra; esto no es decir la completa verdad, esto es hacer lo que Satanás hizo con Eva en el Jardín del Edén. En parte mintió, pero en parte dijo la verdad para que Eva cayera en su trampa y comiera del fruto prohibido. No debemos ser culpables de seguir el ejemplo del diablo en hablar y enseñar medias verdades para conveniencia propia. Nuestra arma debe ser usada para edificación del reino y no para causar divisiones en el reino. Y la única manera que podemos asegurarnos de que sea así, es por medio de usar nuestra arma para bien y no para mal. Cuando la Biblia me señala algo, debo hacer lo que me enseña hacer, y no añadirle o quitarle para que quepa dentro de mis propios diseños; esto es abusar. Debo estudiarla, y diseñar mi vida de acuerdo a lo que ella dice. Yo debo cambiar para ser bíblico y no cambiar la Biblia para convertirla en algo humanístico. La Biblia es la Palabra de Dios y Él no tolerará tal proceso. Quien hace esto, pagará fuertemente por haber querido jugar con la Palabra de Dios. Cada guerrero de Dios tiene la necesidad de estudiar todo lo que la Biblia dice concerniente a un asunto. Hace pocos días me encontré con una persona quien decía que, Padre, Hijo y Espíritu Santo, eran títulos de Jesús y no tres personas en uno, como la Biblia enseña. Le pregunté que, si no había tres personas diferentes, entonces por qué es que Cristo dijo al Padre: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”. Le pedí que me explicara, cómo es que Jesús dijo, que “le era necesario ir al cielo para que pudiera venir el consolador”; o sea, el Espíritu Santo. Le pedí que me explicara cómo es que el Hijo del hombre está sentado a la diestra del Padre. Le supliqué que me explicara lo de la voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”; y lo de la paloma, y el hecho de que Cristo estaba en el agua cuando fue bautizado. Pero nada de esto le importó. Él estaba pegado en el versículo donde Jesús dice: “Yo y el Padre, uno somos”. ¡Qué triste! Y lo más triste es que hay cientos de estos hermanitos, que, por no estudiar y aceptar la Biblia completa, andan enseñando cosas falsas, y según ellos, respaldados por las Escrituras. Quiero hacer énfasis en que yo no estoy aquí para destruir a nadie. También confesaré, que ha habido momentos en mi peregrinaje, cuando yo he tenido que cambiar, debido a que yo estaba equivocado concernientes a ciertas cosas, y eso me hace que sea más cuidadoso de no abusar de la Palabra de Dios. No quiero ser culpable de usar mal la Palabra. Quiero ser un guerrero que la usa bien. Quiero usar mi arma para el engrandecimiento del reino de Dios, para su honra y gloria, y no para ganancia propia. Quiero destruir al diablo y no a sus víctimas y rehenes. Mi deseo es librar y traer salvación, no destrucción y condenación, pero para lograrlo, tengo que saber usar bien mi arma. 2 Pedro 3:16, nos enseña que hay “indoctos e inconstantes que tuercen las Escrituras, para su propia perdición”. Así que, si tú eres una persona que sólo acepta todo lo que te dicen, sin verificarlo con la Palabra, ¡ten cuidado!, no sea que tú te pierdas con ellos. Compra una Biblia y estúdiala. Y si eres mi hermano en la fe, escudriñemos y asegurémonos de lo que decimos; no añadamos, ni le quitemos a lo que dice para conveniencia nuestra. Y recordemos que algún día, daremos cuenta a nuestro Padre Celestial, por la manera en que utilizamos su Palabra, mientras que estamos aquí en la tierra. Con esto, finalizamos nuestra serie de estudios sobre el guerrero y su Biblia. Este estudio ha sido de mucho beneficio a mi vida personal y mi oración es que haya sido de bendición para ti también. Vamos a orar. Padre, nuevamente queremos agradecerte por el arma que nos has dado, para defendernos en contra de los ataques del enemigo. Sin tu Pablara, nos encontraríamos en una situación desesperante. Padre, perdónanos por las veces en que hemos abusado de tu Palabra. Todos hemos sido culpables de torcer versículos y enseñar cosas por nuestra propia conveniencia. Hemos hecho mal, y te pedimos perdón. Ayúdanos a usar bien tu Palabra, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ene 06, 2023
El Guerreros Y Su Biblia

El guerrero Nunca Deber Apartarse De Su Arma
Una de las cosas más horribles que le podría suceder a un guerrero, es que le ganen con su propia arma. Imagínate que hay completa tranquilidad en el campamento, tú has dejado tu espada en la mesa y estás descansando. Al despertarte sales a caminar y recibir un poco de aire fresco. En ese momento ves al enemigo que está sobre ti. Por puro hábito, tu mano se dirige a tu cintura donde se supone que debe estar tu espada. Es entonces que te acuerdas de que has dejado tu arma en la mesa. El enemigo te ataca y entonces te despiertas. Menos mal que era un sueño ¿verdad? Imagínate lo vergonzoso que debe haber sido para los Filisteos, ver a un niño enfrentarse a su campeón. Goliat estaba completamente vestido en armadura, el niño David, sólo tenía una onda. Después de unas palabras fuertes acerca de dar de comer su carne a las aves del cielo, David lanzó una piedra con su onda, le pegó en la frente al gigante Goliat y este cayó al suelo. El niño David corrió al lugar donde estaba el guerrero caído, le quitó su espada y le cortó la cabeza con su propia arma. Era suficientemente vergonzoso que un niño le hiciera caer en batalla, pero que le quitara la vida con su propia arma, ¡Eso era el colmo de la vergüenza! Cuando era niño me dieron mi primera navaja. Me acuerdo de que no podía dejarla en mi bolsillo. Andaba cortando esto y lo otro, y no me cansaba de usarla en una u otra cosa. Me acuerdo de que estaba tratando de hacer un hoyo en una lata, cuando la hoja de la navaja se cerró, haciendo heridas profundas en mis dedos. Desde ese día en adelante nunca usé la navaja para otra cosa más que para cortar. Una de las cosas más importantes en cuanto al uso de un machete o cuchillo, es siempre mantenerlo con filo, esto le ahorra gran trabajo a uno. En más de una ocasión, me han salido callos en la mano por tener un machete sin filo. Sobre los años he aprendido mucho acerca de dar buen mantenimiento a mis instrumentos de trabajo. Todo esto lo he dicho porque, hay muchos cristianos que no estamos aptos para servir al Señor debido a que no sabemos usar nuestra arma. No estamos preparados para usar nuestra arma, o porque sabemos que el enemigo nos puede quitar nuestra propia arma para darnos con ellas. ¡Esto es sumamente vergonzoso! Pero ¿sabes qué? La única manera de vencer eso, es por medio de siempre tener nuestra arma con nosotros, conocerla bien y saberla manejar. Así que vamos a ir a nuestro versículo hoy, para ver si podemos encontrar algo, que nos ayude hacer precisamente eso. Vamos a 2 Timoteo, capítulo 2, versículo 15, dice así: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. Una de las marcas que señalan al buen guerrero, es que siempre está preparado. No importa dónde esté; aunque esté de vacaciones, lo encontramos listo para entrar en acción, puede que no notemos que tiene su arma consigo, pero sí la tiene a la mano, y a la más leve indicación de peligro, la sacará para pelear en contra del mal. Ha logrado dominar el arte del uso de su arma, porque toma en serio su responsabilidad. Él siente un deseo de hacer algo con su vida y lucha por estar al día. Sabe que su enemigo es muy astuto y no quieren que lo tomen por sorpresa. Así como un hijo busca la aprobación de sus padres en las cosas que hace, así los hijos de Dios debemos buscar la aprobación positiva de nuestro Padre Celestial. Diariamente, debemos volvernos más expertos en el manejo de nuestra Biblia, viviendo de una manera en que nuestro Padre Celestial se sienta orgulloso de nosotros. Esto es una tarea a la cual debemos lanzarnos con empeño e interés, pues el gozo de nuestro Señor es nuestra fortaleza. Y si el Señor está gozoso, debido a nuestros esfuerzos de cumplir la voluntad de nuestro Padre, entonces tendremos más fuerzas para luchar en contra del mal. Todos los hijos de Dios debemos buscar con diligencia, obtener el buen visto de nuestro Padre. Y ¿cómo llegaremos a saber lo que agrada a Dios? Pues, por medio de estudiar su Palabra diariamente con el fin de poder practicar y enseñar lo que dice, y así será aprobado por Él. Al estudiar diariamente la Palabra, motivados por el deseo de recibir la aprobación de nuestro Padre, el Espíritu Santo nos mostrará cambios que necesitamos hacer, o actividades que necesitamos realizar, y en cuanto Él nos muestra estos asuntos, nuestro deber será anotarlos y asegurarnos de cumplirlos. Debemos reconocer que no es importante la cantidad de Biblia que leemos, no es importante la cantidad que conocemos, sino que lo importante es, la cantidad que ponemos en práctica en nuestro diario vivir. Para ser aprobados por nuestro Padre, no es necesario leer diez capítulos al día. No es importante ver cuántas veces podemos leer la Biblia en un año. No hay nada malo en hacer esas cosas. Pero si sólo leemos y no practicamos lo que la Biblia nos dice, entonces no hemos realizado absolutamente nada, con la excepción de haber leído. Es mucho mejor, tomar una pequeña porción de la Palabra, inclusive a veces sólo un versículo y digerirlo. Con esto quiero decir, meditar en él, ponernos a pensar cómo podríamos compartirlo con otro, qué cambios debemos hacer y cosas así. De esa manera podemos aplicar la enseñanza a nuestra vida. Pero si el único cambio que se logra es haber leído diez capítulos más que el día de ayer, ¿qué es lo que hemos ganado? Te acuerdas del sueño del soldado que se enfrentó al enemigo, y luego se acordó que había dejado su espada en la mesa. Pues así es como nos agarra el enemigo si sólo leemos la Biblia y no meditamos en lo que dice. Ponte a pensar: aquí tenemos uno que lee diez capítulos en carrera y sale al trabajo, otro lee un solo versículo, medita en lo que dice, y piensa en formas en que puede utilizar lo que ha estudiado. ¿Cuál de estos dos crees que va a estar más listo a la hora de un enfrentamiento con Satanás? Probablemente el que leyó los diez capítulos, tuvo que poner más marcas en su Biblia para acordarse del lugar dónde había dejado de leer; por abarcar mucho, no logró captar nada. Pero el que meditó y pensó en maneras de cómo utilizar lo que había aprendido, podrá usarlo para atacar y defenderse. Nuevamente no estoy diciendo que es malo leer grandes porciones de las Escrituras, yo lo hago, pero si eso es todo lo que hace uno, entonces sería preferible estudiar un solo versículo y ponerlo en práctica, que toda la Biblia y no practicarla. Debemos practicar lo que las Escrituras dicen, para que el enemigo no pueda usar nuestra arma en contra de nosotros. Imagínate si estamos atacando el pecado que una persona tiene y de repente otro, nos está tirando a nosotros con la misma Palabra de Dios, debido al pecado que nosotros estamos cometiendo. Por eso es que debemos sacarnos la viga de nuestro ojo, antes de sacar la paja que está en el ojo del otro. Hay muchas personas que usan la Biblia para aconsejar a otros, pero no la utilizan para gobernar sus propias vidas. Debemos acordarnos de que seremos medidos con la misma vara con que medimos. Si practicamos lo que nos dice la Biblia pronto llegaremos a ser los obreros que Dios quiere que seamos; obreros que no tienen de qué avergonzarse. ¡Qué triste! Ya se nos ha acabado nuestro tiempo. Pero ¿sabes qué? Siento que el tiempo que hemos pasado juntos hoy, ha sido de mucho provecho. No nos olvidemos de mantener nuestra Biblia cerca de nosotros, tan cerca como nuestra mente y nuestro corazón. No nos alejemos de su enseñanza, y acordémonos también de poner en práctica lo que nos enseña, haciendo los cambios necesarios que tenemos que hacer, para llegar a ser soldados poderosos en el ejército de nuestro Señor Jesús. Eso va a requerir mucho esfuerzo y solos, no lo vamos a lograr; así que. Vamos a orar. Padre, tú eres el único quien puede ayudarnos en hacer los cambios que tenemos que hacer en nuestras vidas. Nuestro enemigo es poderoso, pero tu Palabra es aún más poderosa que Él. Tócanos en lo más profundo de nuestro ser, concernientes a nuestra relación con tu Palabra, danos una sed que no se apague por estudiarla y practicarla. Padre, esto es necesario para el engrandecimiento de tu reino aquí en la tierra. Pedimos que nos hagas oidores y hacedores de tú Palabra, por la causa de Jesús y en su nombre, te lo rogamos. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ene 05, 2023
El Guerreros Y Su Biblia

El Guerrero Debe Utilizar Su Arma
Supongamos que un león feroz se ha escapado del zoológico. Ya ha atacado a varias personas, dejándolas muertas o gravemente heridas. Sobre todas las estaciones radiales se ha dado la noticia de que los habitantes del sector deben estar preparados hasta que atrapen al animal. Tú sabes que en el armario tienes una escopeta, pero en preparación de la defensa de tu familia, en contra de este león salvaje y hambriento, tú comienzas a colocar trampas para ratones, en todas las puertas y ventanas de tu casa.   Ya te hice reír, ¿verdad? Es totalmente ridículo, pensar que alguien intentaría defenderse contra un león, con trampas para ratones. A lo mejor, ni cosquillas le harían. Pero no he dado esta ilustración para hacerte reír. Si no, para que meditemos en lo que hacemos nosotros los cristianos. La Biblia nos enseña que nuestro enemigo el diablo, anda como un león rugiente, buscando a quién devorar. Ya hemos visto en nuestros dos estudios anteriores, que nuestro Señor nos ha dado un arma potente. Así es; la Biblia. Sin embargo, ¿sacamos la Biblia para defendernos en contra de nuestro enemigo feroz? Claro que no. ¿Sabemos disparar nuestra arma? Claro que no. ¿Estamos preparados? Claro que no. Y por esa razón, es que siempre salimos ensangrentados al entrar a la batalla con Satanás. Si no fuera por la pura gracia y misericordia de Dios, Satanás hubiera acabado con nosotros desde hace tiempo. Y todo porque todavía no hemos aprendido cómo utilizar el arma que Dios nos ha dado para defendernos; mucho menos atacar. De nada sirve que tengamos una Biblia sino la sabemos utilizar. Como señalamos en nuestro estudio pasado, la Biblia no tiene poderes mágicos. El hecho de que la leves contigo en el carro, no significa que no vas a tener un accidente. El hecho de que la tengas en casa no significa que no te van a robar. El hecho de que la lleves bajo el brazo no significa que no te van a golpear. ¿Por qué? Porque la Biblia sólo es el arma; es nada más un libro. Lo que hace que sea poderosa, es que contiene la Palabra de Dios. Pero si uno no vocifera esas palabras, no tiene valor alguno. Es como una escopeta sin balas. El poder de la escopeta es que dispara, pero el poder está en las balas. Lo que dañan son las balas, y si uno no tiene balas, de nada le sirve la escopeta. Sólo servirá como una fachada para engañar. Si cargas la escopeta, puede que no se te acerquen porque podrías tener balas, pero en el momento que se den cuenta que no tienes balas, te van a atacar. En ese momento, mejor tira la escopeta porque te va a ser un estorbo; tú vas a tener que salir corriendo. Y lo mismo es cuando llevamos la Biblia bajo el brazo, sin saber cómo dispararla. Vamos a 2 Corintios, capítulo 10, versículo 4, para ver lo que podemos aprender hoy, acerca de nuestra arma espiritual, que Dios nos ha dado para luchar en contra de lo malo de esta vida. 2 Corintios 10:4, dice: “Porque las armas de nuestras milicias no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”. Nosotros tenemos que entender, que a Satanás sólo le afecta lo espiritual. El diablo no es como la mayoría se lo imagina, con cuernos, una cola puntuda y un tridente en la mano. No puede uno acercársele para echarle una llave de lucha libre. No se le puede pegar un balazo. No se le puede condenar a la silla eléctrica. Muchos piensan que Satanás vive en el infierno y que las llamas no le afectan en lo más mínimo. Pero ellos están totalmente equivocados. Están equivocados porque Satanás no vive en el infierno, nunca ha estado en el infierno, y le tiene más miedo al infierno que nosotros. El infierno será lugar de tormento, donde él también pagará todas sus rebeliones en contra del Dios del Universo, y de todo lo que hay. Pero cuando se trata de la manera de vencerle nosotros, tenemos que comprender que él no es carne y hueso como nosotros. El diablo es espíritu, y si queremos vencerle, tenemos que utilizar armas espirituales. Y la Biblia, acompañada de oración, son las dos armas que más daño le causan. Y si no las usamos para defendernos y para atacarle, estamos golpeando al aire, nada más; estamos perdiendo nuestro tiempo. Nuestro Señor Jesús supo cómo vencer al diablo. Él no perdía tiempo; en cuanto el diablo salía a tentarle, Jesús inmediato vociferaba las palabras: “Escrito está”, y el diablo se tenía que alejar de Él. El diablo no nos tiene miedo a nosotros. Él no respeta nuestras palabras, pero sí respeta las palabras de Dios, su Creador. Y ante su fuerza, se humilla y tiembla, y es por eso que nosotros debemos pronunciar la Palabra de Dios, y no intentar intimidar al diablo con nuestras palabras vacías y sin poder. Ni siquiera tiene sentido que nosotros intentemos enfrentarnos a Satanás, sin un arma potente con la cuál defendernos. Lo único que hará el diablo en ese caso, es reírse de nosotros y dejarnos tendidos, porque nosotros en nuestro poder, no somos reto para él. Así que, cuando nos enfrentamos al diablo, necesitamos utilizar nuestra arma, la Biblia, para herirle. Al usar la Biblia, y dispararle contra el mal, necesitamos asegurarnos de tener cuidado a dónde apuntamos. Necesitamos practicar muchísimo, para llegar a ser francotiradores. Muchos de nosotros disparamos nuestras Biblias, pero sólo tiramos al vacío. ¿Quién sabe a dónde va a ir a caer esa bala? Cuando un terrorista ha capturado un rehén, entonces ha llegado el momento de llamar a un francotirador. No se llama a cualquier persona porque está de por medio la seguridad de la víctima inocente. Una persona que no es experta en disparar su arma podría herir o matar a la víctima, sin dañar al terrorista. Muchas veces nosotros hemos herido y matado a víctimas inocentes, sin causarle daño a Satanás. El diablo tiene control de alguien y nosotros llegamos con la Biblia y en vez de dispararle al diablo, matamos a su rehén. Nunca las Escrituras deben ser utilizadas en contra del pecador, sino en contra del pecado. El enemigo es el pecado, no el individuo. Y nosotros tenemos que aprender a ser francotiradores espirituales, tirando para librar, y no tirando para matar. Esta enseñanza es especialmente dirigida a mí persona. En más de una ocasión, yo he utilizado la Palabra de Dios para volar en pedazos a hermanos en la fe, disparándole sin misericordia, y hasta gozándome al ver el dolor en sus rostros. Arrastrándose en frente de mí, han pedido clemencia, pero sin amor, yo les he pegado el tiro de gracia, enviándolos al olvido, y según yo, como un buen siervo del Señor. Pero la realidad, es que he servido como un instrumento del enemigo, para acabar con hermanitos, quienes necesitaban de mi ayuda. Hoy lo que hago es dispararle al enemigo y al pecado con la intención de librar a mis hermanos de las garras del error, poniéndolos en libertad con la verdad. Porque la Palabra de Dios dice que, cuando conocemos la verdad, ella nos hará libres. No fue por accidente que llegué a comprender todo esto, lo que sucede es que mientras más me profundizo en el estudio de la Palabra de Dios, al llegar a conocer mejor el arma que Dios me ha dado, He llegado a ser experto. El espadachín no es experto, la primera vez que levanta su espada, pero entre más práctica, entre más la usa, se vuelve profesional. ´ Hay muchos cristianos que no somos profesionales ni expertos, porque mantenemos nuestras espadas envainadas. De vez en cuando, casi siempre en domingo, la sacamos, le quitamos el polvo y la volvemos a guardar. Pero esta no es la manera que uno llega a ser un guerrero que sabe usar su arma para honra y gloria de Dios. Tenemos que usarla diariamente, no sólo leerla sino aplicarla a nuestro diario vivir. Nuestro deber como hijos y soldados en el ejército de Dios, es librar a este mundo de la tiranía de Satanás. Dios nos había dado este mundo; era nuestro, pero se lo dimos a Satanás, sin él merecerlo, y es tiempo de que se lo quitemos. Pero si vamos a vencerle, tenemos que saber usar la Biblia. Vamos a orar. Padre, antes de todo, quiero pedirte perdón por las muchas veces que yo he abusado del arma que me has dado, utilizándola para herir y matar a personas inocentes. Te suplico que me des sabiduría para usar tu Palabra correctamente. Te suplico que tomes el estudio de hoy y que nos libres por las verdades que han sido proclamadas, en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ene 04, 2023
El Guerreros Y Su Biblia

El Guerrero Debe Conocer Su Arma
¿Qué tipo de relación tienes tú con la Biblia? Esta pregunta es muy importante para el que tiene deseos de seguir a Jesús, porque el éxito de su misión en esta vida dependerá de su relación con las Escrituras. Debemos recordar que la Biblia es una de las armas espirituales que tenemos a nuestra disposición, para pelear en contra de las fuerzas que quieren destruir al hombre, por ser la corona de los que Dios ha creado. Las otras armas son: oración, compañerismo con otros creyentes y nuestro testimonio. Pero aún nos damos cuentas de estas armas por el estudio de la Palabra de Dios. Así que, la fuerza del guerrero del Señor será en exacta proporción a su capacidad de manejar, conocer y practicar las Escrituras. Y es por eso que te pregunto: ¿Qué tipo de relación tienes con la Biblia?   En nuestro estudio pasado, vimos que la Biblia es la mejor arma porque viene de Dios; vimos que es un arma de justicia y que no debe ser usada para mal; y, para terminar, pudimos observar que las Escrituras, es un arma que capacita al guerrero para todo lo que pudiera salir a su encuentro en este mundo. Hoy vamos a continuar hablando de la relación entre el guerrero de Dios y la Biblia, porque siento que es necesario hacer énfasis, en el hecho de que el mejor guerrero, es el que sabe cómo estudiar y poner en práctica lo que la Biblia enseña. Todos hemos visto películas en donde vienen los marcianos a terminar con los habitantes de la tierra. De repente, uno de los marcianos bota su pistola rayo láser y uno de los nuestros la levanta, pero no la puede utilizar en su defensa pues, no la sabe operar. Tranquilamente el extraterrestre viene, le quita el arma y lo extermina; y todo porque no supo utilizar el arma. Muchas veces los cristianos somos así. Cargamos la Biblia bajo el brazo, la llevamos donde quiera que vayamos, pero no sabemos usarla. ¿De qué nos sirve llevarla si no la sabemos utilizar? La Biblia en sí, no tiene poderes mágicos. Hubo un tiempo cuando trabajé con algunos cubanos refugiados que estaban en unas instalaciones del ejército de los Estados Unidos, en el estado de Arkansas. Tuve la oportunidad de llegar a las instalaciones y predicarles la Palabra, y trabajar con ellos por unos cuantos meses. Les dábamos Biblias, tratados e himnarios, con el fin de alcanzarlos para Cristo. Algunos de ellos, tomaban las hojas finas de la Palabra de Dios, y usaban las páginas para enrollar cigarros. No me acuerdo de que ninguno de ellos muriera por hacerlo. Y sólo uso este ejemplo, para comprobar que la Biblia en sí, no tiene poderes. El hecho de que cargues la Biblia no significa que no te van a asaltar. Lo importante de las Escrituras es que, cuando practicamos lo que enseña, cosas suceden. Es cuando la pronunciamos, que las almas se salvan. Es cuando meditamos en lo que dice Y cuando obedecemos lo que dice, que llegamos a crecer espiritualmente. Y sólo así, es que se le puede sacar provecho. Espero que no me mal intérpretes. La Biblia es algo que debe ser respetado, pero no por su forro, ni por las páginas, sino por las palabras que están escritas en ellas. Porque las palabras que están escritas en las páginas de la Biblia son de Dios. Mostrar una falta de respeto para la Biblia, es mostrar una falta de respeto para Dios, y lo que Él dice. Vamos en nuestras Biblias, a Mateo 22:29, para leer unas palabras que Jesús dirigió a los religiosos de su día; dice: “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios”. Muchas personas hoy día están equivocadas en cuanto a la manera en que viven, sencillamente porque no saben lo que la Biblia enseña. Escuchan consejos de muchas diferentes personas, ignorando los consejos de Dios. Por esa razón es que nuestro mundo, se encuentra en su presente estado. Un estado de caos, un estado de desesperación y confusión, y todo se debe, a que el hombre ha deseado ignorar a Dios, y lo que el Creador del universo tiene que decir. Lo triste es que, muchos de los hijos de Dios, ignoran sus enseñanzas, y todo esto se debe a que tiene pereza de estudiar la Palabra de Dios. ­ ¡No conocen su arma! En nuestro estudio hoy, quiero hacerle notar algunas cosas que podemos hacer, para conocer mejor la Biblia. Quizás algunas de estas cosas suenen un poco infantiles. Sin embargo, servirán para que todos los hijos de Dios, grandes y pequeños puedan manejar bien el arma, que Dios nos ha dado para utilizar en nuestra lucha en contra de Satanás. Uno de los mejores métodos de llegar a conocer la Palabra, es por medio de jugar. Conste que, cuando digo jugar, no estoy diciendo faltar respeto. Hay muchos juegos bíblicos que son útiles para aprender la Palabra. En cuanto a conocer el orden de los libros, uno puede jugar esgrimas. En este juego, se escoge a una persona para que diga una cita; por ejemplo: Juan 12:12, y los demás lo intentan encontrar. El que lo encuentra primero gana. Los participantes, aprenden a localizar las citas con facilidad y se divierten al mismo tiempo. ¿Nunca te has fijado, que a veces el predicador da una cita y luego las personas no escuchan el mensaje por estar buscando la cita? Este juego, ayuda a la persona a encontrar sin dificultad las citas. Y claro está, que existen otros juegos, que también son muy eficientes, en ayudar al individuo a manejar su espada. Otra cosa que nos ayuda a conocer mejor las Escrituras es un estudio personal usando los pasos de observación, interpretación y aplicación. Lo que uno tiene que hacer es, escoger un versículo que desea estudiar, y luego analizar el versículo, usando estos tres pasos. En el paso de observación, uno simplemente anota los puntos principales del versículo, pero con sus propias palabras. En interpretación, uno escribe lo que piensa que el versículo está dando a entender. Y en el paso de aplicación, uno anota maneras en que puede salir y utilizar el versículo para ponerlo a práctica. Es algo sumamente sencillo, pero muy valioso. Una cosa más que podemos hacer, es llevar lápiz y papel a los servicios para anotar cosas nuevas que dicen los maestros, pastores y predicadores. A veces, estos dicen cosas y pensamos: “Yo quiero investigar eso, un poco más a fondo”. Pero luego se nos olvida por no haber tomado notas, cuál era la cita o qué era lo que estaba hablando. Aun cuando estamos escuchando programas como el de hoy, tú vas a intentar acordarte de todas estas ideas que te estoy dando, y no vas a poder. Pero si hubieses tenido lápiz y papel, no tendrías problema. Todas estas cosas son útiles para ayudarnos a mejorar el conocimiento y el manejo de nuestra arma. Para terminar, permítame hacer una observación más. Y quiero repetir esto, aunque hablé un poco de ello en nuestro pasado estudio. Cuando estamos estudiando la Palabra de Dios, no podemos torcer su significado para que diga lo que nosotros queremos que diga. Debemos asegurarnos de tomar en cuenta el mensaje total de la Biblia, sino vamos a mal interpretarla. Para darles un ejemplo, quiero citar Hechos 16:31, dice: “Cree en el señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa”. En primer lugar, déjame decirte que cuando dice casa, no se refiere a cuatro paredes, un piso y un techo; se refiere a su familia. Sin embargo, tampoco estaban diciendo que toda la familia del carcelero, eran salvos, sólo porque él había creído en Jesús. Lo que está indicando es que, la familia tiene una mejor posibilidad de ser salvo, ya que el jefe de familia ha entregado su vida a Jesús. ¿Cómo se yo esto? Porque en otras partes de la Biblia nos enseña que la salvación es algo personal. Nadie puede ser salvo por otra persona. Cada quien tiene que dar cuenta de sí mismo ante Dios; así que Pablo y Silas estaban diciendo lo siguiente: “Si tú crees en Jesucristo, serás salvo. Y si tu familia cree, ellos también serán salvos”. Bueno, quisiera continuar, pero el tiempo se nos ha acabado. Así que, vamos a orar. Padre, queremos darte las gracias por tu Palabra y por lo mucho que significa para nosotros. Te pedimos que nos ayudes a comprenderla mejor. Danos un deseo sincero y profundo de estudiarla. Reconocemos que, si te vamos a agradar, tenemos que vivir de acuerdo a los principios establecidos en la Biblia, y no podemos entender estos principios, a menos de que seamos verdaderos estudiantes de las Escrituras. Así que, ayúdanos por favor, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ene 03, 2023
El Guerreros Y Su Biblia

La Biblia, El Arma Del Guerrero Cristiano
Mayormente cuando oímos la palabra cristiano, nos pintamos una imagen de alguien humilde y tierno, alguien quien habla con suavidad sin alterar la voz, alguien quien nunca se enoja por mucho que le intenten hacer perder el control. Estoy de acuerdo en que el cristiano debe ser una persona pacífica y controlada, pero no por eso vamos a pensar que es débil; no por eso vamos a pensar que podemos abusar de él a nuestro antojo y que no se defenderá. Lo que sucede es que el cristiano, pelea de una manera muy diferente, porque ha reconocido que la lucha que tiene no es tanto física, como espiritual. De hecho, cuando hablamos de verdaderos cristianos, estamos hablando de hombres y mujeres sin igual, no de personas dejadas y lentas, sino de verdaderos guerreros de Dios, que no doblarán rodillas a este mundo por ningún motivo. Estos guerreros tienen un arma muy potente, para ayudarles en su lucha espiritual; se llama: La Biblia, y es la Palabra de Dios.   En los siguientes cinco estudios, quiero que nos concentremos, en la relación que debe haber entre el guerrero de Dios y su arma, la Biblia. Vamos a observar que el guerrero debe conocer bien su arma. Vamos a hablar acerca del uso que el guerrero debe darle a su arma, para volverse experto en su manejo. Y también, vamos a meditar sobre lo que sucede, cuando el guerrero se aparta de su arma. Yo me considero un guerrero del Señor Jesucristo y puedo dar testimonio de que la Biblia ha sido indispensable para mi crecimiento espiritual. De hecho, yo no estaría donde estoy hoy, sino fuera por el lugar que la Biblia ocupa en mi vida. Lamentablemente, hubiera querido haber iniciado el manejo de la Palabra de Dios a una edad más temprana. Esto tal vez pudiera sonar ridículo, porque he tenido una Biblia desde que podía caminar.  Sin embargo, la tenía envainada. No sabía estudiarla, no sabía cómo usarla; por lo consiguiente, sólo era un adorno que llevaba conmigo cada vez que iba al templo. Acepté el llamado a predicar el evangelio a la edad de 16 años, prediqué muchos mensajes, sin saber utilizar bien la Palabra de Dios. Cometí muchos errores también, por ignorar cómo manejar mi arma. Y no fue hasta que tuve la edad de 21 años, que alguien me indicó ejercicios para profundizarme en el arte de esgrimas bíblicas. Desde ese tiempo, mi Biblia ha dejado de ser un adorno, es mi constante compañero, quien me permite avanzar en esta vida, conquistando terreno para mi Señor Jesús, y así hacer mi parte por engrandecer el reino de Dios. Si tienes tu Biblia, vamos a 2 Timoteo, capítulo 3, para leer los versículos 16 y 17. A lo mejor ya lo tienes memorizado, 2 Timoteo 3:16-17, dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Quiero que observemos tres cosas importantes acerca de nuestro texto, concerniente a nuestra arma. En primer lugar, quiero que entendamos que lo que hace que la Biblia sea tan poderosa, es el hecho de que viene de Dios. En segundo lugar, quiero que notemos que la Biblia es un arma de Justicia. Y, en tercer lugar, quiero que nos fijemos en el hecho de que el guerrero que la sabe manejar bien, estará preparado para cualquier misión que Dios le entregue. Lo que hace que la Biblia sea tan efectiva en la lucha contra Satanás, es porque viene de Dios. Nuestro texto dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios”. Notemos que no sólo una parte de ella es inspirada por Dios, como algunos quieren hacernos creer, sino que cada palabra de ella es inspirada por Dios. Y debido a esta realidad, es que la Biblia tiene tanta potencia. Tú y yo podemos hablar todo lo que deseamos, sin tener ningún efecto en la vida de otras personas, pero no así las Escrituras. Cuando la Palabra de Dios es pronunciada, algo va a pasar. Jesús reconoció el valor de las Escrituras. En cierta ocasión, nuestro Señor fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser exclusivamente tentado por el diablo. Después de cuarenta días y noches sin haber probado comida, Satanás se presentó a Jesús, quien estaba físicamente débil. En ese momento intentó aprovecharse de nuestro Señor, tentándole de tres diferentes maneras. En cada una de las tentaciones, Jesucristo le venció. ¿Cómo? Por medio de pronunciar la Palabra de Dios. Cuando Satanás tentaba a Jesús, el maestro divino le contestaba: “Escrito está, escrito está, escrito está”. Claro que no era suficiente con el sólo decir “escrito está”. Lo que sucede es que Jesucristo realmente creía lo que el Padre decía, y creía tanto, que prefería obedecer la palabra, que entregarse a las pasiones y lujos que el diablo le ofrecía, en un momento cuando entregarse hubiera sido lo más lógico, desde el punto de vista humano. ¿Qué hizo Satanás? Tuvo que huir ¿Por qué? Pues, porque el diablo no puede contra la poderosa Palabra de Dios. La Biblia no es un arma que debe ser usada para mal. Nuestro texto dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. La Palabra de Dios es un instrumento de justicia. Habrá personas quienes intentarán torcer la Palabra de Dios. Usarán porciones de ellas tomando palabras y pensamientos fuera de contexto, para intentar justificar sus maldades. Pero lo único que sucederá, es que la Biblia misma regresará para condenar a la persona quien la está usando mal. Notemos que nuestro texto dice: “Toda la Escritura”. No está bien que una persona acepte sólo ciertas porciones de la Palabra por conveniencia. Uno tiene que tomar en cuenta el mensaje completo de las Escrituras. No podemos aceptar la parte que nos enseña, que Jesús nació de una Virgen, y rechazar la parte que dice que Él es el único mediador entre Dios y los hombres. No podemos aceptar la parte que enseña que Dios es amor, pero rechazar la parte que dice que Él es justo y que debe castigar el pecado. No podemos aceptar la parte que habla del cielo, e ignorar la parte que enseña acerca del infierno. Cuando estudiamos la Palabra, tenemos que tomar en cuenta su mensaje completo, y no sólo las partes que nos convienen. Y esto nos trae a nuestro tercer y último punto. El guerrero que sabe utilizar bien la Biblia será apto para cualquier misión. En cierta ocasión, Jesús les dijo a los religiosos de sus días, que ellos cometían muchos errores por causa de ignorar las Escrituras y el poder de Dios. Los religiosos en los días de Jesús eran muy buenos para inventar sus propias leyes, añadiendo una gran lista de asuntos a los diez mandamientos. Pero estas cosas no eran bíblicas. Y por observar estas leyes en vez de la que Dios había establecido, llevaban lejos a sus seguidores, ganándose el título de: ciegos, guía de ciegos. La persona que tiene una buena relación con la Palabra de Dios estará preparada para enfrentarse a los asuntos de la vida. Cuando digo una buena relación con la Palabra, hablo de amarla, estudiarla y poner lo que enseña en práctica, en el diario vivir. Hay muchas personas que leen la Biblia, pero no la estudian. Lo que vale no es la cantidad que uno lee, sino lo que uno asimila y pone en práctica. Habiendo tantas opiniones en nuestro mundo, ¿cómo es que uno puede saber quién está en lo correcto? La respuesta es sencilla. La persona que está en lo correcto es aquella que tiene como su base, la Palabra de Dios. Cuando una persona enseña algo que contradice las Escrituras, esa persona está en el error, y la mejor persona capacitada para sacar a este individuo del error, es la que tiene conocimiento de la Palabra de Dios. ¿Qué clase de relación tienes tú con la Biblia? Vamos a orar. Padre, gracias te damos por nuestro estudio hoy. Gracias por la Biblia. Reconocemos que hay tantas injusticias en esta vida, y estamos tan agradecidos de no tener un arma de justicia que podemos utilizar en contra de ellas. Suplicamos que tu Espíritu nos motive a estudiar tu Palabra, y vivir de acuerdo a tu Palabra, para que podamos hacerle frente a esta vida, por el bien de aquellos quienes no te conocen. Todo esto te lo pedimos, en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ene 02, 2023
Trabajando Unánimes

¿Cómo Asegurarse De Cooperar?
Seguro está, que, si deseamos terminar bien, tenemos que comenzar bien. Grandes cantidades de dinero han sido desperdiciadas por personas que iniciaron la construcción de un edificio, sin planear bien, para tener luego que derrumbarlo todo, sencillamente porque no servía. Lo mejor hubiera sido sentarse, tomar las cosas con calma, y pensar las cosas una por una, hasta saber exactamente lo que se iba hacer. De esta manera se hubiera podido tomar en cuenta los puntos positivos y negativos, para realizar un mejor trabajo.   Las cosas no pueden hacerse de una sola vez; hay que hacerlas paso por paso, asegurándose de que todo está bien establecido, antes de continuar. Una persona no abre de una sola vez, una cadena de fábricas. Primero establece una fábrica, se asegura de que funciona, y luego abre otra. Pero si la primera no funciona, no toma el paso número dos, antes de fijarse en lo negativo del negocio para hacer mejoras. Lo mismo es en la vida cristiana, a veces nos lanzamos a hacer cosas sin fortalecernos primeramente en el Señor. Todos hemos visto como algunas denominaciones entran a algún lugar, edifican un enorme y precioso templo antes de tener gente con que llenarlos. Pocos meses después, tienen que venderlo a un negocio, sencillamente porque no pudieron pagar los gastos del mantenimiento del edificio. Mejor les hubiera sido comenzar en una casa, por humilde que fuera, y una vez que tuvieran gente, ir edificando de acuerdo al crecimiento de su congregación. Realmente es inteligente tomar los pasos debidos y hacerlos uno por uno. En nuestros pasados estudios, hemos estado hablando acerca de trabajar unidos, porque ese es el deseo de nuestro Señor. Hemos visto que, si vamos a conquistar el mundo para Cristo, vamos a tener que vencer esta montaña de egoísmo, que existe entre cristianos. Vamos a tener que reconocer que Jesús está al tanto de lo que hacemos. Vamos a tener que reconocer que el mundo nos está viendo y necesita una imagen clara de lo que realmente es el cristianismo. Vamos a tener que agarrar la visión de lo que podríamos hacer si trabajáramos unidos. Y vamos a tener que asegurarnos de cooperar con el plan de nuestro Señor. De este último paso es que quiero que hablemos hoy, porque es importante que tú y yo entendamos que es nuestra responsabilidad delante de Dios, cooperar con el plan de Jesucristo, no importa lo que a nosotros nos parezca mejor. Antes de continuar, quiero que vayamos a nuestro texto en Juan, capítulo 17, para leer los versículos 20 y 21; dice así: “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Quiero que nos fijemos en la urgencia de ser uno. Jesús quiere que seamos uno. Y para que esto pueda suceder, es sumamente necesario que nosotros cooperemos. Sin nuestra cooperación, nunca llegaremos a ser uno. Y eso nos trae a nuestro problema. ¿Qué tenemos que hacer para asegurar nuestra cooperación? Y es aquí donde yo tengo que especificar la urgencia de este estudio. En realidad, no importa si has estado de acuerdo con todo lo que he enseñado en estos programas radiales. Todos tenemos derechos a discrepar en nuestras opiniones, pero de algo podemos estar seguros, sólo tú y yo sabemos si estamos bien con Dios o no. Yo no voy a hacer las cosas sólo porque veo a otras personas hacerlas así. Yo quiero asegurarme de que yo estoy permitiendo al Espíritu Santo dirigirme, sin importar lo que digan los demás. Pero para que el Espíritu Santo pueda dirigirme en lo correcto, yo tengo que basarme en algo, y ese algo es la Palabra de Dios. Si nosotros estamos siguiendo las enseñanzas de una persona, tenemos que estar seguros de que esa persona pueda basar sus enseñanzas sobre algo sólido, y lo único sólido que tenemos, es la Biblia. Y tú puedes estar seguro de que el Espíritu Santo no te llevará en contra de lo enseñado en las Escrituras, porque Él mismo inspiró lo que está dicho en ellas. Ahora, ¿vamos a respetar esos versículos, o no? ¿Vamos a cooperar con la enseñanza y el plan de Jesús? O vamos a decir: “No me importa lo que dice, yo siento esto y voy a hacerlo porque sale de mí el hacerlo”. Recuerda que también la Biblia nos enseña a saber discernir entre espíritus. De una cosa puedes estar seguro, el Espíritu Santo no te hará hacer algo que va en contra de su misma Palabra, y si Él establece reglas, Él quiere que sean obedecidas. El ir en contra de estas reglas, no es estar lleno del Espíritu Santo; esto es ir en contra de Él; esto no es cooperar con Él. Todo esto lo he dicho porque, si va a haber cooperación entre nosotros, debemos tener como base principal, la Palabra de Dios. No vamos a jugar de acuerdo a mis reglas, ni las tuyas. Vamos a cooperar siendo obedientes a los principios establecidos en la Biblia. Por eso es que Jesús nos dice que escudriñemos las Escrituras. A los saduceos les dijo en Mateo 22:29, “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios”. Uno puede leer las Escrituras y ser ignorantes de lo que enseña. Los saduceos eran estudiantes de las Escrituras, pero ellos eran ignorantes en cuanto a ciertos principios señalados. El problema que tenemos los cristianos es que conocemos un poco acerca de las Escrituras, pero somos ignorantes acerca de esto. Acordémonos de los hermanos de Berea, y lo que la Biblia dice acerca de ellos en Hechos, capítulo 17, versículo 11, “que ellos eran más nobles, que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, para ver si estas cosas eran así”. O sea, que esos hermanos escuchaban atentamente, pero ellos no iban a aceptar lo que uno decía, simplemente porque sonaba bonito. Ellos iban a ir a las Escrituras, para ver si se podía respaldar la enseñanza con la Palabra de Dios. Lo que estoy intentando establecer, es que, si vamos a asegurar nuestra cooperación en contestación a la oración que Jesús hizo por nosotros, vamos a tener una base principal sobre la cual pararnos, y esa base debe ser la Palabra de Dios. Escucha los que dice Apocalipsis 12:11, en cuanto a nuestra lucha en contra de Satanás: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Notemos que, en primer lugar, estamos unidos por la poderosa sangre de Cristo Jesús, de ello no hay duda. Pero la siguiente cosa que vemos, es que vencemos por la palabra de nuestro testimonio. Y, ¿por qué es tan poderosa la palabra de nuestro testimonio? Pues, porque se basa en la palabra de Dios. Nosotros damos testimonio de que la Biblia es la verdad, y las enseñanzas establecidas en la Biblia, son las que debemos pronunciar en palabra y en hechos. Y, ¿cuál fue el tercer punto para vencer al enemigo? Menospreciaron sus vidas hasta la muerte. No hay lugar para orgullo y envidia dentro del cristianismo. Nosotros necesitamos recordar que lo único importante es que Cristo viva su vida en la nuestra, porque nuestra vida le pertenece a Él. Así que, si veo que estoy equivocado en mi forma de pensar, debo crecer espiritualmente y cambiar, para así asegurar mi cooperación, para el avance del reino de Dios. Vamos a orar. Padre, te suplicamos que nos ayudes a entender la urgencia del estudio de hoy. El Diablo ha descendido sobre nosotros con gran ira, sabiendo que su tiempo es corto. Ayúdanos a ser diligentes en cooperar con los principios establecido en tú Palabra, para así poder ser uno. Es importante que el mundo crea que tú enviaste a Jesús, para ser el Salvador. Ayúdanos porque te lo suplicamos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 30, 2022
Trabajando Unánimes

Lo Que Sucede Cuando Somos Uno En El Señor
Siempre he sido amante de las películas del viejo Oeste. Me he imaginado en varias ocasiones montado en un caballo con mi Biblia dentro de mis alforjas, llevando el evangelio de pueblo en pueblo, anunciando las verdades de Dios, en los pueblos más perversos que podían existir. En mi imaginación, siempre tengo dos pistolas plateadas con cachas de perla, amarrada a mi cintura. Nunca las uso, pero allí está. Mucha película, ¿verdad? Las películas de vaqueros que más me gustan son aquellas donde unos bandidos tienen subyugados a la población. Los bandidos hacen las cosas a su antojo, sin que nadie los detenga, hasta que, por fin, entra un extranjero al escenario. Éste decide pararse contra la injusticia, y finalmente nos encontramos en los últimos momentos de aventura, con el bueno caminando en medio de la calle, listo para enfrentarse a todos los bandidos juntos. En esos momentos, nosotros nos preguntamos: “¿Y no hay algún valiente en el todo el pueblo que le ayude? Seguramente lo van a matar, pues no puede a solas en contra de tantos”. Cuando pensamos que todo está perdido, de repente vemos que uno de los poblanos se anima, y sale a juntarse con el valiente de la película. De repente sale otro, seguramente avergonzado de ser tan cobarde; y en cosas de segundos, salen los demás. Y en vista del cambio de eventos, los malos huyen de la presencia del bien. En ese momento suspiramos alivio y sentimos un calorcito bonito por dentro. Nuevamente vimos fuerza en la unión.   Hemos estado estudiando acerca de trabajar unidos. Y hoy deseo que nos imaginemos lo que acontecería, si es que todos nos uniéramos en nuestra lucha contra el mal, para avanzar el reino de Dios. Pero antes de hacer esto, vamos a nuestro texto, en el libro de Juan, capítulo 17, para leer los versículos 20 y 21. Dice así: “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Siempre quiero hacer énfasis en el hecho de que Jesús desea que trabajemos unidos. Nunca ha sido su intención de que trabajemos a solas. Por eso es que Él, constituyó a su iglesia. La intención es que, entre todos, llevemos a cabo la obra que Él nos ha encomendado. Si una sola persona pudiera llevar a término la gran comisión, el Señor mismo lo hubiera dicho, durante su ministerio personal aquí en la tierra. Sin embargo, una sola persona en cuerpo físico no puede cumplir la tarea, por esa razón es que debemos trabajar unidos. No habría ningún problema en conquistar al mundo para Cristo, si cada cristiano se uniera a los demás para llevar a término nuestra misión. Si fuéramos unidos en nuestros esfuerzos, tendríamos una fuerte y sana representación de lo que es el verdadero cristianismo. Tendríamos la ayuda económica que se requiere para propagar el evangelio al mundo y además de todo esto, la ayuda espiritual que se tiene que tener para hacerle frente al enemigo, de la humanidad. Cuando nos unimos, damos una clara representación de lo que es la persona de Cristo Jesús. Como discípulos de Él, nuestra meta es morir a nuestros deseos, y adaptar el deseo suyo, el cual es: hacer la voluntad del Padre. Cuando nuestro deseo es hacer la voluntad del Padre, sobre todas las cosas, entonces daremos una buena representación de lo que es Jesús. El mundo podrá ver este ejemplo y glorificará a Dios por ello. Pero lo malo está en que tengamos confundidos al mundo por mal representar a Jesús. Cuando tenemos a un discípulo haciendo la voluntad del Padre, y otro discípulo haciendo su propia voluntad, y ambos están diciendo que son discípulos de Jesús, esto confunde a los del mundo, y no saben a cuál de los dos creerle. Cuando habemos cristianos peleando entre nosotros por asunto de denominación, diciendo que somos los únicos que estamos en la verdad, lo que el mundo ve es un montón de personas llenas de odio, diciendo ser cristianos, pero mostrando todo lo contrario. Aún dentro de denominaciones, existe la diferencia de opinión sobre ciertas cosas, debido a la falta de experiencias y educación del individuo en asuntos espirituales. Pero hermanos, por favor, estas cosas deben ser discutidas entre nosotros mismos, de una manera educada y cristiana. No frente a un mundo que no conoce a nuestros Salvador, y que cada día se confunde más debido a nuestra falta de amor. Porque mientras nosotros peleamos por ver quién tiene la razón, hay un mundo que se muere y va al infierno, escuchando las carcajadas horrendas de Satanás. Recordemos las palabras de nuestro Señor, cuando los discípulos le dijeron que habían hecho callar a uno que andaba predicando de Jesús, pero quien no deseaba seguirles. Jesús dijo en Marcos 9:39 y 40, “No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es”. Si los que predicamos que la salvación se encuentra únicamente en Cristo, nos uniéramos como un solo ejército, siguiendo en obediencia a nuestro Señor, imagínate la representación que nuestro Señor tendría en nuestros días. ¡Sería increíble! Otra cosa que sucedería si trabajáramos unidos, sería una tremenda reserva económica para propagar el evangelio. He oído a gran cantidad de Pastores decir que, si el cien por ciento de los miembros de nuestras congregaciones diezmaran, podríamos acabar con el hambre en el mundo. ¡Imagínate! Lo triste es que, si en nuestras iglesias individuales no podemos lograr esto, ¿cómo vamos a poder lograrlo a escala mayor? ¿Qué es lo que se necesita? Se necesita cooperación, el trabajar unidos. Por eso es que Jesús pidió nuestra unión en su oración al Padre. Imagínate los institutos bíblicos, los programas por televisión y radios, las Biblias y los Tratados y la gran cantidad de misioneros que podríamos enviar por todas partes del mundo, si tan sólo tuviéramos los recursos. Ustedes no pueden imaginarse los gastos que este programa tiene, sencillamente para llevar el evangelio a tu zona. Yo no tengo la cantidad de dinero que se necesita para costear estos gastos. Yo no tengo lo que se necesita para costear los gastos de una sola estación. Pero ¿sabes qué? Hay hermanos que te aman a ti, aún sin conocerte. Aman la obra del Señor y quieren ver el avance de su reino. Esos hermanos son quienes apoyan, con sus recursos económicos, para que tú puedas tener este privilegio. También quiero tomar tiempo aquí, para felicitar a aquellas estaciones quienes se preocupan por la obra del Señor y el sano adoctrinamiento del pueblo cristiano, además de la salvación de almas. Digo esto, porque existen estaciones quienes me han llamado, para poner El Contacto Cristiano sobre su estación. Al explicarles que me gustaría, pero que no había dinero con que patrocinar el programa, ellos me han indicado que a veces hay que hacer sacrificios, y ellos mismos han costeado el programa, para que tú puedas tener la dicha de escuchar el evangelio. ¡Qué Dios les bendiga! A ellos yo les digo, según Marcos 9:41, que por ser yo de Cristo, y por ellos haberme dado un vaso de agua, en el nombre de Jesús, o sea, tiempo en su estación, tendrán su recompensa y les aseguro que será mucho mejor, que una recompensa que yo les pudiera dar. Para terminar, permítame hacerles ver que, además de representar correctamente a Cristo, además de tener los recursos económicos que se requieren para propagar el evangelio, también tendríamos la ayuda espiritual que necesitamos para hacerle guerra a Satanás. Piensa en miles de cristianos orando unidos por la salvación de almas; piensa en miles de cristianos testificando de Cristo Jesús en los trabajos, las escuelas y sus hogares; piensa en miles de cristianos preparándonos para servir al Señor. Y ahora piensa en la cara de Satanás, si todo esto llegara a sucederse. Hermanos, por eso es que debemos trabajar unidos, cada quien, en su zona de combate, pero unidos. Este es el deseo de nuestro Señor, esto es lo que Él pidió al Padre, y nosotros debemos en obediencia, escuchar seriamente su petición. Vamos a orar. Padre, en este momento hay algo que pesa sobre nuestro corazón. Es este asunto de trabajar unidos. Necesitamos tu ayuda. Satanás ha logrado sembrar orgullo y odio entre nosotros, de tal manera que el mundo está completamente confundido. Aún nosotros, en vez de estar luchando en contra del enemigo, nos estamos comiendo los unos a los otros. Perdónanos, y muéstranos el camino de la cooperación. Ayúdanos a ser uno contigo, para honra y gloria tuya, Padre. Te lo suplicamos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 29, 2022
Trabajando Unánimes

Creerán En Jesús Por Nuestros Mensajes
Qué bueno sería, que alguien que hubiera muerto pudiese regresar para contarnos acerca del cielo o el infierno. Imagínate la fama que esta persona obtendría. Imagínate cómo cambiaría nuestra forma de pensar. Seguramente todos les haríamos caso a este individuo, cambiando nuestra forma de ser, y todo para adaptarnos a la manera de vivir como nos indicara. Pero ¿sabes qué? La Biblia nos asegura que tal, no es el caso. Las Escrituras nos señalan que, aunque alguien pudiera volver del cielo o el infierno, para hablarnos de la que habían visto, no le creeríamos. Jesús habló acerca de dos personas quienes fueron sepultados. Uno no había recibido a Jesús como salvador y el otro sí. El que había rehusado a aceptar a Cristo, era un hombre rico. El que sí había aceptado, era un pobre llamado Lázaro. El rico fue al Hades, y Lázaro fue al Seno de Abraham, conocido también como El Paraíso. Estando en tormento, el rico miró de lejos a Abraham y a Lázaro y dio voces diciendo: “Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama”. Abraham le explicó que uno no podía pasar del lugar donde estaban ellos, al lugar donde se encontraba él. Entonces el rico le dijo: “Te ruego, pues padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifiques, a fin de que no vengan ellos a este lugar de tormento”. La contestación que el rico recibió de parte de Abraham fue la siguiente: “A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos” Entonces el rico respondió: “No, padre Abraham; pero si alguno fuera a ellos de entre los muertos, se arrepentirán”. Pero Abraham contestó: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”.   Hemos llegado al tercer estudio del asunto sobre trabajar unidos. Y hoy vamos a ver una de las razones más importantes del por qué debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance para trabajar unidos. Necesitamos tomar muy en serio las palabras de padre Abraham: “A Moisés y a los profetas tienen, óiganlos”. Tenemos que comprender que, si el mundo va a llegar a conocer a Cristo, si el mundo se va a salvar de las llamas del infierno, será debido al mensaje de Cristo Jesús que nosotros profetizamos. Es nuestro deber predicar el evangelio en palabra y vida, para que nuestros amigos y parientes puedan llegar a conocer a Jesús como su Salvador. Si aceptan el mensaje serán salvos; si rehúsan creer el mensaje irán al infierno igual que el rico. Nadie va a venir del cielo, nadie va a venir del infierno para predicarles, es nuestro deber. Jesús nos hace ver esta verdad, en una oración que hace al Padre, durante su ministerio terrenal. En el capítulo 17 de Juan, versículo 20 y 21, encontramos las siguientes palabras: “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Notemos que tal, debe ser la cooperación entre nosotros, que debemos trabajar como uno, debemos ser uno en el Señor. ¿Con qué fin? El Señor contesta la pregunta con las palabras: “para el mundo crea que tú me enviaste”. Nuestro deber es predicar que Jesús es la respuesta. Nuestro deber es vivir la vida de un discípulo, poniendo en práctica las enseñanzas de nuestro maestro Jesús, para que las personas miren la vida que vivimos y entiendan que Él es el camino, la verdad y la vida, y que nadie va a llegar al cielo con el Padre, sino le reciben primero a Él como su Salvador. Puede ser que alguien no desee aceptar esta responsabilidad, por medio de señalar que no es profeta, como lo expresado por Abraham con su charla con el rico. Sin embargo, la Biblia muestra que todos somos profetas de una manera u otra. Vamos rápidamente a nuestras Biblias en 1 Corintios 14:1, para leer las palabras del apóstol Pablo, a los hermanos que componían la iglesia en Corinto. Él les dice: “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis”. El apóstol hace ver a los hermanos, que lo primero que deben hacer, más que otra cosa, es profetizar. ¿Por qué? Porque lo más importante en este mundo es la salvación de almas. Y la única manera en que las personas van a ser salvas, es por medio de la palabra nuestra, cuando anunciamos a Jesús como el Salvador: ¡Eso es profetizar! Profetizar es proclamar eventos del futuro. Hay muchas cosas que desconocemos en cuanto al futuro. Sin embargo, hay muchas cosas que podemos acertar como profetas. La más importante de esas profecías, es la que señala el regreso de nuestro Señor, y la situación de aquellos quienes le han rechazado como Salvador. Es aquí donde entra el asunto de nuestra cooperación. Es cierto que no todos tenemos el don de hablar con facilidad. Pero esa no es la única manera de profetizar. Realmente el mundo está cansado de palabras; preferiría: acción; y es nuestro deber presentar en vida, el poder que Jesús ha operado en nosotros. Los que tenemos dificultad de expresarnos, podemos hacer nuestra parte por medio de invitar a escuchar. Puede ser que tú no tengas la facilidad de predicar por la radio en un programa como El Contacto Cristiano; al mismo tiempo, yo no tengo la facilidad de decirle a los que están en tu área del mundo, cómo escuchar el programa. Pero, trabajando juntos, podemos convertir a El Contacto Cristiano, en un poderoso instrumento para el avance del reino de nuestro Señor. Yo predico y tú invitas a escuchar. Yo no puedo hacer las dos cosas; tú no puedes hacer las dos cosas. Pero si trabajamos como uno, podemos hacer algo maravilloso. Y ¿cuál es el resultado? El resultado es que, los que escuchan, oyen que Jesús fue enviado por el Padre para salvarles del pecado. ¿Te fijas? Y ¿si no nos escuchan? Pues, tenemos que darnos cuenta de que, por lo menos, nosotros hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance; y que, si no nos escuchan a nosotros, que tampoco escucharían que alguien de los muertos regresase para hacerles ver la realidad. De una cosa si podemos estar seguros, el ponernos a pelear entre nosotros mismos, no va a tener ningún resultado positivo. Mientras que nosotros peleamos, Satanás se goza, llevándose a gran cantidad de personas al infierno, debido a que nosotros no estamos viviendo una vida ejemplar delante del mundo. Precisamente por esto, es que Jesús oró por nosotros. Él sabía que iba a ser difícil para nosotros cooperar. Y que era sumamente necesario pues, por el testimonio nuestro, es que el mundo llegaría a conocerle a Él. No existe nadie sobre la faz de la tierra, que vaya a estar de acuerdo con el cien por ciento, de las cosas que yo digo o hago. No existe matrimonio que esté de acuerdo el cien por ciento. Siempre va a haber una diferencia de opinión acerca de algo; sin embargo, podemos vivir en paz los unos con los otros. Podemos continuar en nuestro crecimiento espiritual sin odio y sin guerras. Podemos explicar nuestras diferencias de opinión, cooperando para levantar en alto a Cristo, para la salvación del mundo. Y los que están en la verdad concerniente a la doctrina, pueden tener paciencia e instruir en la Palabra hasta que todos, según Efesios 4:13, “lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Esto no será fácil, si lo fuera no creo que Jesús hubiera perdido su tiempo orando por ello. Lo que sí sé, es que es el deber de cada uno de nosotros, seguir creciendo espiritualmente en la verdad. No fingiendo cosas que no son, sino viviendo lo que realmente es ante los del mundo, para que puedan ver que somos uno en el Señor. De esta manera, podrán creer. Vamos a orar. Padre, unimos nuestra voz con la de Jesús, en pedir que tú nos hagas uno, para que el mundo pueda creer que Jesús es el único quien puede salvar. Todos tenemos amigos y familiares quienes no conocen a Jesús, y Padre, muchas veces nosotros no damos el ejemplo que debemos dar. Ayúdanos a realizar la necesidad de cooperar los unos con los otros y trabajar unidos, para no ser obstáculos a aquellos quienes no te conocen. Entendemos que esto es algo que puede suceder, únicamente al ser totalmente obedientes al liderazgo del Espíritu Santo, quien mora en nosotros. Ayúdanos a ser obedientes. Te lo imploramos, en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 28, 2022
Trabajando Unánimes

La Inquietud De Jesús Sobre Nuestra Cooperación
Muchas veces me he puesto a pensar en lo tremendo que debe haber sido para los apóstoles, sentarse a los pies de Jesús y escuchar sus enseñanzas; el poder tenerle personalmente presente para pedirle consejos y obtener sus opiniones acerca del diario vivir; el ver la atención que brindaba a los enfermos y pobres; y escuchar la severidad de su voz cuando uno había hecho mal. Sin embrago, llegó el momento cuando Jesús le dijo a sus apóstoles que Él ya no iba a estar con ellos. Debe haber sido asunto difícil, el saber que Jesús ya no iba a darles órdenes específicas sobre los pequeños detalles de la vida, pero ellos iban a estar bien, porque sabían que Jesús se preocupaba por cada uno de ellos. Sabían que les iba a mandar al Consolador y comprendían que el motivo de su retiro al cielo era para prepararles un lugar para que pudieran habitar con Él por toda la eternidad. No tenían por qué dudar de su palabra, pues les había dicho que resucitarían de los muertos. Y lo hizo; ¿por qué les mentiría acerca de ir al cielo y preparar un lugar para ellos?   Ojalá pudiéramos estar seguros de que Jesús se preocupará de la misma manera por nosotros. Quizás el saber que el Señor se preocupará por nosotros nos motivaría a servirle con más devoción. Si este ha sido tu pensar, quiero decirte que Jesús sí se preocupa por nosotros, y de la misma manera en que se preocupó por sus primeros discípulos. La prueba de ello está en una oración que hizo al Padre, unos cuantos días antes de regresar al cielo. Vamos a nuestras Biblias, al libro de Juan, capítulo 17, y vamos a leer una porción de esta oración, en los versículos 20 y 21. Juan 17:20 y 21, dice así: “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Quiero que nos fijemos especialmente, en la primera parte del texto, donde Jesús dice que no ruega solamente por estos, hablando de sus apóstoles, sino también por todos los que habían de creer en Él por medio de la palabra de ellos. Así que Jesús sí se preocupa por nuestro bienestar. Sí le interesa lo que nos suceda y se preocupa por la manera en que nos comportamos ante el mundo. Se preocupa por nosotros de la misma manera, en que se preocupó por aquel grupo de seguidores, quienes anduvieron tras Él, durante su ministerio terrenal. Pero ¿cuál es su preocupación?, ¿cuál fue el motivo de hacer una oración al Padre de parte nuestra? En nuestro estudio pasado, vimos lo difícil que es trabajar unidos, vimos las dificultades de la cooperación y ayuda mutua. Jesús sabía bien que íbamos a tener que enfrentarnos a problemas grandes. Él sabía que, como discípulos suyos, íbamos a ser atacado por Satanás. Él sabía que la tarea que tendríamos que emprender para llevar a cabo la misión de discipular al mundo, sería pesada para nosotros, y comprendía muy bien que tendríamos necesidad de ayuda divina para poder cumplirla. Nuestro Señor sabía que seríamos maltratados por el mundo. En el versículo 14, del capítulo 17 de Juan, Él dice: “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”. Cada uno de nosotros sabemos que el mundo en que vivimos no mira las cosas desde el punto de vista de Dios; el hombre siempre va a ver las cosas desde su punto de vista. Y cuando venimos nosotros, con la Palabra de Dios en mano, para expresar verdades que hay en ella, vamos a ser criticados. El mundo no quiere oír que la pornografía es dañina; el mundo no quiere oír que las drogas y el licor no son buenos para el hombre; el mundo no quiere oír que uno no debe vivir en relaciones ilícitas como el adulterio, el homosexualismo y el lesbianismo; el mundo no quiere oír que el aborto es asesinar a niños inocentes; el mundo no quiere oír ninguna de estas cosas. Y, cuando nosotros nos ponemos al lado de Dios para pronunciar estas verdades, y pararnos en contra del pecado que hay en este mundo perverso, nosotros vamos a ser aborrecidos. Esto preocupaba a Jesús y es por eso que oró por nosotros. Quizás alguien está pensando: “pues si tanto se preocupa por sus seguidores ¿por qué no se los lleva con Él, donde pueden estar a salvo de toda esta perversidad?”. Mi amigo, si hiciera eso, sería lo peor que te pudiera suceder a ti. Aunque sea contraria la opinión de la vasta mayoría, el día en que los cristianos seamos sacados de este mundo, será el día en que comience la pesadilla más grande que la humanidad pudiera imaginarse. Si la ira de Dios Todopoderoso no ha caído sobre el mundo, es sencillamente debido a nuestra presencia. Jesús no estaba preocupado por nuestro bienestar físico; todos tenemos que morir. Él estaba preocupado por nuestro bienestar espiritual, por nuestra salud espiritual. Todos conocemos el refrán: “El que anda entre la miel algo se le pega”. Jesús estaba preocupado de que, rodeados de tanta perversidad, nosotros con nuestra naturaleza carnal todavía intacta, nos llegáramos a contaminar, enfermándonos espiritualmente, y sirviendo de tropiezo a la salvación de tantos quienes necesitas de Él. Todos necesitamos entender que, el que es salvo, es salvo. Pero la manera en que Dios ha establecido que se propague el evangelio, es por medio de los discípulos de Cristo Jesús. Y si los discípulos del Señor no viven el evangelio, entonces el mensaje de ellos es distorsionado. Si dicen una cosa y hacen otra, nadie les dará importancia. Eso es lo que desea Satanás, y por eso es que ataca con tanto furor al cristiano, intentando hacerle tropezar para rendir inefectivo su testimonio ante todos los que aún no han recibido a Jesús como Salvador. Si se presentara una persona a tu puerta con aspecto de vagabundo y te dijera que era multimillonario, tú te reirías en su cara. Lo mismo hace uno con un cristiano que no vive como debe vivir. Y es por eso que Jesús en su oración, expresa las siguientes palabras que encontramos en el versículo 15: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mundo”. El Señor sabía que iba a ser difícil para nosotros, sabía que íbamos a necesitar ayuda divina. La ayuda que Jesús pidió para nosotros fue nuestra santificación; o sea, un refuerzo espiritual. Esta santificación vendría por medio de la Biblia. Leemos en el versículo 17: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. Dios se ha encargado de asegurar que siempre tengamos la Biblia con nosotros. Aun cuando nuestros hermanos rusos vivían bajo un gobierno que les prohibía leer la Biblia, Dios se encargó de que su palabra les llegara de una manera u otra. Hoy nosotros podemos oír los testimonios de hermanos que han ido a Rusia, contarnos cómo las personas se acercan a los camiones repartidores de la Biblia, para obtener su ejemplar, quedándose en pie junto al camión y leyendo las Sagradas Escrituras por largas horas. Déjame decirte que el cielo y la tierra pasarán, más la Palabra de Dios no pasará. Dios se ha encargado de eso, y todo aquel que la estudia y la pone en práctica, tendrá un refuerzo increíble para poder pararse frente el mundo, y vencer los obstáculos que Satanás interpone en su camino. Mi hermano, Jesús se preocupa por nosotros, se preocupa por ti. Él quiere que crezcas espiritualmente; de hecho, Él está sentado en este mismo momento, a la diestra de Dios, intercediendo por nosotros. ¡Animémonos y luchemos con nuevas energías! Trabajemos unidos para su honra y su gloria. Mi amigo, quiero que sepas, que, al preocuparse por nosotros, sus discípulos, Jesús también se preocupa por ti. ¿Por qué? Pues, porque por medio de nuestro testimonio, es que tú puedes llegar a conocerle y aceptarle como tú Salvador. Si no conoces a Jesús, por qué no le invitar a entrar a tu corazón. Ábrele la puerta, y verás cuan hermoso es hospedar a Jesús en tu corazón. Vamos a orar. Padre, te damos gracias por la preocupación que tienes por nosotros. Gracias por tu Palabra. Gracias por El Contacto cristiano. En fin, gracias por todos los medios en que tú nos hablas. Padre, en este momento quiero pedirte especialmente, por todos mis hermanos que están cansados; dales fuerza para continuar. Ayúdanos en nuestra lucha contra el diablo, y protégenos para que podamos engrandecer tu reino, por medio de la salvación de almas. Todo esto te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 27, 2022
Trabajando Unánimes

La Dificultad De Trabajar Juntos
Una de las cosas más difíciles para nosotros los humanos, es el cooperar los unos con los otros. Está en nuestra naturaleza carnal el deseo de hacer siempre lo que nosotros deseamos, sin tomar en consideración a las demás personas. La tristeza de esta realidad es que, debido a este sentir, la humanidad no tiene la capacidad de progresar, y aunque obtuviera algún progreso, vendría otro individuo, y lo echaría a perder, por no desear cooperar con el sistema establecido. Como cada cabeza es un mundo, y como todo individuo piensa que su manera de hacer las cosas es mejor, siempre vamos a tener problemas. Añadimos a esto la testarudez, el orgullo y el egoísmo, y la situación se pone tenebrosa.   Esta situación no sólo se ve dentro de los círculos de educación, medicina y gobierno, sino también dentro del círculo cristianos. De hecho, les aseguro que, si no fuera por el asombroso poder de Dios, el cristianismo hubiera terminado hace siglos atrás. Digo esto porque el cristianismo se compone de seres humanos, quienes obtuvieron una naturaleza espiritual al recibir a Jesús como Salvador, pero quienes no perdieron su naturaleza carnal. Debido a esta realidad, cuando el cristiano no se somete a su naturaleza espiritual y se deja llevar por la carnal, tiende a ser orgulloso, egoísta y hace lo que le place. Por lo consiguiente el mundo cristiano tampoco avanzaría, si no fuera por la verdad de que nuestro Dios es soberano y hace que su voluntad se cumpla a pesar de nuestras debilidades. Si vamos a crecer espiritualmente, será necesario que comprendamos la importancia de la cooperación. Si vamos a realizar la misión que Jesús nos ha encomendado de discipular al mundo, vamos a tener que aprender a cooperar. Si vamos a recibir la bendición de complacer a nuestro Dios y la satisfacción de poner al diablo en su lugar, vamos a tener que adoptar esta característica de cooperación. Vamos a tener que aprender a trabajar unidos para la honra y gloria de nuestro Dios. Esto es lo que Jesús deseó durante su ministerio personal, aquí en la tierra. Esto es lo que suplicó al Padre en oración. Vamos ahora en nuestras Biblias, al libro de Juan, para estudiar los versículos 20 y 21 del capítulo 17. Juan 17:20 y 21, leamos: “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. En los siguientes estudios, deseo que analicemos este asunto de trabajar unidos. Vamos a observar lo difícil que es trabajar unidos. Vamos a ver que Jesús se preocupa por nuestra cooperación. Hablaremos del hecho de que otros creerán en Jesús al ver nuestra cooperación, y estudiaremos acerca de lo que sucede cuando somos uno en el Señor, y también veremos lo que necesitamos para asegurar nuestra cooperación. Nuestro Señor Jesucristo comprendía lo difícil que nos sería cooperar los unos con los otros. Aun cuando estaba presente con sus discípulos, durante sus tres años de su ministerio personal aquí en la tierra, los había visto discutir como niños, sobre quién sería el que se iba a sentar a su derecha y a su izquierda. Los había visto pelear por quién iba a ser el más fiel y grande entre ellos. Sabiendo que esto iba a ser asunto serio, Jesús sacó la artillería pesada: comenzó a orar. Nuestro Maestro Divino nunca emprendió una tarea pesada sin consultar con el Padre. Nos dio ejemplo de buscar primeramente el reino de Dios y su justicia. En vista de lo serio de la situación, Jesús acudió a la oración para pedir ayuda divina. ¿Cómo sabía Jesús que la cooperación entre sus discípulos seria asunto de dificultad? ¿Acaso ellos no le amaban? ¿Acaso no estaban agradecidos por lo que Él había hecho por ellos? ¡Claro que le amaban! ¡Claro que estaban agradecidos! Pero Jesús no podía descartar la influencia que Satanás tiene sobre la naturaleza carnal del hombre. Él mismo sabía que Él había sido tentado en todo por el diablo, y reconocía lo difícil que sería para sus seguidores no caer en sus trampas. Debido a esto es que sintió la necesidad de pedir ayuda divina para todos nosotros. ¿Te acuerdas de la historia bíblica de la Torre de Babel? Dios había dado órdenes al hombre de esparcirse sobre la faz de la tierra. Sin embargo, el hombre no quería obedecerle. Un rey llamado Nimrod, juntó al pueblo en una llanura en la tierra de Sinaí, y estableció su reino. Todos los habitantes de la tierra en ese entonces hablaban un mismo idioma. Temiendo ser esparcidos decidieron edificar una torre cuya cúspide llegaría hasta el cielo, dándoles a todos un punto de referencia por si se perdían. La torre que edificaban con el fin de mantenerlos unidos y así llevarlos a ser una nación fuerte y poderosa, pero esto no estaba dentro los planes de Dios. Su plan era que el hombre le obedeciera a Él, no a un rey terrenal. Su plan era que el hombre se extendiera sobre la faz de la tierra, no quedarse en el mismo lugar. Así que Dios confundió el hablar de los que estaban construyendo la torre. Como no podían entenderse, no pudieron organizarse. Tuvieron que dejar la construcción. Los de un mismo hablar se juntaron y fueron a otros lugares, llevando a término la voluntad de Dios. Pero ¿qué tiene que ver esto con la oración de Jesús en cuanto a nuestra cooperación? Tiene que ver mucho, porque Satanás es un tremendo imitador. Nosotros no estamos construyendo una torre, pero sí estamos aquí para engrandecer el reino de nuestro Dios. El propósito del diablo es destruir el reino de Dios. Él sabe que, si puede confundirnos, entonces no trabajaremos unidos, y así la obra del Señor se atrasa. ¿Cómo lograr este objetivo? Por medio de confundir nuestra lengua religiosa. Él siembra sus ministros de luz en nuestro medio para torcer las Escrituras. Él nos da un mensaje que contiene medias verdades mezcladas con aperitivos carnales que nos llamen la atención, haciéndonos creer que podemos vivir como queremos, y al mismo tiempo tener una buena relación con Dios. Él juega con nuestras emociones haciendo trucos mágicos de sanidad, la cual nosotros pensamos que es divina. Nos ha confundido de tal manera que estamos peleando entre nosotros mismos, mientras que miles de personas mueren cada día, con destino al infierno. Mientras que algunos cristianos abrazan todos los milagros, aceptándolos como venidos del cielo, otros cristianos no aceptan ningún milagro, y apagan al Espíritu. Manipulando nuestro egoísmo a su antojo, el enemigo de Dios cierra nuestros ojos a las Escrituras y nos pone a pelear entre nosotros mismos. Muchas veces sobre asuntos que no tienen ninguna importancia. Y por eso es que Jesús oró. Lo que nosotros debemos hacer, es concentrarnos en el enemigo. Nosotros no somos el enemigo; Satanás es el enemigo. Y entre tanto nosotros peleamos por pequeñeces, él se ríe de nuestras prioridades. No estoy diciendo que debemos aceptar cualquier viento de doctrina. Las verdades de Jesús son claras y debemos pararnos firmes por esas verdades. No debemos fingir espiritualidad cuando no la tenemos y debemos concentrarnos en engrandecer el reino de Dios. Debemos concentrarnos en estudiar la Palabra de Dios, en vez de esperar palabras del cielo y visiones. Por eso es que Dios nos ha dado su Palabra. La ha dado para que la escudriñemos y sepamos exactamente lo que Él desea que hagamos. Fuera de ella, existen mucho engaño; Satanás de ha asegurado de eso. La misión que hemos recibido es la de engrandecer el reino de Dios, eso significa discipular. No estamos en el cielo, aquí en la tierra. Nuestra misión no es convertir un paraíso para nosotros aquí; no es reunirnos con nuestros hermanos en la fe y esperar pacientemente la venida de nuestro Señor. Eso es lo que el diablo quiere que hagamos. Estamos en un campo de batalla y tenemos una misión que cumplir; por eso, es que tenemos que luchar para estar unidos. Vamos a orar. Padre, así como se lo pidió nuestro Señor Jesús, así nosotros le pedimos que nos ayude a estar unidos para llevar a término la misión que nos ha encomendado. Padre, el diablo tiene confundidos a muchos de nosotros, y mientras peleamos los unos con los otros, las almas se pierden. Perdónanos por no ser obedientes a tu Palabra. Perdónanos por no cooperar y trabajar unidos. Perdónanos por ser tan egoístas, pensando únicamente en nosotros mismos. Te suplicamos que nos ayudes a cooperar más. Te lo pedimos por amor a las almas. Te lo pedimos para tú honra y tu gloria. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 26, 2022
La Voluntad de Dios

La Voluntad De Dios Es De Que Le Sirvamos
¿Qué harías si le pides a Dios que te muestre su voluntad y Él te dice que su voluntad es que dejes tu trabajo, tus amistades, familiares, que vendas tu casa, automóvil y todo lo que tienes, para ir a servir como misionero a una tribu en África, con la cual nadie ha podido tener contacto? ¿Irías? He conocido a una gran cantidad de hermanos en la fe que piden a Dios que le muestre su voluntad, para luego rechazar hacer su voluntad, una vez que Él les ha dicho lo que quiere que hagan. A veces, cuando las personas me dicen que harían la voluntad de Dios si Él les dijera lo que deben hacer, yo les pregunto si están estudiando la Biblia, orando, teniendo compañerismo con otros hermanos y testificando a personas quienes no conocen a Jesús. La respuesta que mayormente me dan, es que no están haciendo esas cuatro cosas como deberían estarlas haciendo. Luego les pregunto si ellos piensan que estudiar la Biblia, orar, tener compañerismo con hermanos en la fe y testificar de Jesús es la voluntad de Dios. Siempre me responden que sí, que están seguros, que no tienen ninguna duda de que Dios desea que ellos hagan esas cosas. Entonces les hago ver que Dios les ha mostrado su voluntad y sin embargo ellos no la están haciendo. Así que llegamos a la conclusión que, aunque Dios se nos presentara en persona y nos dijera su voluntad, nosotros haríamos únicamente lo que nosotros deseamos hacer. Mejor sería que dijéramos: “Señor muéstrame tu voluntad, para ver si deseo hacerla o no”, porque eso es precisamente lo que hacemos. Si la voluntad de Dios no concuerda con lo que nosotros deseamos hacer, la voluntad de Dios es hecha a un lado.   En esta serie de estudios hemos visto que Dios desea que hagamos el bien, que callemos con nuestros hechos la ignorancia de hombres insensatos, que seamos libres y que no abusemos de la libertad que tenemos. Hoy vamos a ir al último indicio que nuestro texto nos da concerniente a la voluntad de Dios. Así que abramos nuestras Biblias, y entremos a nuestro estudio. Vamos a 1 Pedro, capítulo 2, para leer los versículos 15 y 16. 1 Pedro 2:15-16, dice así: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombre insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios”. Lo que nosotros queremos hacer, es concentrarnos en las palabras: “como siervos de Dios”. Todo hijo de Dios necesita comprender que es la voluntad de nuestro Padre Celestial, que seamos sus representantes aquí en la tierra. Dios no nos ha salvado para que nos enseñoreemos del mundo. Él nos ha salvado con un propósito y ese propósito, es que sirvamos a la humanidad en su nombre. La voluntad de Dios es que seamos como nuestro Señor Jesús, siguiendo en sus pisadas y siendo luz al hombre ¿Qué es lo que hizo nuestro Señor? Jesús no vino a la tierra para establecer un reino materialista y sojuzgar a la humanidad. Él no estableció una dictadura, en la cual gobernó con mano dura a la humanidad. Podemos encontrar sus propias palabras en el libro de Mateo, capítulo 20, versículo 28. Jesús dijo: “que el Hijo del hombre no había venido para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”. Esta es la voluntad de Dios concerniente a nosotros. Él desea que seamos siervos; Él desea que sirvamos a la humanidad, dándoles un ejemplo de amor en vez de egoísmo. Cuando no éramos hijos suyos, vivíamos egoístamente para nosotros mismos. Nuestra vida no tenía ningún propósito. Vivíamos para satisfacer los deseos de nuestra naturaleza carnal, la cual nunca se satisfacía. Vivíamos una pesadilla buscando la razón de nuestra existencia, buscando llenar un vacío que había en nosotros. Pero en el mundo no lo pudimos hallar; de hecho, no lo encontramos hasta que llegamos a Jesús. Le pedimos perdón y Él nos salvó y dio significado y propósito a nuestras vidas; sin embargo, si nos alejamos de ese propósito, pronto nos encontraremos fríos espiritualmente, y estaremos viviendo dentro de una pesadilla nuevamente. Esto no es lo que Dios desea para nosotros. Como hijos suyos, Él desea que nos sintamos satisfechos. Esta satisfacción la recibimos cuando Él nos dice: “Bien hecho, fiel siervo”. Pero no podemos escuchar esas palabras si no le estamos sirviendo. Imagínate el gozo que sintió nuestro Señor Jesús en el momento de bautizarse, cuando el Padre le dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Imagínate su gozo cuando estaba sentado sobre el Monte de Transfiguración, entre Moisés y Elías, y el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado, a Él oíd”. Y nosotros nos gozamos cuando el Padre dice a nuestro corazón: “¡Bien hecho!”. Pero no podemos oír esas palabras, a menos de que estemos haciendo su voluntad. Ya vimos en nuestro estudio anterior que somos libres, pero que no debemos abusar de la libertad que tenemos. Y ¿cómo es que podemos asegurarnos de no abusar de la libertad que tenemos en Cristo? La mejor manera es por medio de servicio. La libertad que tengo en Cristo es lo que me hace el mejor candidato para ayudar a otros. En una ocasión encontramos a Jesús llamando ciegos a los religiosos durante su ministerio terrenal. Él dijo que ellos eran ciegos, guías de ciegos. ¿Cómo puede un ciego guiar a otro? Lo que va a suceder es que ambos se van a caer. Uno puede ser religioso sin conocer a Jesús. Uno puede practicar ritos, hacer largas oraciones y memorizar libros enteros de la Biblia, sin conocer al autor de la vida eterna. Y estas personas pueden enseñar a otros a llevar la misma vida que ellos llevan. Lo triste, es que ellos al igual que sus seguidores irán al infierno, porque no se salva uno por las obras de la carne, sino por medio de fe en la persona de Cristo Jesús. Pero los que hemos conocido a Jesús como nuestro Salvador, ya no estamos ciegos, podemos ver, y podemos guiar a otros ayudándoles a salir de la oscuridad, por medio de traerlos a la luz. Nosotros conocemos el camino: es Jesús. Y claro está que podríamos abusar de nuestra libertad, por medio de cobrarle al mundo por nuestro servicio; claro está, que podríamos mantener al mundo en tinieblas, para únicamente gozarnos nosotros. No será fácil humillarnos ante personas que no desean ver la luz, aguantar las críticas y burlas de ellos, especialmente cuando los equivocados son ellos; pero tenemos que comprender la situación de ellos; no pueden entender. Y qué gozo cuando de repente uno de ellos ve la luz, y todo por el servicio que nosotros les brindamos por medio de presentarle a Cristo. La palabra siervo no suena bien a nadie; pero escúchame, no somos siervos de cualquier persona, somos siervos de Dios. En realidad, todos somos siervos; somos siervos de Dios o somos siervos de Satanás, pero somos siervos de alguien. Personalmente yo prefiero ser siervo de Dios. Los beneficios son mucho mejores: un hogar en el cielo, recompensas sin límites y un patrón que nos ha adoptado como hijos, para ser herederos de todo lo que le pertenece. ¡Nadie merece esto! Pero Dios ha hecho una manera en que nosotros podemos mostrarle nuestro agradecimiento, lealtad y amor. La manera en que nosotros los cristianos, podemos hacer esto, es por medio de servirle mientras estamos aquí en la tierra. De hecho, es la voluntad de Dios que hagamos precisamente eso: Servirle. Servirle por medio de ayudar a otros a escapar de las garras del diablo; servirle por medio de ser ejemplo al mundo de su amor y bondad. Mi amigo, si tú no has recibido a Jesús como tu Salvador, si no le has pedido perdón de tus pecados para invitarle a entrar en tu corazón, entonces quiero que sepas que por eso estoy aquí. Yo estoy aquí en El Contacto Cristiano, sirviendo a Dios. Hacer esto me cuesta dinero, energía y la crítica de muchas personas, pero a mí no me importa. Yo soy un siervo de Dios y no me avergüenzo de ello. Yo me acuerdo cuando yo estaba ciego, sin conocer a Jesús; yo pensaba que yo lo sabía todo, pero no podía negar que tenía un vacío en mi ser, un vacío que estuvo conmigo hasta el día que recibí a Jesús. Y hoy estoy aquí para servir a Dios y decirte a ti, que Jesús puede llenar ese vacío que está en tú ser. Pídele perdón; invítale a entrar en tú corazón para ser tu Salvador. ¡Hazlo ya! Vamos a orar. Padre, gracias te doy por enviar un siervo tuyo a guiarme a mí a la luz. Gracias por tus siervos quienes me han instruido en tu Palabra siendo pacientes conmigo y dedicando su tiempo a mí crecimiento espiritual. Ahora te pido que me uses a mí para guiar a otros e instruir a otros; no para que yo tenga de que jactarme, sino para que Jesús sea levantado en alto. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 23, 2022
La Voluntad de Dios

La Voluntad De Dios Es Que No Abusemos De La Libertad
Creo que una de las cosas que más me desagradan de esta vida, es cuando alguien lucha por obtener una posición en donde puede ayudar a la humanidad, y una vez que obtienen la posición, abusa de su autoridad, aprovechándose de las mismas personas, quienes le ayudaron a obtener la posición. Esto es evidente cada vez que se elige a un nuevo presidente. Primero comienzan las promesas y todo lo que el candidato va a ser por los ciudadanos. Luego se pasa a la campaña electoral donde el candidato afirma y reafirma sus promesas como siervo del pueblo. Pero una vez que ha ganado la elección, algo sucede. El candidato se olvida de quienes le pusieron en su puesto; se olvida de sus promesas, y toma ventaja de la situación, abusando de su nueva posición. Y nosotros ya sabemos el resto de la historia. Esperamos que pase el tiempo y elegimos a otro para que haga lo mismo. De vez en cuando, nos sale un candidato honesto. Pero por la mayor parte, todos abusan de su título.   Si te has preguntado lo que tiene que ver esto con nuestro tema, la voluntad de Dios es porque la voluntad de Dios es que no abusemos de la libertad que tenemos en la persona de Cristo Jesús. En los estudios pasados hemos visto, que Dios quiere que hagamos lo que es bueno, que Él quiera que hagamos callar la ignorancia de hombres insensatos con nuestros hechos, y que Él quiera que seamos libres. Hoy vamos a ver, que la voluntad de Dios es que no abusemos de nuestra libertad. Así que vamos en nuestro texto, para ver lo que podemos aprender. 1 Pedro 2:15-16, este es nuestro texto para esta serie de estudios sobre La voluntad de Dios. Dice así: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombre insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios”. Vamos a ver tres puntos de importancia en nuestro estudio hoy. Quiero que observemos lo que es abusar de la libertad. Quiero que miremos la razón principal por la cual no debemos abusar de la libertad, y también deseo que observemos lo que debemos hacer con esta libertad que tenemos en Cristo. En primer lugar, vamos a meditar sobre lo que es abusar de la libertad que tenemos en Jesús. Para librarnos de nuestros pecados y la condenación al infierno, alguien tuvo que pagar un precio muy caro. Esa persona fue Cristo Jesús. Jesús nos miró en nuestro triste estado de desesperación, no había ninguna esperanza para nosotros, éramos esclavos, encadenados, y esperando lo que merecíamos: una eternidad de sufrimiento en las llamas del infierno. Pero Jesús tuvo compasión de nosotros; nació de una virgen, y vivió una vida humana en total santidad, sin pecar ni una sola vez. Y luego tomó nuestro lugar en la cruz del calvario, para pagar el precio de nuestros pecados. Él derramó su sangre preciosa para librarnos de las garras del pecado. A Él, le costó su vida. Ahora venimos nosotros. Aceptamos a Jesús como nuestro único y suficiente Salvador, y después seguimos viviendo en pecado. ¡Esto sí es abusar de la libertad! Nuestro Salvador nos ha librado del castigo del pecado, para que nosotros sigamos jugando con lo mismo que a Él le quitó la vida. ¡Qué falta de respeto y aprecio por lo que Jesús hizo! ¡Qué abuso de nuestra nueva posición como hijos de Dios! Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, fuimos adoptados a la familia de Dios. Ahora somos hijos de luz, no de tinieblas. Debemos caminar como es digno de nuestra vocación a la cual fuimos llamados por Dios. ¿Cómo es posible que maquinemos en nuestra mente, seguir en el pecado sabiendo que es el enemigo de nuestro Padre Celestial? Esto es abusar de la libertad. Esto es usar nuestra libertad como un pretexto para hacer el mal. Y para todos ustedes que piensan que la salvación se pierde, nuestra libertad no podría ser pretexto para hacer mal, si es que se pierde. Digo esto, porque no seríamos libres. Cuando aceptamos a Jesús, Él nos libra eternamente de la condenación del pecado, que es el infierno. Esto es espiritual no carnal. Carnalmente tenemos la tendencia de continuar en el pecado, pero ahora que somos libres espiritualmente, existe un poder en nosotros que nos ayuda a combatir contra los deseos de la carne, y debemos mantener nuestra naturaleza carnal bajo control pues, ahora somos hijos de Dios. Nuestra naturaleza física no puede entrar al cielo; nuestra naturaleza espiritual sí, porque ella es la parte de nosotros que ha sido salva por la fe en Cristo Jesús. Así que, todavía podemos pecar en la carne, pero no debemos hacerlo. Hay hermanos que abusan de su libertad diciendo: “Bueno, ya soy salvo, puedo hacer lo que quiero porque de todos modos voy a ir al cielo”. Es cierto, de ello no hay ninguna duda. Para esos hermanos, es esta cita: “No deben usar su libertad como pretexto para hacer lo malo, deben luchar por ser dignos a su nueva posición en Cristo Jesús”. Y esto nos trae al segundo punto. La razón primordial por la cual no debemos abusar de nuestra libertad en Cristo es porque sí trae malas consecuencias. Vamos en nuestras Biblias, en 1 Corintios, capítulo 10, para leer el versículo 23. Dice así: “Todo me es lícito, pero no todo me conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”. Ahora quiero que vayamos al capítulo 6, para leer el versículo 12. Dice así: “Todas las cosas me son lícitas, más no todas convienen; todas las cosas me son licitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna”. Quiero que notemos que todas las cosas no son lícitas. Ahora te hago la pregunta: ¿Puede el cristiano hacer lo que le da su regalada gana? Y la respuesta de acuerdo a este versículo es: Sí. El cristiano puede abusar de la libertad que tiene en Cristo; el cristiano puede tomar su libertad y usarlo como un pretexto para hacer el mal, y si es así, ¿qué es lo que detendría a los creyentes entonces de hacer el mal? Lo que le detendría, es el hecho de que, aunque puedan abusar de su libertad, no les conviene hacerlo. No les conviene hacerlo por varias razones. Una de ellas es, que el Espíritu Santo que mora en ellas, les hará sentirse miserables. Si tú ves a un hijo de Dios que está gozando en el pecado, es porque realmente no es hijo de Dios. Con esto no estoy diciendo que si lo ves riéndose mientras comete el acto de pecado, sino que observa su vida antes y después, entonces me dirás si es feliz o no. Te aseguro que David, cuando cometió adulterio con Betsabé, sintió gran satisfacción mientras cometía el acto, pero mira su vida después, escucha sus palabras: “Regrésame al gozo de mi salvación”. No dice: “Regrésame la salvación”. David sabía que él era salvo, pero ya no tenía el gozo de su libertad. David tuvo que pagar en carne lo que sembró en carne. Dios ya no le permitió edificar el templo. David vivía por edificar el templo, pero Dios ya no se lo permitió. Así que, a David no le convino abusar de su libertad; le costó algo. Lo mismo le sucedió a Moisés. Toda su vida fue en preparación para llevar al pueblo de Dios a la tierra de Canaán, pero Moisés abusó de su libertad. Dios le dijo: “Moisés, habla a la peña”, pero Moisés se sintió un poco autoritativo y golpeó a la peña, desobedeciendo a Dios. Le era lícito hacerlo, pero tuvo que pagar la consecuencia; Dios no le permitió entrar a la tierra de Canaán, pero entró al cielo, era hijo de Dios. Y ¿Cómo sabes tú, hermano Ricardo, que entró al cielo? La Biblia no dice, tienes toda la razón, pero si te acuerdas del monte de la trasfiguración, hubieron dos personajes que se unieron a Jesús ¿Quiénes eran? Uno era Elías y ¿el otro mi hermanito? Así es, Moisés. Lo mismo nos sucederá a nosotros si abusamos de la libertad que tenemos en Cristo. Tendremos que pagar la consecuencia, y no será nada agradable, te lo aseguro. Pregúntale a otros hermanos que se han alejado de Él abusando de su libertad. ¿Qué debemos hacer, entonces con nuestra libertad? Pues, ponerla al servicio de Dios. Ayudemos a la humanidad, luchemos por la libertad de otros. ¿Cómo es posible que seamos iguales a los que han obtenido una posición donde puedan ayudar a otros, pero que ahora abusan de la posición para ganancia propia? Esto no es la voluntad de Dios. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por tu Palabra que nos indica tu voluntad. Señor, muchos de nosotros hemos estado abusando de la voluntad que tenemos en Cristo. Te suplicamos que nos perdones. Ayúdanos a usar nuestra libertad, no como un pretexto para hacer el mal, pero como un utensilio para hacer el bien. Te lo suplicamos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 22, 2022
La Voluntad de Dios

La Voluntad De Dios Es Que Seamos Libres
¿Has soñado alguna vez con volar? Imagínate la libertad que deben sentir las aves al elevarse sobre los árboles y las montañas, para ver hacia abajo a la tierra; debe ser increíble. Yo he tenido muchas veces la oportunidad de viajar en avión. Me encanta asomarme por la ventanilla del avión, y ver abajo a las nubes y la tierra. Siempre vienen a mi mente en esos momentos, aquel glorioso día cuando todos los santos del Señor tomarán vuelo en el rapto, para unirnos con Jesús en las nubes. Me imagino que voy subiendo para arriba sin el avión. Trato de borrar la ventanilla y el ala del avión de mi mente, e intento imaginar el aire soplando alrededor de mí, levantándome como una pluma hacia los brazos de mi Señor.  Esos momentos han sido muy especiales para mí.   En nuestros pasados dos estudios, observamos que la voluntad de Dios es que hagamos el bien, y que hagamos callar la ignorancia de los hombres con nuestro ejemplo. Pero con esto no termina la voluntad de Dios para nuestra vida. Él tiene mucho más para nosotros. Vamos ahora a nuestro texto, para ver si podemos encontrar algo más concerniente a la voluntad de Dios para nosotros. También queremos saber, qué tiene que ver el estudio con lo de volar. Nuestro texto se encuentra en 1 Pedro, capítulo 2, versículo 15 y 16, dice así: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombre insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios”. La voluntad de Dios es que seamos libres. Nuestro Padre Celestial nos ha dado libertad en la persona de Cristo Jesús. Anteriormente estábamos encadenados al pecado. Íbamos camino al infierno arrastrados por Satanás, pero en eso entró Jesús al escenario. Nos libró a costo de su vida; nos compró con su propia sangre. 1 Pedro, capítulo 1, versículo 18 y 19, dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin manchas y sin contaminación”. Sí, Dios quiere que seamos libres; es su voluntad que seamos libres. La libertad que tenemos en Jesús no es una libertad cualquiera, es una libertad muy importante, pues cuando Jesús libra a uno, lo libra de verdad. Juan 8:36, dice: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Lo que sucede es que Jesús no libra a medias. Él libra completamente y eternamente. Y cuando uno recibe a Jesús como único y suficiente Salvador, es eternamente libre de condenación. Nunca más tiene uno que preocuparse de su paradero. Puede vivir en libertad sabiendo que ha pasado de muerte a vida, y que no existe ninguna condenación para los que están en Cristo. Muchas personas están muy confusas acerca de la libertad que existe en Cristo Jesús. Quieren adaptar lo espiritual a lo físico. Debemos entender que la carne y el espíritu, son dos cosas totalmente diferentes. Y aunque se involucran el uno con el otro, y aunque afectan el uno al otro, siempre son dos cosas distintas. Jesús dijo claramente a Pilatos, que su reino no era de este mundo. Jesús no vino a salvar al hombre físicamente, si así fuera, ningún cristiano se enfermaría, ningún cristiano moriría. Si Jesús vino a salvar físicamente, ningún cristiano nacería con defectos. Pero Jesús no vino a salvar al hombre físicamente; el mensaje de la Biblia es bastante claro en cuanto a esto. Jesús vino a dar libertad espiritual; Jesús vino a salvar el alma del hombre de las llamas del infierno. Esto lo hace ver Jesús claramente en su plática con Nicodemo, cierta noche en Jerusalén. Nicodemo estaba mal interpretando a Jesús. Él pensaba que Jesús estaba hablando de lo físico, cuando le dijo que tendría que nacer otra vez. Pero Jesús, para explicar con claridad le dijo: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. O sea, que Jesús quería que Nicodemo entendiera con claridad, que Él no hablaba de algo físico sino algo espiritual. Y cuando Jesús dice que seremos verdaderamente libres está hablando de nuestro estado espiritual, no nuestro estado físico. Hay cristianos que piensan que jamás volverán a tener problemas económicos, simplemente porque ahora son hijos de Dios. Hay cristianos que piensan que no volverán a padecer enfermedad, sencillamente porque han recibido a Jesús como Salvador. Es increíble que podamos ser tan absurdos en nuestra forma de pensar. Me pregunto: ¿qué piensan estos hermanos que estaba diciendo Jesús cuando dijo: “en el mundo tendréis aflicción”? ¿Qué piensan estos hermanos que quiere decir: “tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”? Yo te digo que la libertad que tenemos en Jesús es una libertad espiritual. Es saber que no importa cómo estoy físicamente, reinaré con mi Señor para siempre, y no hay nadie ni nada que me pueda quitar eso. Soy salvo; soy libre. El hombre puede tomar mi cuerpo y torturarme; el hombre puede echarme en la cárcel; el hombre puede cortarme la lengua privándome de poder hablar del mensaje de Jesucristo a la humanidad. Pero no importa lo que el hombre me haga, yo por dentro tengo una paz que el hombre no puede quitarme, tengo una libertad que el diablo no puede quitarme. ¡Yo soy libre! Los gobiernos pueden echarme preso por orar en público, pero no pueden apagar mi comunicación con Dios adentro de mi espíritu. Me pueden quitar a mi esposa y mis hijos, y encerrarme en un calabozo oscuro y húmedo, pero no pueden quitarme el sol que brilla dentro de mí ser. De esta libertad es que habla Jesús. ¿Tienes tú esta libertad? ¿Conoces realmente a Jesús? Si no, hoy puedes tener esta libertad. De hecho, es la voluntad de Dios que tú seas libre. Él desea que seas libre del infierno. Él desea que tengas poder en tu vida para vencer sobre el mundo. 2 Pedro 3:9, dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. Hay quienes piensan que todo este asunto de predicar y hablar del amor de Dios y todo eso, es pura fanfarronada. Déjame decirte que cada una de las cosas que Dios ha dicho en su Palabra se cumplirá. ¿Tú crees que, porque el fin del mundo no ha venido todavía, que es un mito nada más? Pero déjame decirte que lo que pasa, es que Dios simplemente te está dando una oportunidad más. Hace esto, porque ama al hombre; te ama a ti. Su voluntad es que seas libre: libre del infierno, libre del pecado y libre del mundo.  Tanto es su voluntad de que seas salvo, que vino a morir en una cruz, para que pudieras escapar y tener la libertad de tu alma. En cierta ocasión, Jesús predicó a un grupo de personas, que cuando se dieron cuenta que Jesús no les iban a atender físicamente, lo abandonaron. Juan 6:63-69, nos da el relato, escuchen: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quienes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho, que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado al Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con Él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Me pregunto yo: ¿la mayoría de las personas siguen a Jesús hoy día por las razones correctas? ¿Vienen a Él en busca de libertad espiritual o física? ¿Han entendido la razón por la cual vino Jesús al mundo? Dios quiere que tengamos libertad, es su voluntad que la tengamos; y podemos tener libertad en Jesús, verdadera libertad. Vamos a orar. Padre, te damos gracias hoy por todas tus bendiciones. Yo te doy gracias por la libertad que tengo en Jesús. Soy libre del infierno y condenación. Ya no soy esclavo al pecado. Hoy, debido a la libertad que tengo, puedo sentir lo que siente el ave al volar. Te pido que ayudes a mis amigos, a encontrar esta misma libertad que tú me has dado a mí. En el nombre de Jesús, te lo ruego. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 21, 2022
La Voluntad de Dios

La Voluntad De Dios Es Que Hagamos Callar A Los Imprudentes
Todos quisiéramos saber la voluntad de Dios para nuestras vidas. Qué tremendo sería si Dios simplemente se reuniera con nosotros para indicarnos personalmente su voluntad, dándonos una lista de cosas que Él deseara que hiciéramos durante nuestra estancia aquí en el mundo. Sin embargo, como vimos en nuestra última lección, Dios desea que vivamos por fe, eso significa aceptar su Palabra y vivir de acuerdo a ella, aunque no comprendamos plenamente cómo funciona.   Otro asunto que observamos fue el hecho de que sólo un hijo de Dios puede hacer la voluntad de Dios. Esto es así, porque el hijo de Dios es alguien quien ha recibido a Jesús en su vida, y ahora tiene el poder de Jesús, para ayudarle hacer la voluntad de Dios. Nadie puede hacer la voluntad de Dios, aparte de tener a Cristo en su vida. De nuestro texto, sacamos una lista de cosas que nos indican la voluntad de Dios para nuestras vidas. La primera cosa que estaba en la lista era que Dios desea que hagamos bien. Y, habiendo tenido este breve repaso, vamos ahora a nuestro texto, para ver la segunda cosa en la lista que compone la voluntad de Dios para nosotros. Nuestro texto se encuentra en 1 Pedro, capítulo 2, versículos 15 y 16, dice así: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombre insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios”. Lo que queremos ver en nuestro estudio hoy, es el asunto de hacer callar la ignorancia de hombres insensatos. En otras palabras, la voluntad de Dios es que cerremos, y digo esto con amor, que cerremos la boca de aquellos quienes no quieren reconocerle como Dios, por medio de vivir una vida ejemplar delante de ellos. Lo que el mundo enseña al hombre hacer, es tener cuidado del número 1; claro está que el número 1 es uno mismo. Este es el lazo más grande que ha sido tendido por Satanás, y que casi siempre le da el resultado que él desea obtener, y es triste. Lo utilizó en el jardín del Edén con el primer hombre, haciéndole pensar que sería como Dios, sin tan solo probaría el fruto que Dios le había prohibido comer. El preocuparse por el número 1, llevó al hombre a la ruina, fue sacado del huerto del Edén, para tener que luchar sin descanso el resto de su vida, para poder sobrevivir. No sólo perdió su residencia en el huerto del Edén, sino causó, por el pecado de su desobediencia, que la muerte entrara al mundo. No sólo la muerte física, sino también la espiritual. El hombre de hoy sigue con su ego. Creyéndose mejor que Dios y preocupándose por sí mismo. Romanos 1:21-25, nos dibuja al hombre de la siguiente manera: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”. Como podemos ver, el hombre sabe que Dios existe, pero desea ignorarle. ¿Por qué? Porque si reconoce a un Creador a quien tiene que rendirle cuentas, ya no puede ser Dios él mismo. El hombre piensa que, si ignora la existencia de Dios y su palabra, que puede vivir la vida que desea, y luego pedir clemencia por su ignorancia. Pero tal no es el caso. Dios, de alguna manera u otra, se presenta a cada ser viviente, de tal manera, que nadie tiene excusa. Y es aquí donde nosotros, los hijos de Dios, entramos al escenario. Porque nuestro trabajo, pues es la voluntad de Dios, es que nosotros hagamos callar a esas personas insensatas, por vivir vidas que muestran la existencia de Dios. Nosotros estamos aquí como testigo, del maravilloso poder transformador del Dios Todopoderoso. Y es la voluntad de nuestro Dios, que nosotros seamos ejemplos físicos de lo que somos espiritualmente. O sea, que Él desea que vivamos en la carne, lo que somos en el espíritu. El evangelio que nosotros predicamos no es algo muerto; ¡Tiene poder! Y cuando nosotros vivimos el evangelio delante del mundo, por medio de hacer bien, el mundo no sabe qué hacer. Este es el método que Dios ha designado para que las personas puedan ser salvas. Cuando estamos hablando de callar la ignorancia de los insensatos, no es con el fin de que se vayan al infierno, es con el fin de que se den cuenta que ellos también tienen necesidad de lo que nosotros tenemos, en la persona de Cristo Jesús. Es con el fin de que ya no puedan poner pretextos ni excusas. Es con el fin de que ya no puedan decir absolutamente nada, porque han llegado a reconocer que hay un Dios, por nuestros actos. Escucha lo que nos dice 1 Corintios 1:18-21, “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación”. ¿Cómo es que callamos la ignorancia de personas insensatas que no quieren reconocer a Dios por quién es? Les hacemos callar por medio de hacer bien. Y ¿cuál es el bien que le debemos hacer? El bien que le debemos hacer es proclamar el evangelio en palabra y en hecho. Vivir la vida cristiana victoriosa en amor ante el mundo; ¡esa es la voluntad de Dios! Eso lo podemos lograr únicamente por seguir en las pisadas de nuestro Señor Jesucristo, quien según Filipenses 2:6-8, “siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Y esto es precisamente lo que necesitamos hacer nosotros. Necesitamos reconocer que la voluntad de Dios es que nosotros vivamos una vida de servicio a la humanidad, siendo ejemplos para que otros puedan conocer al amor y la salvación de Dios. Así como Jesús dejó su palacio en el cielo, despojándose de todo egoísmo para salvar al pecador, en obediencia a la voluntad del Padre, así también nosotros debemos dejar de ser egoístas y cumplir con la voluntad de nuestro Dios, para el bien de la humanidad. ¿Sabías que momentos antes de que crucificaran a Jesús, el sanedrín anduvo buscando a personas para testificar en contra de Él, para así condenarle? Lo triste es que no pudieron encontrar a nadie. Jesús no había hecho nada de que pudieran reprocharle. Lo único que pudieron hacer era pagar a unos testigos falsos, para que inventaran una historia con el fin de poder acusarle de algo. Y ¿qué sucedió? Pues fíjate que cuando llegaron a contar sus historias fabricadas, se enredaron de tal manera que tuvieron que despedirlos porque todo el mundo se dio cuenta de la farsa. Y esto sólo añadió a la vergüenza de sus acusadores, los religiosos de su tiempo. Era una injusticia lo que ellos estaban cometiendo y lo sabían. ¿Por qué entonces querían apartar a Jesús del camino? Sencillamente, porque no le querían reconocer como Dios. Y lo mismo sigue sucediendo hoy día. El hombre en su insensatez quiere establecerse a sí mismo como Dios. Nosotros estamos aquí para dar testimonio de que Jesucristo es Dios. ¿Por qué? Porque es la voluntad de Él. Para terminar, haríamos bien en hacer caso a la exhortación que nos da el apóstol Pablo, en Tito 2:7-8, por inspiración del Espíritu Santo, Pablo escribe: “Presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros”. ¡Esta es la voluntad de Dios! Vamos a orar. Padre, te damos gracias por la enseñanza de hoy. En estos momentos queremos implorar que tú tengas piedad de aquellos de nuestra audiencia, quienes no conocen a Jesús. Padre, usa este programa para callar la ignorancia de hombres insensatos. Usa El Contacto Cristiano para levantar en alto a Jesucristo, para que las personas puedan verle, arrepentirse de sus pecados y recibirles como el Salvador de sus vidas. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 20, 2022
La Voluntad de Dios

La Voluntad De Dios Es De Que Hagamos Lo Correcto
Qué lindo sería si el Señor nos indicara de una manera directa lo que Él deseara que hiciéramos. Este ha sido el pensar de muchos de los hijos de Dios a través de la historia. Siempre ha sido nuestro pensar, que, si Dios tomara tan sólo unos diez minutos, para explicarnos en voz audible su voluntad para nuestra vida, la haríamos con todo gusto. No tendría que hacerlo frente a otros. Nos bastaría que lo hiciera en un lugar desierto, a solas con nosotros, de esa manera estaríamos completamente seguros de sus deseos, y con toda diligencia nos prestaríamos para cumplir su voluntad.   Pero la voluntad de Dios es que nosotros vivamos por fe, y la fe nos indica que Dios quiere que le creamos y confiemos en su Palabra sin verle; eso es lo que a Él le agrada. Ya sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios, por lo consiguiente, si deseamos saber cuál sea la voluntad de Dios para nuestras vidas, tendremos que ir a ella. Es cierto que algunas personas piensan que la Biblia es únicamente un adorno religioso que los cristianos andamos bajo el brazo, para espantar a los demonios. Otras personas piensan que no es necesario escudriñar la Palabra, y sienten que el Espíritu Santo les dará todo lo que necesitan para servir a Dios, sin ellos tener que dedicarle tiempo a las Escrituras. Pero los que sabemos lo que verdaderamente es servir a Dios, sabemos que la Biblia es nuestro manual de vida, que el Espíritu Santo usa como libro textual para hacer los cambios necesarios en nuestras vidas. Con la Biblia, el Espíritu nos indica la voluntad de nuestro Padre Celestial, y ella ocupa un lugar de alta estima en la vida de cada verdadero discípulo. Reconocemos que, en las Escrituras, encontraremos con detalle y precisión, lo que nuestro creador desea que hagamos. Hoy deseo que vayamos en nuestras Biblias, en 1 Pedro, capítulo 2, para leer los versículos 15 y 16. 1 Pedro 2:15-16, dice así: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombre insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios”. En estos dos versículos observamos varias cosas que Dios desea que hagamos, y dice claramente antes de enumerarlas: “Porque esta es la voluntad de Dios”. Más claro no canta un gallo. Imagínate, todo este tiempo nosotros esperando saber la voluntad de Dios para nuestras vidas, y aquí, en dos versículos, encontramos la respuesta. Claro está que, estas cosas mencionadas aquí, requieren más tiempo que nos es permitido en este programa. Sin embargo, podemos dedicar los próximos cinco estudios, a estos dos versículos, para intentar abrir nuestro conocimiento, y formar una base sobre la cual podemos comenzar a edificar. La voluntad de Dios es que hagamos el bien; que callemos con nuestros buenos hechos, la insensatez de aquellos quienes no desean reconocer a Dios; que seamos libres, que no abusemos de nuestra libertad; y que seamos siervos fieles. Esta es la voluntad de Dios. La primera cosa que vemos en esta lista que compone la voluntad de Dios es que hagamos bien. Así que tomemos unos cuantos minutos, para reflexionar sobre lo que es hacer bien. Si pudiéramos evitar hacer el mal, entonces estaríamos haciendo bien. Digo esto porque el bien es todo lo contrario al mal. Por medio de las Escrituras, entendemos que existen dos poderes que operan en nuestro mundo. Estas dos potencias son las fuerzas del bien y las fuerzas del mal. Las fuerzas del bien son dirigidas por Dios, mientras las fuerzas del mal son dirigidas por su enemigo, Satanás. Dios desea que hagamos bien, porque esto muestra que estamos de su parte. Es la voluntad de Dios que hagamos bien, porque el bien edifica y da vida. Dios creó todas las cosas con la capacidad de crecer y tener vida, y Él desea que nosotros hagamos el bien, para edificar y dar vida. Cuando vemos a una persona deprimida y sin esperanzas, y nos acercamos a esa persona para edificarles, con palabras positivas, haciendo el bien, entonces nuestro Creador se agrada, porque su voluntad se está llevando a término en nuestras vidas. No así, con las personas que ocupan la depresión y desesperación de otros para abusar de ellos, aprovechándose de la situación para destruir y hundirlos más. En esto se ve claramente la mano del mal. El mal que ha venido destruyendo nuestro mundo por siglos. El mal que ha causado el deterioro de la humanidad, del mundo y todos los seres vivientes que en él habitan. Siendo hijos de Dios, el Creador del universo, es razonable que la voluntad de nuestro Padre Celestial sea que hagamos el bien, luchando por el bienestar de todo lo que Él ha creado. ¿Cómo puede el hombre hacer bien? La Palabra de Dios nos enseña en Romanos 3:10, “No hay justo, ni aún uno”. En el libro de Génesis 6:5-6, encontramos las siguientes palabras: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón”. Lo triste de estos versículos, es que esa es la condición de todos los hombres, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. ¿Cómo entonces, puede el hombre hacer el bien, si es que el hombre es tan malo? Para la respuesta a esta pregunta, tenemos que ir nuevamente a la Biblia. Y ella nos enseña que, solo aquella persona que se ha arrepentido de sus pecados, y recibido a Jesús como Salvador, puede hacer el bien. Es así porque ya no es uno quien hace el bien, sino Jesús en uno quien hace el bien. El apóstol Pablo explica esta verdad en Gálatas 2:20, cuando die: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Si el hombre no tiene a Jesús en su vida, es imposible que haga el bien. En vista de esto, llegamos a la conclusión de que únicamente aquellos quienes tienen a Cristo en su corazón, pueden hacer la voluntad de Dios. ¿Has recibido tú a Jesús como tu Salvador? Si no lo has hecho, este es el primer paso que debes tomar, para que la voluntad de Dios se lleve a término en tu vida. ¿Cuál sería el propósito de Dios en desear que hagamos bien? Nuevamente regresamos al hecho de que, sólo los hijos de Dios pueden hacer el bien, sencillamente porque Cristo vive en ellos. Conste que, cuando uno recibe a Jesús, nace a la familia de Dios. Esto es explicado en Juan 1:12-14. Pero regresando al tema, la razón por la que Dios quiere que sus hijos hagan el bien, es sencillamente porque quiere que ellos sigan su ejemplo. Él es luz, y quiere que sus hijos caminen en luz. Él es vida, y quiere que sus hijos den vida, y no que busquen la destrucción. ¿Y qué es lo que destruye al mundo? ¿Qué es lo que mata al hombre? Pues no es otra cosa más que el pecado, y el pecado no es otra cosa que hacer el mal. Romanos 5:12 nos aclara esto diciendo: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Lo que destruye al mundo, lo que mata a la humanidad, es el pecado. Ojalá estuviéramos hablando de muerte física solamente. Lo malo es que el pecado destruye al hombre completo, pues la Biblia dice: “El alma que pecare, ciertamente morirá”. El asunto es que Dios quiere que sus hijos caminen en victoria. Sólo hay una cosa que vence el mal, y ella es, el bien. El bien siempre ha vencido al mal. A veces parece que el mal está venciendo, pero no es así. El pecado sexual fuera del matrimonio entre hombre y mujer está destruyendo a la humanidad con el Sida. Pregúntale al que practica el homosexualismo y lesbianismo, si se sienten vencedores. Si dicen que sí, están mintiendo, para tapar su vergüenza. Pregúntale al mal alumno, quien parece estar pasando un rato tan alegre, si se siente vencedor en el mundo de los adultos. Te aseguro que nos dirá: “Ojalá hubiera utilizado bien mi tiempo”. Pregúntale a quien ha abusado de su cuerpo con licor y cigarros, haciendo mal en vez de bien, si se siente vencedor. El asunto es que todas estas cosas son malas, y destruyen y traen gran tristeza a la vida del hombre. Dios no desea esto para nosotros. Su voluntad, es que hagamos bien Vamos a orar. Padre, te damos gracias por la lección de hoy. Hemos entendido que tu voluntad es que hagamos el bien. También hemos comprendido que esto involucra muchas cosas, así que vamos a necesitar mucho de tu ayuda; sino, no vamos a poder cumplir. Tenemos tanto que aprender, Señor. Síganos enseñando y ayudando a hacer los cambios necesarios en nuestras vidas, para así, poder hacer tu voluntad. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 19, 2022
¿Por Qué Debo Orar?

Debo Orar Porque Es Mi Vía De Comunicación
Bienvenidos al maravilloso mundo de la radio. ¿Sabes qué? Si no fuera por la radio, probablemente tú nunca me hubieras llegado a conocer. Nunca habrías llegado a escuchar mi voz. Nunca hubiéramos podido compartir todas las cosas que hemos estudiado en la Palabra de Dios, y por eso, es que le doy gracias a Dios por la radio. ¡Qué instrumento más maravilloso! Claro está, que para comunicarte conmigo, tendrías que escribirme una carta o hablarme por teléfono, si es que tuvieras mi número. Pero yo sí, me he podido comunicar contigo, vía este maravilloso invento del hombre llamado radio.   Hemos estado estudiando acerca de la oración, en estos días pasados. Ya hemos visto varias razones por las cuales debemos orar. Hemos visto que la oración es algo que Dios nos manda hacer. Vimos que la oración le agrada debido a que involucra fe. Hemos observado que, si no queremos ser vencidos por el mundo, es necesario que practiquemos la oración. Y en nuestro último estudio, analizamos que la oración es un arma potente. Todo esto nos trae al último estudio de esta serie. Hoy quiero que investiguemos una razón más por la cual debemos dedicar tiempo a la oración; y quizás esta razón sea la más importante. En mi opinión, tú y yo debemos dedicar tiempo a la oración, sencillamente porque es la única manera en que nos podemos comunicar con Dios. ¡Así es! La oración es el único medio por el cual Dios nos escuchará; es su invención. Y si el hombre quiere comunicarse con Él, tendrá que hacerlo a su manera. ¿Cómo? Pues por medio de la oración. Así como yo me estoy comunicando contigo en este momento por medio de la radio, así tú y yo podemos comunicarnos con Dios, por medio de la oración. Él se comunica con nosotros, así como tú te comunicarías conmigo por medio de carta, solo que su carta, es todo un testamento; de hecho, son dos Testamentos, el Antiguo y el Nuevo. Su carta se llama Biblia. Así que Dios se comunica con nosotros por medio de su Palabra, y nosotros nos comunicamos con Él por medio de la oración. Y como es la única manera en que podemos comunicarnos con Él, deberíamos orar con más frecuencia. En realidad, existen muchos versículos para apoyar lo que estoy diciendo, pero no tenemos tiempo para leerlos. Así que vamos a concentrarnos en un sólo versículo que ha sido de gran bendición a mi vida personal, porque no sólo me enseña la necesidad de orar, sino que también me indica los términos bajo los cuales puedo estar seguro de que Dios me escuche. Vamos en nuestras Biblias, al Antiguo Testamento, a 2 de Crónicas, capítulo 7, versículo 14, para ver lo que podemos aprender acerca de la oración, o sea nuestra comunicación con Dios. 2 Crónicas 7:14, dice así: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. Lo primero que necesitamos entender, es que Dios escucha mayormente la oración de los suyos. Dios escucha la oración del pecador incrédulo, pero lo hace sólo, cuando se trata de la salvación. O sea, que, si uno no es hijo de Dios, difícilmente va a obtener una respuesta de parte de Dios, a menos de que sea para arrepentirse de sus pecados y recibir a Jesús como su Salvador. En segundo lugar, vemos que, en la oración, uno debe buscar el rostro de Dios. En tercer lugar, vemos que uno tiene que tener una actitud de obediencia a lo que Dios dice. Y por último, vemos que cuando estas condiciones han sido cumplidas por el que ora, entonces Dios promete escuchar y responder a la oración de manera positiva. Cuando dije anteriormente que Dios escucha la oración de los suyos, es sencillamente, porque los suyos orarán con fe. Una persona que no cree en Él, una persona quien no le conoce, ¿por qué razón va a orar? Recuerda que a Dios le agrada la oración debido a que involucra fe. En Hebreos 11:6, Dios quiere que “uno crea que le hay”. También nos muestra, que Dios quiere que uno crea, que Él es galardonador de los que le buscan. Por lo consiguiente, cuando viene una oración de parte de alguien que sólo está probando la oración, porque no sabe qué otra cosa hacer, no debe esperar que Dios conteste. Los hijos de Dios no orarán de esa manera. Y si lo hacen, sus oraciones no serán contestadas tampoco. Sin embargo, cuando una persona incrédula siente en lo profundo de su ser, que debe haber algo más a la vida que el simple existir, cuando uno comienza a buscar a Dios bajo la atracción del Espíritu Santo, arrepentido de la vida que ha llevado, entonces se humilla, y Dios le escucha y le indicará la manera en que puede recibir perdón y vida eterna en la persona de Cristo Jesús. Lo que sucede es que uno debe buscar el rostro de Dios. Cuando uno está desafiando a Dios, y viviendo de una manera que desagrada a Dios, no podrá verle el rostro. ¿Crees que cuando Pedro negó a Jesús, después de haber dicho frente a todos que moriría con Él, le pudo ver a Jesús en la cara? ¡Claro que no! La Biblia dice que Pedro salió corriendo para llorar amargamente. ¿Crees que cuando uno está viviendo una vida de pecado en contra de Dios, que podrá verle la cara? ¿Crees que ese individuo está buscando el rostro de Dios? Cuando yo he hecho mal a otra persona, yo más bien me le huyo; no intento buscarle la cara. Para buscar el rostro de Dios, tenemos que ir a su Palabra y ponerla en práctica en nuestras vidas, deseando su compañerismo, intentando con toda nuestra fuerza estar dentro de su voluntad. De esa manera es que buscamos el rostro de Dios. Queremos ver la cara de Dios en las cosas que hacemos, y claro está, que no encontraremos su cara si estamos viviendo en pecado. Nuestro texto nos indica que tenemos que convertirnos de nuestros malos caminos. Eso significa, que tenemos que dejar de actuar como el mundo actúa, y actuar de acuerdo a la manera en que la Biblia nos indica que debemos actuar. Existen muchos estudiantes de la Biblia que no son practicantes de la Biblia. Dios dice que, si deseamos que Él nos escuche, Él tiene que ver un deseo sincero en nosotros de que estamos buscando hacer lo correcto. Él no va a perder su tiempo, escuchando oraciones de personas mal agradecidas, que sólo piensan en sí mismos y que no abusan de la oración, orando únicamente cuando les conviene o cuando desean algo egoísta. ¡No!, Dios no será burlado. Él escuchará las oraciones de personas que tienen un corazón sincero, y que de veras muestran con sus hechos, un deseo de hacer lo que es correcto. Cuando nos hemos humillado ante Dios, reconociéndole como el único quien pude ayudarnos, cuando hemos invocado su nombre, cuando hemos orado buscando su rostro, habiendo dejado nuestra mala manera de vivir, entonces Dios promete escucharnos desde los cielos, perdonar nuestras ofensas en contra suya, y ayudarnos. Dios quiere que haya buena comunicación entre Él y nosotros. Él quiere que tú y yo nos comuniquemos en todo tiempo con Él. Sin embargo, nuestra relación con Él no puede ser como otras relaciones. No puede ser como otras relaciones porque no tenemos la capacidad de engañar a Dios; Él conoce nuestro corazón y no está dispuesto a que nos burlemos de Él. De hecho, no podemos burlarnos de Él, por eso es que Él ha establecido la oración con las condiciones que acabamos de estudiar. Necesitamos orar. Porque es la única manera que podemos comunicarnos con Dios. No podemos agarrar su atención de ninguna otra manera. Personas que dicen que tienen una buena relación con Dios, pero que nunca oran, se equivocan. Podríamos decir que nuestra relación con Dios va en exacta proporción al tiempo que pasamos en oración con Él. Y nuestras oraciones sólo son escuchadas, bajo los términos de Dios, no los términos nuestros. Espero que estos estudios que hemos tenido sobre la oración hayan sido tan beneficiosos a tú vida, como lo han sido a la mía. Yo necesito orar más, sólo así es que podré llegar a ser un verdadero guerrero de Jesús. Yo voy a orar más desde hoy en adelante. Espero que tú hagas lo mismo. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por la oración, por la enseñanza de tu Palabra. Nos estamos dando cuenta de muchos cambios que tenemos que hacer. Suplicamos tu ayuda en eso. Ayúdanos a comunicarnos más contigo. Ayúdanos a ser hacedores de tu palabra y no tan solamente oidores. Te lo suplicamos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 16, 2022
¿Por Qué Debo Orar?

Debemos Orar Porque La Oración Es Un Arman Poderosa
¿Por qué debo orar? Ese es el tema escogido para estudiar en esta serie de mensajes. Y conste que ha sido de gran bendición a mi vida personal. Al preparar estos estudios, he tenido que analizar de nuevo mi vida de oración, reconocer algunas fallas que he tenido y rectificarlas. Espero que tú puedas decir lo mismo.   Al pensar nosotros en la oración, nos imaginamos algo que a simple vista se ve inútil. Cuando vemos a otra persona orar, no aparenta estar ejerciendo ningún poder; de hecho, aparenta estar descansando. Y si la quedamos viendo, de repente, hasta a nosotros nos va a dar sueño. Cuando los cristianos pensamos en un servicio de oración, pensamos en algo aburrido. Nosotros queremos cantar y oír un mensaje de fuego y poder, pero orar, eso está al final de nuestra lista de cosas que nos gustan hacer. En los últimos tres estudios, observamos que debemos orar porque es mandato de Dios; que debemos orar porque la oración es algo que a Él le agrada, debido que involucra fe: y que debemos orar para no ser vencidos por el mundo. Y en nuestro estudio hoy, queremos añadir otra cosa. Hoy vamos a ver que necesitamos orar, o, mejor dicho, debemos orar, porque la oración es un arma potente. Hay muchas cosas que no aparenta tener fuerza o valor. Al ir a algunos campeonatos de Karate, he visto a personas que no aparentan tener la fuerza para matar una mosca; luego, los he visto en acción y mi opinión acerca de la fuerza de ellos ha cambiado drásticamente. Una llama de fuego no se ve muy fuerte, se ve suave y apacible; pero cuando te acercas a ella, sientes calor, y si te acercas demasiado, te vas a quemar. Lo mismo podríamos decir de una cuerda o extensión eléctrica. No se ve fuerte ni amenazadora, pero si la tocas, vas a recibir la sorpresa de tu vida; y dependiendo de la cantidad de energía que está conduciendo, puede ser que hasta te prive de la vida. Lo mismo sucede con la oración, se ve insignificante e inútil, pero déjame asegurarte, que tal no es el caso. La oración es una de las armas más potentes que el cristiano tiene a su disposición, y esta es una de las razones por las cuales nosotros debemos orar. Debemos orar porque la oración es un arma sumamente potente, especialmente cuando la persona que la utiliza es francotirador. Para probar que lo que estoy diciendo es correcto, vamos a la Biblia a 2 Corintios, capítulo 10, para leer los versículos 4 al 6. 2 Corintios 10:4-6. Antes de leer estos versículos, déjame explicar que ellos no solo están hablando acerca de la oración, están hablando de todas las armas que el cristiano tiene a su disposición, pero como la oración se encuentra entre las armas del cristiano, entonces estos versículos sí corresponden a ella. Y ahora sí, vamos a leer. 2 Corintios 10:4-6, “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Nosotros los cristianos, tenemos armas diferentes a las que utiliza el mundo para lograr sus objetivos. Nuestras armas son espirituales, no carnales. Nuestras armas operan bajo la fuerza de Dios. Tienen una potencia sobrenatural, que permite que nosotros, con todas nuestras debilidades, podamos destruir fortalezas que Satanás quiere establecer en nuestras vidas y en las vidas de nuestros seres amados. Y no importa lo que el intelecto tiene que decir en su vasta ignorancia por desconocer lo espiritual. Sus argumentos y orgullo intelectual se derrumban ante la ciencia de Dios, permitiéndole conocer una potencia superior, cuando es atraído por una fuerza sobrenatural o una obediencia a Cristo Jesús, el Rey de reyes y Señor de señores. Tenemos que comprender que existe una gran diferencia entre armas espirituales y armas carnales. La oración tiene tanta potencia debido a que es un arma espiritual. Recuerda que la oración cuando es practicada correctamente no es más que uno ejerciendo su fe en Dios; uno cree que Dios existe. Uno tiene un problema o conoce a otro quien tiene un problema, uno cree que Dios puede resolver ese problema, basándose en principios expuestos por la Biblia, y uno está confiando que Dios responderá al llamado que se le está haciendo. No porque tiene que hacerlo, sino porque Él mismo es quien ha establecido la oración con ese fin. Luego, si Dios le indica a uno algo que puede hacer por sí mismo en la contestación a la oración, uno en obediencia lo hace y la petición es contestada. Si Dios no lo usa a uno, usará a otro, pero el resultado es el mismo. La diferencia entre un arma espiritual y un arma carnal es que la potencia viene de arriba y no de la tierra. La oración es potente porque está conectada a Dios, de lo contrario sería inefectiva. La oración causa tanto dolor a Satanás, sencillamente porque Satanás es un ser espiritual. Un arma física no le hace nada a Satanás. Él se ríe de las personas que hacen comentarios tales como: “Si tuviera el diablo en frente a mí, lo agarraría a patadas”. Él no nos tiene miedo a nosotros. Lo físico, lo carnal es chiste para él. Pero cuando utilizamos un arma espiritual contra él, el asunto cambia. ¿Por qué crees que tanto nos cuesta orar? ¿Por qué crees que podemos estar orando y la mente se nos desvía a un millar de diferentes cosas? Pero si estamos pensando en cosas malas, podemos estar bien concentrados. ¿Por qué crees que cada vez que vas a orar siempre hay interrupciones? Pero cuando otras personas están viendo una telenovela o contando un chiste sucio, nadie les interrumpe. Todo esto sucede porque, cuando oramos de corazón, Satanás es afectado de tal manera que siente gran dolor. Dios está contento porque se está ejerciendo fe, y cuando Dios está contento, Satanás siente disgusto y dolor. En su ser siente convulsiones de odio, envidia y náuseas, y hará todo lo posible por detener la oración a todo costo. En realidad, no me interesa que el científico me explique que yo he inventado a Dios, porque necesito una figura de Padre en mi vida. Y que la oración es la manera en que yo justifico mentalmente que estoy hablando con esa figura de Padre que yo mismo he inventado. Personalmente yo conozco el valor de la oración. He visto el poder de la oración por experiencia propia. Y en cuanto al deseo de tener una figura paternal en mi vida, pues tengo un padre terrenal que ha sido excelente en su trato conmigo como hijo, no tendría yo ninguna necesidad de inventar a otro, para tomar su lugar. Y para información del científico, es Dios quien me buscó a mí y me ha hecho su hijo. También he tenido el placer de orar por personas quienes han tenido este mismo pensar, para ver sus argumentos derribados y verlos arrepentirse de sus pecados, para aceptar a Jesús como Salvador. Hoy son mis hermanos en la fe, y juntos luchamos para engrandecer el reino de nuestro Padre Celestial. La oración es algo que Dios ha puesto a disposición de sus hijos. Es un arma potente que Él desea que utilicemos en todo momento. Por eso es que nos ha dado el mandato de orar sin cesar. Él nos ha dado esta arma porque nos ama. Nos deja indefensos ante nuestro enemigo Satanás, si no nos diera la oración. Nos da un arma con la cual podemos causar un gran dolor. Por el otro lado, Satanás nos dirá que la oración es pérdida de tiempo. Hará todo lo posible para que no pasemos tiempo en oración. Y ¿por qué? Porque él sí conoce el poder de la oración. A él le perjudica, entonces, por su propio bienestar, luchará para que el cristiano no ore. Tú y yo debemos orar. Debemos orar porque por medio de la fe, sabemos que la oración es un arma espiritual que está derribando las fortalezas de Satanás. No debemos dejar de orar simplemente porque no vemos resultados físicos e inmediatos. Recuerda que la oración es potente porque involucra fe, y fe es creer en lo que no se ve, es aceptar la Palabra de Dios. Ya se nos ha acabado el tiempo, así que. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por el estudio de hoy. Gracias por recordarnos que la oración es un arma potente. Ayúdanos a llegar a ser francotiradores de la oración. Todo esto, te lo pedimos en el precioso nombre de Cristo Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 15, 2022
¿Por Qué Debo Orar?

Debemos Orar Para No Ser Vencidos Por El Mundo
Antes de iniciar el estudio de hoy, quiero recordarte que este estudio lo estoy haciendo debido a la falta de oración en mi vida. Yo sé que no soy la persona de oración que debo ser y necesito hacer varios cambios para mejorar en esa área. Así que, mientras estudiamos juntos, te suplico que ores por mí, pidiéndole a Dios que me ayude a practicar lo que predico. Nuevamente me viene a la memoria el incidente en el jardín de Getsemaní, la noche antes de que nuestro Señor Jesucristo fuera crucificado por nuestros pecados. Sabiendo lo que le esperaba, sabiendo lo que sus discípulos iban a sufrir, el Señor les dio una orden que ellos no obedecieron. Jesús sabía que las siguientes horas iban a ser de mucho dolor y sufrimiento para ellos; Él sabía que Satanás iba a usar los acontecimientos que estaban a mano, para intentar culpar y destruir la voluntad de ellos en el futuro. Para poder pelear en contra de estos ataques diabólicos que les vendrían, ellos iban a necesitar ayuda; iban a necesitar algo que era mucho más fuerte, que todos ellos en conjunto; iban a necesitar ayuda divina; iban a necesitar poder de lo alto. De lo contrario, cederían al ataque y tendrían una derrota en su vida, que podría causarles mucho daño afectándoles física, mental y espiritualmente.   ¿Cuál era la solución de Jesús al problema?  Así es, la oración. Él fue a orar, preparándose para ese momento tan doloroso en el cual Él tendría que morir tan injustamente por una multitud de pecadores que gritaban: “¡Crucifícale, crucifícale!”. Él tendría que sufrir vergüenza, dolor y el menosprecio de toda la creación. Él necesitaría poder para no flaquear. Él necesitaba estar listo para todo. En los momentos de la injusticia del hombre, Él sería tentado a llamar a sus ángeles para destruir a la humanidad. En vez de decir: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, Él sería tentado a decir: “Padre, bórralos de sobre la faz de la tierra”. Pero no lo hizo; el mundo no pudo vencerle; el diablo no pudo vencerle. Y nuestro Señor salió victorioso de la tumba, tres días después, y hoy vive y reina para siempre. Él es mi Salvador, el Rey de reyes y Señor de señores. Ahora, si el Señor Jesús sintió la necesidad de orar, si Él siempre buscó momentos donde podía estar a solas con el Padre en oración, ¿qué es lo que me hace a mí creer que la oración no tiene importancia? Aparentemente la oración fue un factor de gran importancia en la vida de mi Señor; así que, a lo mejor, me ayudaría bastante a mí también. Vamos en nuestras Biblias al libro de Marcos, capítulo 14, versículo 38, para ver si podemos aprender algo más acerca del por qué tú y yo, debemos orar. Ye hemos visto en nuestros dos estudios anteriores que debemos orar porque es un mandato de Dios y porque es algo que agrada a Dios, debido a que involucra nuestra fe. Pero hoy vamos a ver este asunto desde una perspectiva humana. Quiero que observemos que la oración es de vital importancia a nuestro propio bienestar. Marcos 14:38, dice: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu de la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Nuestro mundo es un mundo cruel y friolento. Ha sido así desde el momento en que Adán y Eva dieron sus derechos de gobernar la tierra a Satanás. Aunque Satanás no puede tocar el espíritu de los que hemos sido salvos por la sangre de Cristo Jesús, puede influenciar nuestros pensamientos, voluntad y emociones, por medio de nuestra naturaleza carnal, instando que cedamos a la tentación, rindiéndonos inefectivos para producir frutos, para la honra y gloria de nuestro Padre Celestial. Eso fue precisamente lo que sucedió con los apóstoles, esa noche en las afueras de Jerusalén. Espiritualmente ellos estaban dispuestos a morir con Jesús, pero al ver los soldados y la muerte de cerca, Satanás por el lado físico, pudo entrar a sus pensamientos y sentimientos. Sintieron temor a lo desconocido, el dolor de ser azotado y quizás de ser crucificado. En vez de pararse firme al lado de Jesús, huyeron atemorizados de los que le podría acontecer. Lo primero que vemos en el versículo es un mandato. Cuando Jesús dice: “Velad y orad”, no está pronunciando una alternativa, es un mandato. No está diciendo: “¿Saben qué? Yo pienso que sería bueno si ustedes oraran de vez en cuando. Quizás sería una buena lección, tocante a la paciencia, para ustedes”. ¡No, de ninguna manera! Jesús había dado una orden. La orden es de: velar y orar. Los discípulos, en ese momento, podían hacer una de dos cosas, podían obedecer o desobedecer. Ellos optaron por desobedecer. Y ¿cuál fue la consecuencia? Pues, todos abandonaron a Jesús en el momento cuando Él más los necesitaba. No para salvarle la vida; Él tenía que morir para así, redimir al hombre; para eso había venido al mundo. Él no necesitaba que sus discípulos le defendieran. Él lo que necesitaba era el apoyo moral de ellos; el saber que ellos estaban con Él hasta la muerte. Pero por no estar listos, por no orar, en vez de pensar en Jesús, ellos estaban pensando en sí mismos, y huyeron, abandonándole. Pero claro está, que nosotros ya no tenemos ese problema, porque Jesús ya murió, ya resucitó y ya está en el cielo, sentado a la diestra de Dios Padre. Nosotros, ya no necesitamos y ya no tenemos necesidad, de velar y orar, ¿verdad? Todo lo contrario. Hoy es cuando más necesitamos velar y orar. Los cristianos parecen estar en coma, hoy día. Están dormidos, igual que los discípulos esa noche fatal. Jesús miraba el peligro, Él estaba atento, Él sabía que no era un momento de descansar, Él estaba velando y orando. Pero ¿ellos? Ellos no; ellos no veían ningún peligro, aunque Jesús ya les había dicho que iba a morir, acababa de decirles que uno de ellos le iban a traicionar. Ellos estaban en trance, estaban dormidos, aun cuando Jesús les dio orden de levantarse para velar y orar, no le hicieron caso. Y así veo la situación hoy. Lo que la Biblia ha dicho que va a acontecer, está sucediendo ante nuestros propios ojos. La venida del Señor está cerca y sin embargo los cristianos ¿dónde están? Yo no los veo, yo no miro a personas tocando las puertas de los no salvos; yo no miro a los cristianos viviendo vidas ejemplares; yo no veo a los cristianos creciendo en la fe; yo no veo los templos llenos de personas escuchando la Palabra de Dios. No veo ninguna de estas cosas. Veo a predicadores como yo, gritando: “Velar y orar”, pero no veo a nadie obedeciendo; ni siquiera a los mismos predicadores quienes están gritando el mensaje. Lo que sí veo, es una multitud de personas quienes dicen tener un deseo espiritual de servir con todo el corazón a Dios, pero que nunca se animan a hacerlo. ¿Será porque la carne es débil? ¿Será porque las tentaciones que este mundo les presenta no son repeladas por medio de la oración? Yo pienso que sí. Hermanos, Dios nos ha dado un arma potente con la cual podemos repeler los ataques de Satanás. Se llama oración y está a nuestra disposición. Lo único que nosotros tenemos que hacer, es tomarla en nuestras manos y dispararla. Lo más tremendo es que, mientras más la disparamos, vamos obteniendo mejor puntería, hasta que un día llegamos a ser francotiradores para la honra y gloria de Dios. Si crees que va a ser fácil practicar la oración, y no vas a tener oposición de parte del enemigo; te equivocas. El diablo sabe el daño que la oración le causa. Él hará todo lo que está a su alcance para que el cristiano se duerma y no preste atención a lo que realmente es importante. Usará telenovelas, fiestas, canciones, noviazgo, problemas económicos o cualquier otra cosa, con tal de que uno no utilice el arma que, a él, tanto lo debilita. Tú y yo debemos orar, porque la oración es nuestra arma para no caer en tentación y ser vencidos por el mundo. Debemos estar despiertos, pidiendo a Dios que no permita que la tentación nos tome por sorpresa. Debemos esperar los ataques de Satanás preparados, y buscar la ayuda de Dios por medio de pedirla en oración, confiando en que la ayuda vendrá, y que seremos victoriosos. Y ahora, hemos llegado al momento en nuestro programa de orar. Así que, oremos. Padre, el diablo no ha dejado de lanzar su ataque en nuestra contra. Nosotros sabemos cuánto él te odia y como le encanta poder hacer que nosotros no seamos obedientes a tu voluntad. Padre, ayúdanos a estar despiertos y en constante comunicación contigo, para no ser vencidos por el mundo. Te lo suplicamos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 14, 2022
¿Por Qué Debo Orar?

Debemos Orar Porque La Oración Complace a Dios
A todos nos gusta recibir regalos. Yo sé que, a mí, sí me encanta recibirlos. Me acuerdo cuando era niño, que los regalos que más me gustaban, no eran aquellos que yo necesitaba, sino los que deseaba. Y esos regalos a veces, no tenían ningún valor para nadie, sino únicamente para mí. Quizás mis tíos y tías me regalaban ropa que tanto necesitaba; quizás me compraban libros para avanzar mi educación; quizás me compraban zapatos o perfumes. Todos estos eran regalos que costaban algo de dinero, sin embargo, lo que yo deseaba era jugar. En ese entonces no me importaba si mis pantalones estaban rotos: yo los prefería así, especialmente si eran blue jeans. Yo no tenía novia así que, qué me importaba si daba buen olor o no. Y en cuanto a los libros, pues yo más bien los consideraba como una tortura; acaso no eran suficientes los libros que me daban en la escuela. Mil veces prefería un juguete, una navaja o una pelota con que jugar; esas eran cosas que yo deseaba. No las necesitaba, ni tenían gran valor, pero eran cosas que yo quería tener.   En esta serie de estudios, estamos analizando el por qué tú y yo, debemos orar. En nuestro pasado estudio vimos que debemos orar porque es un mandato de Dios. Vimos que Dios quiere tener compañerismo con nosotros y que tenemos un enemigo que quiere hacernos caer, y por eso es que Dios manda que oremos, para que las vías de comunicación entre Él y nosotros estén siempre abiertas. Hoy vamos a ver otro motivo por el cual debemos orar. Tú y yo debemos orar constantemente, porque a Dios le agrada que lo hagamos. Para Él no es necesario que oremos, pues Él no necesita nuestra ayuda. Él no tiene necesidad que le expliquemos lo que queremos que Él haga. Él ya sabe lo que necesitamos antes de que el pensamiento llegue a nuestra mente. Tampoco es asunto de gran sacrificio o valor, la oración. No cuesta dinero; no cuesta sangre. Diariamente pasamos largas horas hablando con nosotros mismos, así que nada nos costaría dirigir nuestros pensamientos a Dios. Entonces, ¿por qué es que a Dios le agrada la oración? Y esto es lo que quiero que estudiemos hoy. Vamos a ver el por qué a Dios le agrada la oración. Tal vez, si nos damos cuenta del por qué le gusta, podemos comenzar a orar con más constancia. Quizás nos motive pasar más tiempo en oración. Para saber por qué a Dios le gusta la oración, necesitamos preguntarle a Él. De nada nos sirve saber lo que yo pienso concerniente a la razón del por qué. Necesitamos saber lo que Dios mismo dice acerca del asunto. Y la única manera de que Dios nos va a hablar, es por medio de su Palabra. Así que vamos a la Biblia, al libro de Hebreos, capítulo 11, para leer el versículo 6, y vamos a ver si podemos aprender algo. Hebreos 11:6, dice así: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Aquí observamos que es imposible agradar a Dios sin fe. Nos explica Dios, que Él quiere que cuando uno se dirija a Él, no venga con la duda de que exista, sino que de verás crea en Él. Y, por último, vemos que Dios quiere que la persona que venga a Él se dé cuenta, de que Él hará justicia a los que de veras le busca, por las razones correctas y de la manera correcta. A Dios le agrada la oración, porque para realizar la oración uno tiene que tener fe. Y como vimos en nuestro texto es imposible agradar a Dios sin fe. Fe es simplemente creer en algo, aunque uno no lo pueda ver. Es estar convencido de algo, aunque uno no lo pueda entender. Cuando Eva estaba en el Jardín del Edén, y la serpiente se le acercó para tentarla, diciendo que no moriría si comía del fruto del conocimiento del bien y del mal, ella no confió en la palabra de Dios. Dios le había dicho que ella moriría. Eva no sabía lo que era muerte; ella nunca había visto a nadie morir, pero hubiera tenido fe de que Dios le estaba diciendo la verdad. Ella hubiera confiado en la palabra de Dios; sin embargo, no lo hizo y esto desagradó a Dios, porque era llamarle mentiroso. Cuando oramos estamos demostrando fe. El mundo se ríe de nosotros. Un sin número de personas al verme orar han hecho comentarios como: “se volvió a dormir”. Pero el asunto es que no importa lo que me dicen, o cuántas veces se rían de mí, si yo tengo fe, yo voy a orar, no importa lo que suceda. Y esto agrada a Dios, porque Dios ve que yo tengo en más estima su palabra, que la palabra del hombre. Fe es más que creer, en la mente, que Dios existe; es actuar sobre lo que creo. Si yo creo que una piedra va a caer del cielo sobren el preciso lugar donde estoy parado, me quito. El hecho de quitarme, muestro que creo que una piedra va a caer. Si me quedo parado en el mismo lugar, muestra todo lo contrario; muestra que no creo. Lo mismo es con la oración. Si de veras creo que Dios existe y contesta la oración, voy a orar. Pero, por otro lado, si no tengo fe en la palabra de Dios y no creo que Él conteste la oración, no voy a hacerlo. Así es de sencillo. Lo que estoy diciendo es que, si no oramos, es porque no creemos en la oración. Porque si de veras creyéramos en la oración, la practicaríamos. Dios no quiere que dudemos de su existencia. Él no quiere que pretendamos que Él existe. Él no quiere que juguemos al creador y la creación. Él quiere que sepamos que Él existe, y que actuemos de acuerdo a ese saber. Aquí es donde entra nuestra fe. Yo no he visto a Dios, tú no has visto a Dios, pero Dios ha dejado suficiente prueba de su existencia. Nos ha dado su Palabra y su Espíritu Santo para dirigirnos a esta verdad, además de la creación, y un sin número de otras pruebas. Cuando venimos a Él, debemos acercarnos a Él en oración, sabiendo que nos oye y que dará respuesta a nuestra oración, sea positiva o negativa. Aunque no le vemos, sabemos que Él está ahí, por esto es que oramos, y esto es precisamente lo que le agrada, el hecho de que nosotros le creemos. Él dice que está ahí. Él dice que si oramos Él contestará nuestras oraciones. Nosotros le creemos, y esto es fe, y por eso es que a Dios le agrada la oración. Otra cosa que le gusta a Dios cuando se habla de la oración, es que le estamos reconociendo como el Supremo ser de justicia. Cuando vemos el mal que hay en el mundo, y sabemos que no hay nada que nosotros no podemos ser en cuanto a ello, venimos a Él. Leemos su palabra, intentamos vivir de acuerdo a su Palabra y esperamos con fe que Él cumplirá su parte. O sea que, cuando oro, vengo a Él reconociendo su máxima autoridad sobre todas las cosas y no importa lo que el mundo haga, estoy demostrando que yo sé quién es el que está en control. Estoy demostrando que yo he escogido vivir de acuerdo a sus principios, sin importarme el hecho de que todos los demás me llamen loco. Yo creo en Dios. Sé que existe. Y prefiero vivir de acuerdo a sus reglas, porque sé que Él es justo y que, al fin y al cabo, los que viven de acuerdo a su palabra, son los que van a tener la victoria. No vengo a Él con sobornos; vengo a Él como el Creador de todas las cosas, sometiéndome a su voluntad y misericordia. No vengo a Él pidiéndole cosas sin haberme sometido a su dirección y gobierno en mi vida. Vengo a Él porque sé quién es. Vengo a Él porque sé que no hay otro. Vengo a Él antes de ir a ninguna otra parte u otra persona. Vengo pidiéndole dirección e iluminación, sabiendo que Él me ayudará. Dios quiere que vengamos a Él, con toda seguridad y confianza. A Él le agrada la oración por la sencilla razón que involucra fe. Satanás no quiere que oremos. Él quiere que dudemos de la existencia de Dios. Él no quiere que aceptemos su autoridad en nuestra vida. Él nos hará pensar que orar es perder el tiempo, insertando en cada momento libre que tengamos, otra actividad, con tal de que no podamos pasar tiempo en oración. Cada vez que intentemos orar, él traerá pensamientos que interrumpan nuestra comunicación, para que no logremos practicar esto que tanto agrada a Dios. Tú y yo debemos orar por la sencilla razón de que a Dios le agrada. Él ha hecho tanto por nosotros, y si a Él le gusta la oración, pues deberíamos orar continuamente. Y con esto, llegamos al final de nuestro estudio hoy.   Así que, vamos a orar. Padre, gracias por la oración. Antes que todo quiero pedirte perdón por no orar como yo debiera. Tú has sido tan bueno y misericordioso conmigo. Siento mucho cuando no vivo como debiera para ti. Padre, ayúdame a ser un verdadero guerrero de oración; yo sé que eso te agrada, y quiero que estes orgulloso de mí. Te lo pido, en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 13, 2022
¿Por Qué Debo Orar?

Debo Orar Porque Dios Lo Ordena
Si yo tuviera que confesarles mi punto más débil espiritualmente, tendría que admitir que sería el área de la oración. Yo he tenido que luchar con poner la oración en práctica en mi vida. Por días, a veces hasta semanas logro ser fiel en conversar con Dios, exponiéndole mis peticiones, confesándoles mis errores y alabándole, como merece ser alabado. Pero, por algún motivo, el diablo logra ocupar mi tiempo con otras cosas, aún cosas buenas, apartándome del tiempo en el cual debiera estar orando con mi Padre Celestial. El diablo logra esto, porque siembra en mi mente un pensamiento, que me imagino ha sembrado en tu mente también, de que, si Dios sabe las cosas antes de que yo se las diga, qué sentido tiene de que yo se las esté repitiendo. Y hasta me da la cita bíblica: “No os hagáis, pues semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”.   Tomando en cuenta esto, me siento ridículo repitiéndole cosas a Dios que Él ya sabe. ¿Qué sentido tiene entonces que yo ore? Es entonces, que el Espíritu Santo me indica que, la oración no es para Dios, la oración es para mí. El necesitado no es Dios, el necesitado soy yo; y la razón principal por la cual debo orar, es sencillamente porque Dios me lo ordena. Dios manda que yo ore; Dios demanda que yo ore; Dios exige que yo ore. Si eres cristiano, me imagino que ya pudiste identificarte con lo que estoy diciendo. Si hay algo en donde los creyentes en Cristo fallamos, pienso que sería en el asunto de la oración. Por eso es sumamente importante que entendamos el por qué debemos orar. Y eso es precisamente lo que deseo que estudiemos en esta serie de estudios. Conste que esta serie no es tanto para ti como lo es para mí; así que, si lanzo unas pedradas fuertes, si quieres puedes agacharte y dejar que yo reciba el golpe. Porque de una cosa puedes estar seguro: el hermano Ricardo, no es el guerrero de oración que debiera ser; sin embargo, hay tiempo para cambiar esto. Dios lo demanda de mí. Vamos en nuestras Biblias a 1 Tesalonicenses, capítulo 5, versículo 17, para leer un mandato. Dice así: “Orad sin cesar”. Espero que lo hayas memorizado ya. “Orad sin cesar”, qué fácil ¿verdad? Pero el hecho de que el versículo sea tan pequeño o breve no significa que carece de significado. Es un mandato; no es una súplica. No es una alternativa; es orden; es mandato. Y no es mandato de cualquier persona, es un mandato divino. Es mandato de Dios, y cuando Dios manda, toda su creación debiera obedecer, pero especialmente sus hijos. Notemos también que el mandato no indica que oremos cuando nos de la regalada gana. No dice que debemos orar tres veces al día antes de cada comida. No dice que debemos orar sólo cuando estamos metidos en problemas. Dice: Orad sin cesar; la palabra aquí es: cesar; no: César. Un joven me dijo que él siempre oraba sin César, pues no conocía a alguien con ese nombre. Pero la palabra no es: César; es; cesar. Y esto indica que debemos orar en todo tiempo; o sea, que debemos estar en constante oración con Dios. Dios manda eso. Él hace énfasis en el hecho de que Él quiere que oremos todo el tiempo. No sólo cuando sentimos la necesidad, pero aun cuando no sentimos que la oración sea necesaria. Dios tiene sus razones por las cuales Él desea que estemos en constante oración con Él. Él es un Dios de orden. Él no hace las cosas por locura, ni nos pediría que oráramos, si no hubiera necesidad, y no fuera para nuestro propio bienestar. Una de las razones por las cuales quiere que oremos todo el tiempo, es sencillamente porque le agrada nuestro compañerismo; no, así como nosotros, Dios se complace cuando visitamos con Él. Le encanta que sus hijos le prestemos atención. Él nos ha creado, nos ha librado del pecado, nos ha adoptado como sus hijos, y le encanta cuando hablamos con Él. Si alguna vez has pensado en por qué Dios no nos habla audiblemente, es porque a Dios le agrada nuestra fe. Para tener vida eterna, tuvimos que depositar nuestra fe en Cristo Jesús, confiando en que Dios cumpliría su Palabra, perdonándonos de nuestros pecados y entregándonos vida eterna. En un tiempo, Dios tuvo compañerismo con el hombre. Le hablaba así, como yo estoy hablando contigo. Pero el hombre no confió en Dios, no aceptó su Palabra; si no, que le desobedeciéndole abiertamente, llamándole mentiroso. Hoy día, Dios quiere que aceptemos su Palabra, sin ninguna prueba. Él quiere que confiemos en Él, aunque no existe ninguna prueba para que confiemos. ¿Sabes cómo se llama esto? Esto se llama fe. Escucha lo que dice Hebreos 11:6, “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios cree que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. ¿Te fijas? Así es de sencillo. Dios quiere que aceptemos su Palabra simplemente porque es su Palabra. Eso debiera bastarle al hombre. Y claro está, que en este momento, hay algunos que están escuchándome qué dirán: qué explicación más conveniente. Y mi respuesta es esta: Tú tienes derecho a creer lo que quieras, pero eso no cambiará la verdad. Otra razón por la cual Dios exige que oremos, es porque Él sabe que tenemos un enemigo que anda buscando cómo arruinar nuestro testimonio. Una noche en el jardín de Getsemaní, los discípulos estaban con el Señor Jesucristo. Él ya les había indicado que la hora de su crucifixión había llegado y que ellos necesitaban orar con Él. Sus palabras exactas, según Mateo 26:41, fueron: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Él sabía que iban a pasar un tiempo difícil, y deseaba que ellos estuvieran preparados. ¿Pero qué sucedió? Ellos no sentían la necesidad, se durmieron, y cuando los soldados llegaron para arrestar a Cristo, huyeron. Nosotros debemos estar en constante oración con Dios, sintamos o no la necesidad, porque en el momento menos esperado, Satanás nos lanzará un ataque que no podemos resistir, si no estamos conectados a nuestra fuente de poder. Cualquier militar te dirá que las vías de comunicación son de vital importancia a la hora de una batalla. También te dirá que, lo primero que se hace a la hora de un ataque es, destruir las instalaciones de comunicación del enemigo. De esa manera no puede pedir refuerzos, ni indicar que puede ser atacado. Como cristianos estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Satanás sabe esto, pero si él pude mantener nuestra mente en las cosas del mundo, entonces nos rinde inefectivos para servicio a Dios. Los discípulos la noche que arrestaron a Jesús, se olvidaron del poder de Dios; quitaron la vista de las cosas de arriba, y se fijaron en lo que estaba sucediendo a su derredor. Vieron el peligro, se olvidaron de las palabras de Jesús, y huyeron por falta de mantener sus mentes y ojos en Dios. Colosenses 3:2, dice: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. Otra razón por la cual Dios nos manda a orar es porque la oración es un arma potente. Es un arma que tiene más poder que cualquier arma hecha por el hombre. Es un arma espiritual que tiene poder para derribar fortalezas del diablo, y lo bonito de esta arma, es que, aunque no sepamos cómo funciona, sabemos que sí funciona, y cualquiera de nosotros puede utilizarla. Dios nos manda a que utilicemos la oración por nuestro propio bienestar. Él quiere tener compañerismo con nosotros. Él sabe que tenemos un enemigo que busca destruirnos, y sabe que necesitamos un emparejador con que pelear en contra de nuestro enemigo espiritual. Por eso es que manda que oremos. Satanás no quiere que oremos porque él no quiere que crezcamos espiritualmente, por eso él hará todo lo posible por ocupar nuestro tiempo, aún con cosas buenas, para que no nos comuniquemos con Dios. La oración a él le causa gran dolor, y por eso se esmera en detener nuestras oraciones a Dios, a todo costo. Tú y yo, necesitamos ser obedientes a Dios; necesitamos orar. Espero que tú le hayas sacado tanto al estudio hoy, como yo. Yo necesitaba esto. Y ahora, vamos a orar. Padre, gracias te doy por el privilegio de poder orar contigo. Señor, antes de todo, quiero pedirte perdón por no orar como debiera. Ayúdame a mí y a mis hermanos, a comprender lo muy valioso que es la oración a la causa de Cristo, y al engrandecimiento aquí en la tierra. Te lo pido, en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 12, 2022
Necesitas a Jesús

Porque El Hombre No Puede Por Si Solo Hacer El Bien
Hoy llegamos al final de otra serie de estudios. Hemos estado estudiando acerca del por qué el hombre necesita de Jesús. Hemos visto que el hombre necesita de Jesús porque el hombre no es justo, no entiende, no busca a Dios y porque se ha desviado. Hoy quiero que le demos el último golpe en la cabeza a esto, con la última razón que nuestro texto nos da. Hoy vamos a observar que el hombre necesita de Jesús, sencillamente porque el hombre no puede por sí solo hacer el bien. Nuestro texto nos dice, en Romanos, capítulo 3, versículos 10 al 12: “Como está escrito: No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Es normal que hagamos lo que es común a nuestra naturaleza; es normal que el mentiroso mienta; es normal que el ladrón hurte; es normal que el asesino mate. No hay nada fuera de la normalidad esperar que uno haga según su naturaleza. No es extraño entonces, el hecho de que aceptemos que, debido a nuestra naturaleza, nosotros pequemos; y es por esa razón que necesitamos de Jesús. Si sólo tenemos una naturaleza carnal, entonces siempre escogeremos lo que es normal para esa naturaleza, y eso es pecar. Siempre buscaremos ir contra la voluntad de Dios por naturaleza. Escucha lo que dice Gálatas 5:17: “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisieres”. Como podemos ver, la naturaleza carnal es contra lo espiritual, por lo consiguiente, si uno sólo tiene una naturaleza carnal, siempre irá en contra de Dios; eso es normal. Y por mucho que uno quisiera aparentar ser bueno, sólo se engaña a sí mismo, porque es su naturaleza ir en contra de todo lo que es bueno. Es por eso que la Biblia enfatiza el hecho de que “no hay quien haga lo bueno”. El apóstol Pablo, aunque ya era creyente cuando escribe lo que vamos a leer, nos explica un poco acerca de nuestra naturaleza carnal. Vamos en nuestras Biblias, a Romanos, capítulo 7, para leer los versículos 14 al 21, y ver si podemos explicar este asunto un poco mejor, y así ver si estamos en lo correcto o no. Romanos 7:14-21, “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mi, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí”. Quiero hacer énfasis, en el hecho de que cuando leemos estos versículos, está hablándonos un hombre que ya conoce a Jesús como su Salvador, y que todavía así, está teniendo problemas debido a que, aunque ha recibido una naturaleza espiritual, todavía tiene la naturaleza física con la cual nació. Tiene una naturaleza que le ayuda a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, pero existe una lucha interna, como la que vimos en el libro de Gálatas, cuando nos señala que “la carne es contra el Espíritu”. Yo deseo que observemos estos versículos únicamente, desde la perspectiva de una persona que no conoce a Jesús, para así comprobar el por qué, cada persona necesita de Él. Lo que más quiero que analicemos, es el hecho de que la ley es espiritual, pero que nosotros somos carnales, vendidos al pecado. La ley es espiritual. Dios hizo la ley para el verdadero nosotros, y el verdadero nosotros, es la parte de nosotros que Dios hizo a su imagen; es nuestra alma. Es la parte de nosotros que tiene mente, voluntad y emociones. Debemos recordar que nuestro cuerpo no es más que la casa en que vivimos; esa casa es hecha de polvo, y algún día regresará al polvo. Pero nuestra alma es eterna, vivirá para siempre, y nuestra alma, está espiritualmente viva o espiritualmente muerta, dependiendo si hemos recibido a Jesús o no. La ley fue hecha para esa parte de nosotros; la ley es espiritual. Pecado es infracción de la ley, pecado es quebrar la ley. Cuando una persona conscientemente quiebra la ley o infringe la ley, comete pecado. Cuando uno peca, no es su cuerpo el que peca. Uno usa su cuerpo para pecar, pero el cuerpo no actúa independientemente del individuo. Por lo consiguiente, cuando uno quiebra la ley, es su alma la persona verdadera la que peca. Dios nos dice en el libro de Ezequiel, que el alma que pecare ciertamente morirá. Así que cuando el alma peca, su cuerpo no muere, pero espiritualmente uno muere para con Dios. El asunto es que, aunque la ley es espiritual, uno tiene una naturaleza carnal, la cual es influenciada fuertemente por su cuerpo físico. Esta naturaleza la recibimos de nuestros padres cuando nacemos; recuerda que la Biblia nos enseña que somos concebidos en pecado. Nuestros padres son pecadores y por lo consiguiente, nosotros obtenemos la naturaleza de ellos, y la naturaleza que recibimos de ellos, es una naturaleza carnal, la cual es pecaminosa. En el momento en que llegamos a la edad de poder distinguir entre el bien y el mal, nuestra naturaleza carnal comienza a trabajar tiempo doble, influenciado por Satanás, quien quiere hacer con nosotros, lo mismo que hizo con Eva en el Jardín del Edén. Él quiere que desobedezcamos a Dios. Y ¿sabes qué?, eso es precisamente lo que hacemos: pecamos y morimos espiritualmente. Como dijimos anteriormente, la ley es espiritual. Si he quebrado la ley, tengo que pagar la consecuencia de haberla quebrado, espiritualmente. La Biblia nos enseña, en Romanos 6:23, que “la paga del pecado es muerte”. Si la ley es espiritual, y el pecado es quebrar la ley, entonces la muerte de qué habla aquí, también tiene que ser muerte espiritual. Y creo que esto está claro en nuestra mente. También creo que está claro la realidad de que, si estoy muerto espiritualmente, sólo hay una manera en la que puedo vivir, y esa manera es carnalmente. Y he aquí, la razón por la cual necesitamos a Jesús. Regresemos a Romanos 6:23, dice: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Dios no quiere que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. Él no quiere que nadie tenga que ir al infierno. Por eso es que Él da al hombre una escapatoria, una salida. Cuando el hombre peca, muere espiritualmente; pero Dios hizo algo para que el hombre pudiera vivir espiritualmente, una vez más. Él hizo un regalo al hombre, y el regalo es vida eterna. Y esa vida eterna, viene en la persona de Cristo Jesús, lo único que el hombre tiene que hacer es aceptarla, por medio de admitir que es pecador y recibir el regalo con fe. Cuando hace esto, nace espiritualmente de simiente de Dios, según 1 Juan, 3:9. Lo bueno de todo esto, es que recibe una nueva naturaleza, una naturaleza espiritual, y ahora tiene una fuerza en sí, que le ayudará a vivir de una manera que agrada a Dios. Ahora puede hacer bien, cuando vive dirigido por el espíritu y no por la carne. Claro está, que siempre habrá una lucha, porque al nacer espiritualmente, no pierde su naturaleza carnal; pero por lo menos, tiene una ayuda que anteriormente no tenía, porque ahora el Espíritu de Cristo, vive en uno. Claro está, que Satanás no quiere que tú tengas esta ayuda. Él quiere que vivamos en desobediencia a Dios, así como él, y de esta manera, vivimos para él. La única manera que puedes vivir para Dios es por medio de vivir espiritualmente. Uno no puede vivir espiritualmente, si está muerto. ¿Qué debes hacer? Necesitas nacer espiritualmente. La manera en que haces esto es admitir, que no hay nada bueno en ti. Si no admites eso, entonces tampoco recibirás el regalo que Dios da. Después debes pedir perdón a Dios, y aceptar a Jesús, por medio de pedir entrar en tu corazón. Recíbele con fe, creyendo en el hecho que Él entrará a tu vida, en el mismo momento en que tú se lo pidas. Y Él no miente, Él entrará, y también te dará vida eterna. Vamos a orar. Padre, Gracias te damos por Jesús. No hay nada bueno en nosotros. Nuestra naturaleza carnal hace que hagamos el mal y nos rinda incapaces de hacer el bien, pero con Cristo en nuestra vida, podemos hacer Tu voluntad; podemos vivir vidas que te agradan. Ayúdanos a todos a comprender la realidad de este estudio. Porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 09, 2022
Necesitas a Jesús

Porque Te Has Apartado
Adán y Eva se encuentran en una situación de miseria. Ellos lo habían tenido todo en el Jardín del Edén. Eran inocentes y no tenían ninguna preocupación. Todo lo que necesitaban para alimentarse estaba en los árboles frutales que Dios había puesto para ellos. Los animales les obedecían, y lo único que tenían que hacer todo el día era disfrutar del compañerismo el uno con el otro, y con Dios. No había que trabajar; tenían todo lo que necesitaban. Todo era perfecto; iban camino a una vida de perfección. Podían hacer todo lo que les daba la regalada gana, con excepción de una sola cosa: no debían comer de un sólo árbol que se encontraba en el jardín. Era el árbol del conocimiento entre el bien y el mal.   Todo iba bien, hasta que decidieron desviarse del camino. Satanás se presentó en forma de serpiente y le dijo a Eva que Dios era mentiroso, y que ella no tenía por qué hacerle caso. Eva prefirió hacerle caso a la serpiente, y comió del fruto y luego le dio de comer a Adán. En ese preciso instante, se desviaron del camino y comenzaron a viajar, cuesta abajo a la destrucción, así como Dios les había advertido. Lo mismo sucede con cada ser humano que no desea vivir de acuerdo a las instrucciones establecidas en la Palabra de Dios. Son muchos individuos los que están dispuestos a seguir la Biblia por un tiempo, y hasta cierto punto. Pero al llegar a un punto que a ellos no les parece, entonces desean tomar un desvío, y al tomar desvíos, lo único que sucede es que nos alejamos del camino. Esto nos trae a nuestro estudio de hoy. Estamos hablando de razones por las cuales las personas necesitan de Jesús. Una de ellas, es porque el hombre se ha desviado del camino de Dios, y sólo existe un camino que le puede regresar a Dios. Ese camino es la persona de Cristo Jesús. Vamos ahora a nuestro texto, y leamos Romanos 3:10-12, dice así: “Como está escrito: No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Deseo que hagamos un pequeño repaso hoy, de alguna de las cosas que ya hemos visto en los estudios pasados, además de ver algunas cosas nuevas que no hemos discutido. Primero observamos que no hay justo. La Biblia dice que no existe, ni aún ni siquiera uno. En segundo lugar, vemos que no hay quien entienda. Y en tercer lugar vemos que no existe nadie, absolutamente nadie, quien busque a Dios. Y en cuarto y último lugar, observamos que todos se han desviado y se han hecho inútiles. No existe ninguna persona justa. La Biblia enseña la depravación total del hombre. Eso simplemente significa que el hombre, una vez que llega el momento de poder distinguir entre el bien y el mal, por naturaleza, escogerá el mal. Esto sucede porque cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, se contagiaron de pecado. Y como todo ser humano viene de descendencia de Adán y Eva, obtienen al nacer, una naturaleza pecaminosa. Romanos 5:12 dice: “Por tanto como el pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos sus hombres, por cuanto todos pecaron”. Esto es muestra de que todo hombre es pecador por naturaleza. Recordemos que nuestros padres, tanto nuestro papá como nuestra mamá, son seres humanos. Ambos son pecadores, por lo consiguiente cuando nosotros nacemos, nacemos con la naturaleza pecaminosa de ambos. El salmista escribe en Salmos 51:5, “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre”. Desde el momento en que dos naturalezas pecaminosas se juntan, ya se sabe que el producto también será pecaminoso. También sabemos que, los puntos más fuertes, serán los que son pasados al ser que nace. Los que han estudiado biología y ciencias, saben que los genes predominantes, son los que recibirá el ser que nace de la pareja. Por ejemplo, si el padre tiene pelo negro, y la madre es rubia, el niño probablemente tendrá pelo negro, ya que el color negro es más fuere que el otro. Si ambos, padre y madre, tienen pelo negro, puedes asegurarte de que el pelo del recién nacido será negro, a menos de que tenga algún defecto. Lo que quiero decir con esto es, que como ambos padres tiene una naturaleza pecaminosa, podemos estar seguros de que los que nacen de ellos, también lo tendrán. En el segundo estudio de esta serie vimos que, para entender las cosas de Dios, uno tiene que tener una naturaleza espiritual. Sencillamente porque las cosas de Dios son de índole espiritual. Aprendimos que cuando el individuo ha llegado al momento de saber distinguir entre el bien y el mal, y escoge hacer el mal, muere espiritualmente. La única manera en que puede vivificar su espíritu es por medio de arrepentirse de sus pecados y recibir a Jesús como su Salvador. 1 Corintios 15:45, dice: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante”. Déjame explicar lo que esto significa. El primer Adán fue hecho alma; el primer Adán, pecó. El libro de Ezequiel nos dice que el alma que pecare ciertamente morirá. O sea que, el primer Adán desobedeció a Dios, escogiendo hacer el mal. El postrero Adán es Jesús, y Jesús fue hecho espíritu vivificante. Cuando el alma reconoce que ha pecado, pide perdón y acepta a Jesús como Salvador. Este entra a su alma, y lo hace nacer espiritualmente; o sea que, le da vida espiritual. Por eso es que Jesús es espíritu vivificante. Nosotros tenemos un término para este evento, es lo que nosotros llamamos: nacer de nuevo. Lo llamamos así, porque, aunque el individuo está naciendo por segunda vez, sólo que esta vez, el nacimiento es espiritual. Cuando uno nace espiritualmente, obtiene una nueva naturaleza; es una naturaleza espiritual, y ahora tiene la capacidad de entender asuntos espirituales. Pero sin este nacimiento, sería imposible. Todo hombre va bien al nacer. Aunque nace en pecado de padres pecadores, Dios no lo hace responsable, porque no sabe distinguir entre el bien y el mal. Si muere antes de llegar a la edad de poder distinguir entre el bien y el mal, irá al cielo porque es inocente, no sabiendo mejor. Sin embargo, en el momento en que uno sabe la diferencia entre bien y mal, y escoge voluntariamente hacer el mal, Dios lo hace responsable de sus hechos. Es en ese momento en que el hombre se desvía, y desde ese punto en adelante, todo va cuesta abajo hacia la destrucción. Se ha desviado del camino; se ha desviado de la verdad; se ha desviado de la vida. El hombre en esta condición se vuelve inútil. Es así porque el hombre fue creado para traer honra y gloria a Dios, y como no está cumpliendo con el propósito de su existencia, se vuelve inútil; no sirve para nada. Dios desea tener una buena relación con el hombre. Cuando el hombre se desvió del camino, Dios envió a su Hijo Jesucristo, para que en cualquier punto desvío, el hombre pudiera regresar a Él. No sólo hizo esto, sino que nos ha dado su Palabra para señalarnos a su Hijo. Además de esto, nos ha dado su Espíritu para saber lo que necesitamos hacer. Todo esto ha hecho Dios, porque, aunque el hombre se ha desviado, Dios todavía le ama y quiere que regrese al camino con Él. Satanás, por otro lado, quiere que el hombre siga en el desvío. El quisiera que el hombre llegara a la muerte sin conocer a Jesús como su Salvador. De esta manera el hombre estará con él, eternamente, en el infierno. Es aquí en esta vida, que escogemos nuestro eterno hogar. Y por eso es que necesitas a Jesús. Si no te has arrepentido de tus pecados, tú sigues en el desvío, y la única manera en que puedes volver a la relación que perdiste con tu creador cuando decidiste pecar, es por medio de Jesús. Él es el único que puede reconciliarnos con Dios. Si reconoces que lo que estoy diciendo es la verdad; si reconoces que te has desviado, ¿por qué no lo admites? Arrepiéntete y pide perdón a Dios. Pide a Jesucristo que entre en tu corazón; acéptale como tu Salvador. Sólo así, es que tu relación con Él puede ser restaurada. Tú necesitas a Jesús. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por tu amor, aun cuando nosotros te menospreciamos, y por nuestra propia voluntad, nos hemos alejado de Ti. En Tu amor has provisto un camino por medio del cual, podemos restablecer nuestra comunicación contigo. Gracias, Padre, por Cristo Jesús. Te pido que ilumines a mis amigos en este momento, y que puedan entender que Jesús es el camino, la verdad y la vida, y que la única manera en que pueden volver a Ti es por medio de Él. Te lo pido en su nombre. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 08, 2022
Necesitas a Jesús

Porque Tú No Lo Buscarás
No vemos a muchas personas buscando a Dios, hoy día. Vemos a personas buscando fama y fortuna. Vemos a personas uniéndose a pandillas, la mafia y aun entregando sus vidas a Satanás, participando en ritos donde animales son desmembrados y hasta hacen sacrificios de seres humanos. Todo esto se oye grotesco, pero es la realidad. Sinceramente podríamos decir que todos buscan cualquier cosa o cualquier persona, con tal de que no sea Dios.   ¿Por qué es que las personas no buscan a Dios? La Biblia nos enseña que Dios es luz, y que los hombres aman más las tinieblas que la luz, porque sus obras son malas. Ya hemos estudiado, en nuestro pasado estudio, que los hombres no pueden entender las cosas de Dios, porque se han de discernir espiritualmente, y sólo las personas que han nacido espiritualmente por haber recibido a Jesús en sus corazones, tienen la habilidad de poder entender correctamente las enseñanzas que la Biblia da. En vista de que la mayoría de las personas aman el pecado, no desean arrepentirse; de hecho, no sienten que están haciendo nada malo, por lo consiguiente: ¿de qué se van a arrepentir? Cuando uno les muestra la luz o les señala que están haciendo mal, les da risa. Puede ser que hasta le digan a uno: “Pues, si voy a ir al infierno por hacer esto, que así sea, por lo menos allá nos vamos a divertir todos”. Esta es la razón por la cual, el hombre necesita de Jesús. Sólo existe una persona quien puede ayudar al hombre a buscar lo que es correcto; sólo existe una persona quien puede ayudar al hombre a seguir en el camino de la verdad. Y esa persona, es el Todopoderoso Cristo Jesús. Vamos en nuestras Biblias, a Romanos capítulo 3, y vamos a leer los versículos 10 al 12, para ver si vamos a poder aprender algo, acerca de este asunto de buscar a Dios. Romanos 3:10-12, dice: “Como está escrito: No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Como vemos en nuestro texto, no hay nadie quien busque a Dios. ¡Increíble! En todo el mundo entero, entre todos los seres humanos que han nacido desde el principio del mundo, no ha habido nadie quien buscare a Dios. ¿Qué significa esto? Pues, significa que, si el hombre no ha buscado a Dios, debe ser que Dios es quien busca al hombre. Y ¿cómo es que podemos probar esto? Esto es probado en el hecho de que Dios hace el sacrificio máximo por la humanidad, en enviar a su unigénito Hijo, a morir en la cruz del calvario, con el fin de restaurar la relación que una vez existía entre el hombre y Él. Deseo que tomemos unos cuantos minutos para analizar este asunto de que el hombre no busca a Dios, debido a que sus propias obras son malas. ¿Por qué es que las obras del hombre son malas? ¿Cuál es el resultado de sus malas obras? Si el hombre no va a buscar a Dios, ¿significa esto que no hay esperanzas para él? Prestemos atención, y vamos a ver si podemos contestar satisfactoriamente estas preguntas, a la luz de lo que la Biblia dice. Según Isaías 64:6, “si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia”. Fíjate: “todos nosotros”. Lo que más me duele es que este versículo me incluye también a mí. Yo soy como suciedad, y todas las cosas que yo hago son como trapos sucios a la vista de Dios ¿Por qué? En contestación a esta pregunta, tenemos que regresar hasta el principio del mundo con los padres de toda la humanidad. Adán y Eva, nuestros primeros padres, tuvieron una linda relación con Dios; ellos se paseaban con Él en un hermoso jardín. Pero un día, el enemigo de Dios, Satanás, se disfrazó como serpiente. En ese tiempo la serpiente era una criatura muy hermosa y caminaba al igual que nosotros. Satanás se acercó a Eva, la tentó y ella cedió a la tentación, comiendo de un fruto que Dios le había prohibido comer. Después ella dio el fruto a Adán, y él también comió desobedeciendo a Dios. En ese momento nuestros primeros padres, se contaminaron con una enfermedad mortal. Esa enfermedad se llama pecado. En el libro de Ezequiel, encontramos que “el alma que pecare ciertamente morirá”. Esto significa que la persona que decide ir en contra de Dios, desobedeciéndole abiertamente por acto de su propia voluntad, muere espiritualmente y es separado de Dios; y eso fue precisamente lo que Adán y Eva hicieron. Lo triste del pecado es que se pasa de generación a generación. Así que cuando Adán y Eva tuvieron hijos, la enfermedad pasó a ellos. Romanos 5:12 dice, “Por tanto el pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Como dije anteriormente, esta enfermedad ha pasado de generación a generación, por eso es que todos somos como suciedad, y que todas nuestras obras como trapos de inmundicia ante los ojos de Dios. El resultado de este pecado, como acabamos de leer, es que la muerte ha pasado a todos los hombres. Cuando hablamos de la muerte en este caso, no estamos hablando de muerte física, sino muerte espiritual. Recuerda: “El alma que pecare, ciertamente morirá”. Un alma no puede morir físicamente, un alma se muere espiritualmente. En el final de los tiempos, todas las almas, tú y yo incluidos, tendremos que presentarnos ante Dios, y el alma que no ha sido vivificada por medio de arrepentimiento y fe en la persona de Cristo Jesús, será lanzada al infierno por toda la eternidad. No habrá fin al sufrimiento del alma. Recibirá un nuevo cuerpo que siente dolor, pero que no se consume. Marcos 9:44, lo describe de esta manera: “Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga”. Esto es el resultado del pecado. Romano 6:23 dice, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Esto nos trae a nuestra tercera y última pregunta: ¿hay esperanza para el hombre? No sabes cuánto me alegro de poder decirte que sí la hay. Como el hombre no quiere buscar a Dios, Dios se toma la iniciativa y busca al hombre. Él envía a su Espíritu para que el hombre se dé cuenta, de que es pecador, de que hay salvación, y también le hace saber que hay un castigo, sino acepta esa salvación. Juan 16:8 nos enseña que Jesús “Enviaría al Espíritu Santo al mundo, para convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. ¿Qué es lo único que el hombre tiene que hacer? Sólo tiene que aceptar lo que Dios dice y ser obediente a ello. Dios dice que la manera en que el hombre puede ser salvo es por medio de arrepentimiento y fe en la persona de Cristo Jesús. El hombre necesita de Jesús, porque sino, no podrá encontrar a Dios. Si no fuera por Jesús, quien envía al Espíritu con el ministerio de convencer al hombre, el hombre nunca sería salvo pues, por su propia cuenta, no buscaría a Dios. Dios quisiera que todos vinieran a Él. Él ha mostrado ese deseo, enviando a Jesús para tomar forma humana, vivir en la tierra sin pecado, y morir en la cruz del calvario, resucitándolo de la muerte para ser el Salvador de todo aquel que en Él cree. Él ha enviado al Espíritu Santo para convencer al hombre de pecado, justicia y juicio. Él ha dado su palabra al hombre, preservándola a través de los tiempos, para que el hombre pudiera llegar al conocimiento de la verdad. Él ha puesto su iglesia en el mundo para esparcir el mensaje. Su iglesia tiene programas radiales como El contacto cristiano, y personas que se dedican a compartir las verdades de la Biblia con el hombre, para que no tenga ninguna excusa. Todo esto y más, ha hecho Dios para restablecer la relación que se ha perdido. Lo único que le faltaría sería, hacer que el hombre viniera a Él a la fuerza, y Él no desea eso. Tú necesitas de Jesús; sin Él no puedes restablecer una relación íntima con Dios. Necesitas arrepentirte, pedir perdón e invitar a Jesús a entrar a tu corazón, para ser tu Salvador. Si ya has recibido a Jesús, dale gracias por haberte ayudado a encontrar a Dios; si no le has recibido, hazlo antes de que sea demasiado tarde. Vamos a orar. Padre, yo te doy gracias por Jesús. Te doy gracias por el día cuando tu Espíritu Santo, me convenció a mí de que yo era pecador y que necesitaba de Jesús, para no tener que ir al infierno, y poder restablecer mi relación contigo. Señor, en este momento te pido por mis amigos, te suplico que le ayudes a comprender a ellos. Te lo pido, en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 07, 2022
Necesitas a Jesús

Porque No Entendemos
Vieras cómo me siento de ignorante cuando las personas me preguntan sobre asuntos que yo no entiendo, como la medicina, la mecánica, la electricidad, la agricultura; en fin, sobre una gran cantidad de cosas. Me siento ignorante porque no entiendo esas cosas, pues no las he estudiado. Y no me motivo a estudiar de esas cosas, porque no me interesan lo suficiente como para yo tomar el tiempo para estudiarlas; y claro está que, cuando una cosa no nos interesa, es más fácil ignorarlas o evitarlas, debido a nuestra falta de comprensión. A veces, hasta ridiculizamos la cosa haciéndole burla, simplemente porque no deseamos invertir el tiempo necesario para aprender cómo funciona. Me acuerdo que yo antes preparaba mis estudios para la radio, utilizando papel y lápiz. Le hacía burla a mis compañeros en el evangelio que ya habían adquirido computadoras y todo, para facilitarles su trabajo. Yo me burlaba de ellos preguntándoles si Jesús usaba una computadora durante su ministerio terrenal. Yo sabía que me podían contestar que Él no usaba la radio tampoco, pero que ahora la utilizamos nosotros para propagar su mensaje. Pero yo me reía de ellos porque desconocía de computadoras y las veía muy complicadas, y simplemente no quería tomar el tiempo para aprender cómo funcionaban. Pero cuando vi todo lo que podían hacer, dándome un mejor producto y facilitándome más tiempo para invertir en el reino de mi Señor, comprendí que el ignorante había sido yo, por no querer entender.   Romanos 3:10-12, dice: “Como está escrito: No hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, y a unas se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Hoy deseo que nos fijemos en las palabras: “no hay quien entienda”. En nuestro último estudio, vimos que una de las razones por las cuales necesitamos de Jesús, es porque no somos justos. En el estudio de hoy, vamos a ver que otra razón por la cual necesitamos de Jesús, es porque simplemente no entendemos, y la única manera por la que llegamos a entender, es por medio de Él. Como dije al principio, yo no entiendo muchas cosas, pero sí tengo amigos quienes entienden, y cuando me veo metido en un dilema debido a mi falta de entendimiento, tengo a quien acudir. Para las cosas de Dios, solo existe un mediador a quien podemos acudir; ese mediador es Jesús. De nada sirve que busquemos encontrar entendimiento de Dios, fuera de la persona de Jesús. De hecho, no existe otro recurso para saber de Dios fuera de la persona de Jesús. Si queremos saber la razón por la cual esto es verdad, tendremos que ir a la Palabra de Dios. 1 Corintios 2:14-16, dice: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién la instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. Estos versículos nos enseñan que hay quienes no pueden entender las cosas de Dios. No las pueden entender, porque las cosas de Dios son espirituales, y uno tiene que tener una naturaleza espiritual para poderlas entender. De hecho, el texto dice que uno debe tener la mente de Cristo para poder entender cosas de Dios, y ¿quién es Cristo? Así es: Jesús. Existen muchos estudiantes de la Biblia que hablan disparates, simplemente porque están intentando discernir cosas espirituales de una manera física y natural. Uno no puede hacer esto. Las cosas de Dios se disciernen espiritualmente, y a menos de que uno tenga una naturaleza espiritual, no podrá entender. Cuando la Biblia dice que el hombre natural no puede entender las cosas de Dios, está hablando del individuo que únicamente ha nacido físicamente. Esta persona o alma, tiene un cuerpo físico, pero está muerto espiritualmente, y cuando uno le habla de cosas de Dios se pone a reír pues lo único que conoce es lo físico; para él las cosas de Dios son locura. Para que dejen de ser locura, este individuo tendrá que nacer espiritualmente, y por eso es que tiene necesidad de Jesús. La Biblia nos enseña en el capítulo 3 de Juan, que, para entrar en el Reino de Dios, uno tiene que nacer no sólo físicamente, sino también espiritualmente; y esto se logra por medio de creer en el Hijo unigénito de Dios: Jesús. Juan 1:12, nos enseña que, cuando uno recibe a Jesús como su Salvador, que Dios le da potestad de ser su hijo. Lo que sucede, en pocas palabras, es que cuando uno se arrepiente de sus pecados, aceptando que ha desobedecido abiertamente a Dios, pide perdón y acepta en su corazón el sacrificio que Jesús hizo por uno, recibiéndole, así como su Salvador, Dios le perdona, y envía su Espíritu Santo al alma, y lo hace nacer espiritualmente a su familia. Ahora el alma no tan sólo ha nacido físicamente a una familia humana, sino que ha nacido espiritualmente a la familia de Dios, y siendo de la familia de Dios, ahora sí puede entender cosas de la familia. Te acuerdas de la historia del etíope y Felipe. El etíope iba camino a Etiopía, leyendo la Palabra de Dios, pero no entendía. Felipe se le acercó y le preguntó si entendía lo que leía, y el etíope le preguntó: “¿Cómo puedo entender si no hay quien me lo explique?”. Fue entonces que Felipe comenzó a explicarle lo que la Escritura decía. Ahora, ¿por qué Felipe iba a poder explicarle la Escritura mejor que el etíope, cuando él tenía más educación que Felipe? Tenemos que reconocer que este señor era tesorero de la reina de los etíopes. Tenía que ser bueno con números y una persona muy estudiada para poderse rozar con los de alta sociedad; sin embargo, en este caso, no tiene idea de lo que está leyendo.  Lo que sucede es que no tiene cómo entenderlo, porque era algo espiritual, y sólo alguien espiritual podría intentar explicarle lo que estaba sucediendo por eso, Felipe era la persona indicada. Felipe había recibido a Jesús como su Salvador, ya había nacido espiritualmente a la familia de Dios, y tenía al Espíritu Santo viviendo en sí. Él sí podía explicarle al etíope lo que la Escritura estaba diciendo, pues ya había tenido la experiencia. Dios quiere que todos entendamos cómo ser salvos. La Biblia nos enseña que Él quiere que todos vengamos al arrepentimiento, y no quiere que ninguno perezca. Por eso Él nos ha dado su Palabra, el Espíritu Santo y personas quienes nos expliquen la Palabra; por eso estoy yo aquí. Dios ha puesto en mí el deseo de compartir su Palabra con aquellos que no la pueden comprender, por no tener una naturaleza espiritual. Pero antes de poder hacer esto, tuvo que haber alguien que me explicara a mí, porque yo no había tenido una naturaleza espiritual, yo no había recibido a Jesús como mi Salvador. El Espíritu Santo, puso en el corazón de alguien que me hablara a mí, me hiciera comprender de lo que la persona me estaba diciendo, y fue así como yo llegué a entender de lo que debía hacer para ser salvo. Satanás hará todo lo posible para que las personas no lleguen a comprender la Palabra. Él hará todo lo que está a su alcance, para interferir cuando el Espíritu Santo llama a la persona al arrepentimiento. De hecho, te aseguro que, en este mismo momento, ha enviado alguna distracción a los que me escuchan en este momento, para que no presten atención a lo que estoy diciendo, porque él no quiere que las personas lleguen a nacer espiritualmente a la familia de Dios, porque entonces se convierten en obstáculos a su misión de destruir y matar. Es por esto que tú necesitas a Jesús. Sin arrepentirte de tus pecados y recibirle como salvador, tú no puedes entender las cosas espirituales. Jesús es el único quien puede realizar esto en tú vida. Cuando le recibes, nacerás espiritualmente a la familia de Dios, y entonces, y sólo entonces, es que podrás comprender. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por nuestro estudio hoy. Yo sé que muchos de mis amigos no van a comprender lo que he dicho, pero estoy confiando que alguno de ellos sí podrá comprender la explicación, porque sé que el Espíritu Santo está haciéndoles saber que tienen necesidad de mi Señor Jesús. Padre, gracias te doy, por haberme iluminado a mí y a todos mis hermanos, y ahora te ruego por nuestros amigos. Deseo tanto que tengan lo que nosotros tenemos en Cristo Jesús, en tu nombre te lo suplico, que les ayudes. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 06, 2022
Necesitas a Jesús

Porque No Eres Justo
Iba camino a Huejutla, Hidalgo, México; para predicar una campaña evangelística, en celebración del aniversario de la Primera Iglesia Bautista en Huejutla; cuando mis amigos de la frontera me indicaron que yo no tenía los documentos para continuar mi viaje. Intenté lo mejor posible explicarles la urgencia de mi viaje, pero ellos me explicaron que no importaba quien era yo, ni cuál era mi misión, si yo no tenía los documentos correctos, no me iban a permitir cruzar la frontera para llevar a término mi misión. Al principio me molesté con ellos, ya tenía tiempo de no ver a mis hermanos de Huejutla, sentía una gran responsabilidad de predicarle a mis amigos Hidalguenses, para que pudieran aceptar a mi Señor como Salvador, y yo no era una persona mala que iba a perjudicar el bienestar del país; pero luego, vi la situación a la luz del evangelio, ¿cuántas personas quieren entrar al cielo, pero no tienen en orden sus documentos? Vamos a tomar tiempo en este estudio, para hablar sobre algunas razones, por las cuales necesitamos de Jesús. Existen un sinnúmero de razones por las cuales necesitamos de Él, pero vamos a concentrarnos en cinco razones principales.   Vamos a observar que necesitamos de Jesús, porque, en primer lugar: No somos justos; en segundo lugar: No entendemos lo espiritual; en tercer lugar: No buscamos a Dios; en cuarto lugar: Nos hemos desviado del camino correcto, y en quinto y último lugar: No sabemos hacer el bien. Necesitamos comprender desde el principio que solo hay una manera en que el hombre puede entrar al cielo: Es por medio del arrepentimiento de los pecados, y fe en la persona de Cristo Jesús; si una persona quiere entrar por otro medio, será lanzado fuera, por no tener los documentos correctos; claro está que el hombre puede intentar hacer trampas, y entrar por sus propios medios, pero no logrará alcanzar su objetivo. El que logre entrar al cielo, lo alcanzará de la misma manera que todos, Fe en la persona de Cristo Jesús; y es por eso que tú necesitas de Jesús, porque sin Él, todos moriríamos en nuestros pecados y nos iríamos al infierno, para entrar al cielo uno tiene que ser justo. No estoy hablando de personas que se llamen Justo; como decir Justo González o Justo Martínez, estoy hablando de personas que no hacen injusticias y que son justas. No puede haber imperfecciones en el cielo, no puede haber en el cielo, personas injustas que entran ilegalmente como suele suceder aquí en la tierra. Solo puede haber personas justas y es aquí donde nosotros tenemos nuestro problema; porque Romanos 3:10-12, nos da una descripción de la humanidad, escucha lo que dice: “Como está escrito: No hay justo, ni aún uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.   Esta descripción es realmente deprimente, lo triste del asunto es que tú y yo estamos incluidos en esta lista, toda la humanidad está incluida en esta lista; por eso es que necesitamos de Jesús, ¿por qué? Porque solo Jesús puede quitar nuestras imperfecciones y hacernos justos delante de Dios. Solo su justicia es aceptada por el Padre. Pero, no hay que aceptar mi palabra sobre este asunto, vamos a la Biblia para ver lo que nos dice: Romanos 5:1, dice: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Ya observamos que la Biblia dice que: “No hay justo, ni aún uno”, pero vemos en este versículo que, aunque no somos justos, podemos ser justificados, ¿cómo? pues el versículo dice que es por medio de fe en Cristo Jesús, dice que podemos tener paz para con Dios, por medio de ser justificados, por fe en la persona de Cristo Jesús. El problema que tenemos es que no somos justos, somos pecadores, y la paga del pecado es separación eterna de Dios, es el infierno, es pagar el castigo de nuestra rebelión con Dios contra el creador del universo, lo que necesitamos para poder escapar del castigo es justificación, ¿cómo podemos justificarnos? Bueno, podríamos intentar justificarnos por buenas obras, eso sería una manera de lograr la paz con Dios; pero lo triste es que, por ser pecadores, contaminamos todo lo que tocamos con nuestro pecado. Tú bien sabes lo que sentirías si una persona llena de llagas contaminantes se presentara ante ti con un plato de comida; aunque tuvieras hambre no te lo comes por temor a contaminarte, debido a la persona quien te lo trae, más bien el plato de comida te daría asco, no es diferente para con Dios. Isaías 64:6, dice en parte, “Si bien todos nosotros somos suciedad, y todas nuestras justicias como plato de inmundicia”. Dios dice que nosotros somos sucios y que nuestras obras son como trapos sucios, así que podemos descartar el intentar justificarnos por buenas obras; quizás podríamos apelar a los sentimientos de María, la madre de Jesús, o a los apóstoles, especialmente los que tuvieron problemas como nosotros; tal vez ellos podrían dar a Dios una buena palabra de parte nuestra, intercediendo, así como mediadores por nosotros, seguramente Dios los escucharía a ellos. Lo malo con este plan es que no viene de Dios, es un plan nuestro, y Dios no hace las cosas porque a nosotros nos parezca que así debieran ser. ¿Crees que Dios hubiera enviado a Cristo a morir en la cruz, si el hombre pudiera ser justificado por medio de María o los santos? ¡No!, Dios envió a Jesús porque era la única manera en que nosotros podríamos alcanzar la salvación. La Biblia enseña claramente en 1 Timoteo 2:5, que “hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.   Dios quiere hacer las paces con el hombre, Él desea que todos sean salvos y tengan el conocimiento de la verdad, Él ha hecho todo lo que puede hacer para que el hombre pueda salvarse de su triste situación. Jesucristo pagó la consecuencia de los pecados de todos aquellos quienes le reciben como Salvador y los espera con los brazos abiertos; lo único que nosotros tenemos que hacer para ser justificados, es sentir profundo pesar por haber hecho mal en nuestras vidas, pedir perdón e invitar a Jesús a entrar en nuestro corazón para ser nuestro Salvador, al hacer esto, seremos justificados, no por algo que nosotros hemos hecho, sino por lo que Jesús hizo por nosotros. Solo tenemos que depositar nuestra fe completamente en el Hijo de Dios. Cuando hacemos esto, nuestra relación con Dios es restablecida y tenemos paz para con Él, pero existe alguien quien no quiere que tú seas justificado con Dios. No desea que seamos justificados porque entonces nuestra alma pertenecería a Dios y ya no habría manera de llevarnos con él al infierno. Satanás nos dirá que no somos tan malos como las demás personas. Nos dirá que debemos intentar vivir lo mejor que podamos y que quizás Dios se va a compadecer de nosotros, él nos dirá que busquemos justicia en la religión, María, los santos, buenas obras y en cualquier otra cosa con tal de que no busquemos a Jesús. Como conoce nuestro orgullo, nos dirá que no necesitamos de Jesús, que lo que podemos lograr a solas lo debemos buscar y debemos tratar de vivir un poco mejor que las demás personas, él sabe que no queremos humillarnos y reconocer que somos pecadores, él sabe que no queremos dejar el pecado y reconocer lo que es, el veneno que nos separa eternamente de Dios enviando nuestra alma directamente a las llamas del infierno, ¿Sabes qué?, tú necesitas a Jesús, yo necesito a Jesús. Le necesitamos porque no somos justos, le necesitamos porque solo hay una persona quien puede restablecer paz entre nosotros y Dios, y esa persona es Jesús. Yo ya deposité mi fe en Jesús, yo ya he sido justificado delante de Dios, ahora hay paz entre mí y Dios. ¿Cómo lo logré? Lo logré de la única manera en que se puede, me arrepentí de mis pecados reconociendo que había hecho mal a Dios, le pedí perdón e invité a Jesús a entrar a mi corazón, Él entró y me salvó y hoy soy justo delante de Dios por los méritos de Cristo, mis documentos están en orden, soy ciudadano legal de la patria celestial, ¿Y tú?   Vamos a orar. Padre, te damos gracias por el Señor Jesús, quien nos ha hecho justos delante de ti, pero ¿Sabes qué, Padre? Muchos de mis amigos no han sido justificados todavía están luchando en sus pecados sin reconocer el peligro que corren, yo te suplico que envíes a tu Espíritu Santo para abrirles el comprender, para que puedan dejar de intentar justificarse a sí mismos, hazles comprender que necesitan de Jesús, para que vengan a Él lo más pronto posible, te lo suplico en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 05, 2022
Animo A Las Tropas Cristianas

Debemos Pelear Legítimamente
Regresemos hoy a aquel enorme campo militar donde el general Jesucristo se dirige a sus tropas dándole unas últimas palabras de ánimo antes de entrar al último ataque ofensivo contra el ejército de Satanás, los soldado del Señor están parados firmemente, rígidos ante el Supremo Comandante, la armadura de cada soldado brilla con gran esplendidez, con lealtad y gran respeto las tropas escuchan con atención mientras que el jefe Supremo abre las sagradas Escrituras y lee desde 2 Timoteo capítulo 2 los versículos 1-7: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo y el Señor te dé entendimiento en todo”. Claro está que este escenario no es real, pero imagínate si Jesús reuniera a todas sus tropas para animarlos en la última etapa de la batalla, ¿Qué les diría? Yo pienso que quizás usaría este texto y les haría ver a sus soldados la necesidad de entrenar, prepararse para sufrir, no enredarse en los negocios de la vida de tal manera que afectara sus servicios como soldado y también de la necesidad de luchar legítimamente. Ya hemos estudiado las primeras tres declaraciones de entrenar, prepararse para sufrir y no enredarse en los negocios de la vida, pero hoy quiero que analicemos un poco el asunto de luchar legítimamente, leamos nuevamente el versículo 5 de nuestro texto, 2 Timoteo 2:5, dice: “Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente”. Debemos comprender desde el principio que los soldados de Satanás no van a luchar legítimamente, ellos usarán cualquier método, aunque destruya a su propia gente para poder realizar una victoria, a Satanás no le importa la vida de sus seguidores, lo único que él quiere es ganarle a Dios y no importa el sacrificio que tenga que pagar para obtener una victoria, entre más tiempo pasa más severo será su ataque pues, él mismo sabe que es poco el tiempo que le queda. Apocalipsis 12:2 en parte dice: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”, así que debemos estar preparados para ser atacados de las maneras más sucias que pudiéramos imaginarnos y sin embargo nosotros, los soldados de justicia y luz, tenemos que luchar de acuerdo a las reglas establecidas por nuestro Dios, ¿por qué? Porque la justicia es la que prevalecerá. La pregunta que nos hacemos en este momento es, ¿cómo es que un soldado del Señor puede luchar ilegítimamente? Te digo que al principio esta pregunta me tenía un poco confuso pero al meditar en el asunto la respuesta en realidad es sencilla, hay muchas maneras en que se lucha ilegítimamente dentro del ejército cristiano, muchas: una de las maneras en que se lucha ilegítimamente es cuando un soldado entra a pelear al lado de soldados cristianos sin ser soldados del Señor, muchas personas hoy día entran a la batalla y pelean a la par de los hijos de Dios sin ellos pertenecer o estar en el registro de combatientes cristianos, esta lista está archivada en el libro de la vida, muchas personas hoy día piensan que si se unen a las tropas y pelean como cristianos podrán entrar al cielo al final de la batalla pero tal no es el caso, los soldado del Señor no luchamos para ganar nuestra salvación o herencia en el cielo, nosotros luchamos en contra de Satanás porque ya somos salvos, pertenecemos al reino celestial y estamos luchando para que otros puedan entrar con nosotros pero no luchamos para ganar nuestra propia salvación. Jesús dice en Mateo 7:21-23: “No todo el que me dice: Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. ¿Por qué Jesús les llamaría “Hacedores de maldad” si en su nombre habían hecho tantas cosas buenas? La respuesta es sencilla: no estaban luchando legítimamente, en primer lugar, nunca se habían arrepentido de sus pecados y nunca habían conocido a Jesús como Salvador, estaban practicando una religión, pero no estaban luchando por las razones correctas, uno nunca lucha para salvarse, uno lucha porque ya es salvo. Muchos están en el ejército del Señor por ganancia propia, lamentablemente hay muchos quienes se han aprovechado del buen corazón de cristianos, yo les llamo “mendigos profesionales”, han aprendido a usar nuestra terminología y llegan a las iglesias contando grandes historias de sus aventuras cristianas, luego piden una ayuda económica para seguir en el servicio del Señor y uno no oye nada de ellos hasta dentro de un año, y así viajan de iglesia a iglesia, lo triste es que uno nunca los puede localizar para visitarles y asistir a los servicios en donde el Señor les está bendiciendo de manera increíble, otros han estado en un lugar por cien años y sin embargo no han aumentado en número y no han disminuido en número pero están haciendo a la lucha, recibiendo su sueldo cada mes. Algunos teólogos piensan que Judas Iscariote era uno de esos, Judas fue quien entregó a nuestro Señor con un beso, hay quienes piensan que Judas entregó a Jesús porque pensaba que al ver al Señor en la cárcel el pueblo se levantaría y le coronaría Rey después de haberse librado, dichos teólogos piensan que Judas estaba con Jesús por razones políticas, queriendo librar al pueblo judío de las garras de los romanos, algunos quienes son verdaderos soldados del Señor no luchan legítimamente porque están luchando con armamento físico en vez de armamento espiritual, cada soldado del Señor sabe que nuestra lucha no es física sino espiritual y sin embargo veo a tantos cristianos hoy día tratando de entretener a la gente que llegan a los templos en vez de predicarles la palabra de Dios, muchos cristianos están tratando de acercarse a lo más posible al mundo sin ser parte del mundo en vez de separarse del mundo y ser lo que deberían ser para la honra y gloria de Dios, todos ellos luchan ilegítimamente, los verdaderos soldados del Señor necesitan luchar de acuerdo a las reglas establecidas por nuestro Dios, necesitamos luchar legítimamente, peleando espiritualmente con la Biblia, oración, compañerismo y un buen testimonio, debemos pararnos firmemente en las verdades declaradas por la Biblia y nunca hacer convenios que comprometan nuestra sinceridad en las cosas del Señor. Cada paso que damos debemos darlo con la honra y gloria de Dios y el engrandecimiento de su reino, porque cuando hacemos las cosas para ganancia propia entonces estamos luchando ilegítimamente, el deseo de nuestro general Jesús es que luchemos legítimamente como soldados profesionales, soldados de la justicia, soldados de luz. No importa la situación, no importa qué método use el enemigo, nosotros debemos pelear legítimamente. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por el estudio de hoy, es necesario que comprendamos que debemos luchar debidamente, debemos usar el armamento correcto y pelear de una manera limpia, así como Tú, mi Señor, lo has ordenado. Padre, reconozco que hay en nuestras filas personas que no son de nosotros y que están luchando ilegítimamente, pido que les ayudes comprender la verdad y que, si están luchando así que luchar así es en vano, primero necesitan conocerte y estar en la lista de combatientes, luego pueden luchar para librar a otros de las garras de Satanás, todo esto te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 24, 2022
Animo A Las Tropas Cristianas

Debemos Pelear Para Ser Recompensados
En nuestros últimos estudios nos hemos hecho la pregunta: “¿Qué le diría Jesús a las tropas cristianas si los reuniera juntos en un solo campo militar para animarles en lanzar el último ataque contra Satanás antes de llevarnos a todos al cielo?”, encontramos en 2 Timoteo 2:1-7 palabras que el Apóstol Pablo dirigió a su joven discípulo Timoteo. Timoteo era joven en la fe, un soldado sin experiencia, para animarle en su lucha contra el enemigo Pablo le dio muy buenos consejos que quizás eran las palabras que Jesús nos expresaría para animarnos en nuestra lucha. Vamos ahora al texto para leerlo y repasar algunas cosas que ya hemos visto antes de entrar al pensamiento de hoy, 2 Timoteo 2:1-7 dice: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo”. Ya hemos visto en esta serie de estudios que hemos titulado “Palabras a las tropas cristianas” que Dios quiere que entrenemos a otros, en nuestro cuerpo físico no vamos a estar para siempre y es necesario que alguien continúe con el trabajo de engrandecer el reino de Dios una vez que nosotros hemos ido con el Señor, es necesario que cada soldado sea preparado para servir a máxima capacidad, esto requiere mucho entrenamiento, hay mucho más a la vida cristiana después de haber recibido a Jesús. El Señor quiere que entendamos que cuando nos paremos por la justicia, para luchar a favor de Dios, que vamos a ser perseguidos. Ninguno que entra a la batalla espiritual está exento de ser herido, cuando uno se mete a la guerra contra Satanás debe comprender que las cosas no van a ser fácil, Jesús nunca prometió que lo sería, si nos unimos a Jesús en la lucha contra el diablo vamos a tener que sufrir. Nuestro general también quiere que entendamos que no debemos enredarnos en los asuntos de la vida de tal manera que no podemos luchar con todas nuestras fuerzas para engrandecer el reino, muchos cristianos hoy día están enredados en negocios, poniendo más interés en asuntos materiales que espirituales, ese es un grave error pues, lo material o físico pronto se acabará, más deberían estar poniendo la mirada en las cosas de arriba y no en las cosas terrenales, deberían estar bien metidos en la batalla y no deberían permitir que cosas del mundo les quite la atención de su propósito existencia, deberían honrar y glorificar a Dios por medio de engrandecer su reino, Jesús también quiere que sepamos que como soldados debemos luchar legítimamente, seguro está que Satanás no lo hará pero nosotros sí debemos hacer las cosas de acuerdo a lo establecido por Dios. Hay muchos que están en el ejército del Señor y están luchando pero lo hacen ilegítimamente pues, hay algunos quienes pelean para obtener la salvación o para mantener la salvación o simplemente por ganancia propia, quienes hacen esto luchan ilegítimamente, el verdadero soldado del Señor lucha porque ya es salvo, no lucha para sí mismo sino para la honra y gloria del Señor, lucha para librar a otros de las garras de Satanás, lucha para engrandecer el reino de Dios pero su lucha no es una lucha personal de autosatisfacción o para ganancia propia, y esto nos trae a la última cosa que pienso que Jesús haría ver a sus tropas para animarles en el último ataque contra Satanás, lo encontramos en el versículo 6 de nuestro texto, dice: “El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero”. En varias ocasiones me he dado cuenta de personas que han sido recompensados por cosas que realmente ellos no hicieron pero tal cosa no sucederá dentro de las tropas del Señor, Jesús conoce bien a sus soldados, aquellos quienes han luchado para ser vistos por los hombres tendrán su justa recompensa delante de los hombres pero aquellos quienes han luchado por el puro amor a Dios aunque no hayan recibido ninguna recompensa por personas humanas no irán sin el reconocimiento del Señor, tal es el principio enseñado por Jesús en Mateo 6:5 y 6, el gran maestro dice: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”, no quiero que nos fijemos en la parte de la hipocresía enseñado en este texto sino en el hecho de que no hay nadie que no será recompensado por el Señor aunque otras personas no se den cuenta de lo que uno hace, uno no tiene que ser reconocido por otros para poder ser reconocido por el Señor, Dios bien sabe todas las cosas que hacemos porque a Él nadie le engaña, existen muchas personas quienes han gozado de los esfuerzos y recompensas de otros en este mundo, hay muchas personas que viven a costillas de otras personas en este mundo pero la enseñanza de Jesús en nuestro texto es: si quieres participar de la recompensa tiene que trabajar primero. En 1 Corintios 3:9-15 encontramos las siguientes palabras: “Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios (edificio de Dios). Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno miré cómo sobreedifica. Si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque, así como por fuego”. Debemos tomar en cuenta que la recompensa no es salvación, estos versículos lo aclaran, dice que uno sufrirá pérdida si bien él mismo será salvo, pero no recibirá recompensa, ¿por qué? Porque no hizo nada. Los soldados que luchan valientemente son heridos en batallas, han salvado vidas, van a recibir medallas por su fiel servicio pero aquellos quienes se sentaron con los brazos cruzados para esperar el regreso del Señor quejándose todo el tiempo por el mal trato que estaban recibiendo, criticando a los que estaban haciendo un intento de servir y excusando su falta de interés por ayudar a avanzar el reino del Señor no van a recibir medallas ni reconocimiento por fiel servicio, en aquel día cuando nos paremos frente a nuestro Salvador tendrán que bajar la cabeza en humillación por no haber participado en la lucha. Por eso es que 1 Juan 2:28 nos dice: “Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados”. Hermanito combatiente, si no estás haciendo nada por avanzar y engrandecer el reino de Dios aquí en la tierra yo quiero animarte a tomar tu espada y comenzar a pelear en la batalla, prepárate, estudia la Palabra, pídele a Dios que te guíe en un ministerio y ponte a trabajar, pienso que esto es lo que Jesús nos diría si nos estuviera hablando para animarnos al ataque en contra de Satanás, recuerda: “El labrador para participar de los frutos debe trabajar primero”. Vamos a orar. Padre, en estos momentos vengo ante tu trono para pedirte que nos despiertes y nos hagas comprender la urgencia de este mensaje, no debemos ser oidores olvidadizos sino hacedores de tu Palabra, muchos de los soldados han estado tomando una siesta toda su vida militar, es tiempo que nos levantemos y conquistemos a este mundo para Cristo, ayúdanos a realizar nuestros deberes como soldados responsables y no como personas que no les importa lo que sucede, avívanos porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 25, 2022
Animo A Las Tropas Cristianas

No Nos Enredemos En Los Negocios Del Mundo
Si Jesús llamara a todas sus tropas delante de Él para dirigirles un discurso supremo en un movimiento de animarlos para luchar con más fuerzas en la última etapa de la guerra que se está llevando a cabo con el ejército de Satanás aquí en nuestro planeta, ¿qué les diría? Este ha sido el tema que hemos estado tratando en esta serie de estudios bíblicos titulado “Palabras a las tropas cristianas”, hemos usado como textos: 2 Timoteo capítulo 2 versículos 1 al 7 en donde hemos encontrado cinco declaraciones que pienso que el Señor nos pronunciaría en dado caso que se llevara a término dicha reunión de tropas. Pienso que el Señor nos haría ver la necesidad de entrenar, el hecho de que vamos a sufrir persecución, que no debemos de enredarnos en asuntos de la vida hasta el grado que perjudique nuestro servicio a Él, que debemos luchar legítimamente y que si no participamos en la batalla no podremos celebrar con entusiasmo la victoria. Ya hemos discutido las primeras dos declaraciones de entrenar y de que vamos a sufrir si entramos a la batalla y eso nos trae al estudio de hoy, hoy quiero que tratemos el asunto de que no debemos enredarnos en los negocios de la vida, pero antes de continuar con el estudio vamos a nuestro texto para refrescar nuestra memoria: 2 Timoteo 2:1-7, leamos, dice: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos debe trabajar primero. Considera lo que digo y el Señor te dé entendimiento en todo”. Regresemos ahora al versículo 4, dice: “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado”, es a este versículo que queremos prestar nuestra atención en el estudio de hoy. Yo pienso que si Jesús reuniera a sus tropas para darles una última palabra de consejos la tercera cosa que les haría ver sería que nunca deberían enredarse en las cosas del mundo de tal manera que les afecta su efectividad en la lucha contra Satanás, ahora, ¿cuál sería la razón por no enredarnos o por no enredarse un soldado del Señor en los asuntos de la vida? ¿Acaso no tiene que vivir aquí en la tierra? ¿Qué va a comer? ¿Dónde va a dormir? ¿Cómo se va a vestir si no tiene nada que ver en los negocios de la vida? El asunto no es abstenerse de todo asunto de la vida sino no dejarse enredar de tal manera en los negocios de la vida que ya no pueda servir al Señor, uno no puede dedicarse por completo a dos cosas: si un soldado tiene la mente enredada en los negocios de la vida su tiempo y energía serán envueltas también en lo mismo, eso significa que los asuntos del Señor tendrán que hacerse a un lado pues no tendrán primer lugar en la vida de uno. Muchos cristianos hoy han hecho falsas promesas al Señor prometiéndole servicio una vez que han salido de deudas, sin embargo todavía los encontramos sirviendo al mundo y dedicando muy poco tiempo al engrandecimiento del reino de Dios, otros nunca saldrán de la deuda porque Satanás sabe que eso los detendrá de servir al Señor así que una vez que han salido de una deuda los mete a otra y así han pasado toda su vida, cada soldado del Señor debe reconocer que su objetivo primordial es el engrandecimiento del reino, claro está que todos tenemos que trabajar para poder sobrevivir, no somos mercenarios quienes toman las cosas de sus víctimas como pago, nosotros somos soldados profesionales, luchamos legítimamente. Ya se sobreentiende que tenemos que respetar y ganar honestamente en nuestro sostén diario, sin embargo, aún nuestros trabajos deben ser un instrumento que nos ayudan a adelantar la obra. El misionero más famoso del mundo, el gran Apóstol Pablo, tuvo necesidad de acudir a su profesión de hacer tiendas para poder sostener la obra y así poder continuar con su trabajo como soldado del Señor pero nunca su profesión llegó a ser obstáculo a su misión primordial, lo más importante no era ganar dinero en su profesión sino apoyar al engrandecimiento del reino de Jesús aquí en la tierra, no tiene nada de malo que trabajemos en lo secular, que participemos en deportes, que pasemos tiempo con nuestra familia, nada malo hay en hacer ninguna de estas cosas pero cuando estos asuntos de la vida llegan a tomar primer lugar en nuestras vidas entonces vamos mal porque nos hemos enredado en algo en lo cual no debimos, hemos caído en la trampa y no nos va a ser fácil salir una vez que estamos enredados, en más de una ocasión he visto cómo jóvenes que estaban sirviendo al Señor se han enredado en asuntos de noviazgo y perdiendo la cabeza han salido de la lucha por engrandecer el reino, es fácil ser enredado en los negocios de la vida, Satanás es astuto y conoce todos los trucos. Todo soldado debe comprender que las cosas del mundo son secundarias, en Marcos 8:36 encontramos las siguientes palabras: “Porque ¿qué aprovechará el hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”, si una persona llegara a obtener todas las riquezas del mundo pero nunca llegó a conocer a Cristo como único y suficiente Salvador habrá perdido, no estamos en el mundo compañeros combatientes para ver cuántas casas podemos poseer, no será el vencedor aquel soldado que ha acumulado gran cantidad de dinero, cuando venga nuestro Señor para llamarnos a casa ninguna de estas cosas tendrán valor, lo que traerá recompensa y reconocimiento será la energía que metimos en engrandecer el reino, lo importa no es ganar terreno material sino terreno espiritual, eso es lo importante. Seguro está que Satanás hará todo lo posible por enredarnos en los negocios de la vida, trató de enredar a nuestro Señor, ¿te acuerdas que le mostró todos los reinos de la tierra en cosa de minutos y le dijo: “A ti te daré toda esta potestad y la gloria de ellos porque a mí me ha sido entregadas y a quien quiero la doy?”, Jesús fácilmente pudiera haber aceptado su propuesta pero si lo hubiera hecho, ¿dónde nos hubiera dejado a nosotros? Menos mal que nuestro Señor no se enredó en los negocios de la vida, amén. Quizás unas de las razones por las cuales somos tan dados a enredarnos es por el asunto que es más fácil y seguro de que uno puede tocar y ver, las cosas materiales proveen esta ventaja pero nosotros debemos acordarnos que somos soldados de Jesús, somos hijos de Dios y como lo dice Hebreos 11:6 nosotros sabemos bien que es imposible agradar a nuestro Padre sin fe y Hebreos 11:1 nos dice que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, en varias citas en nuestras Biblias encontraremos las palabras “El justo por la fe vivirá”, por esta razón nunca debemos permitir que ninguna cosa del mundo nos detenga de cumplir con nuestra misión primordial, nada debe obstaculizar nuestro servicio a aquel que nos tomó por soldado. Para terminar, pienso que sería de beneficio leer Santiago 4:4 y acordarnos que la amistad del mundo es enemistad contra Dios y que cualquiera que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. Triste es que los soldados del Señor pierdan tanto tiempo en cosas que realmente no tienen ninguna importancia mientras que miles de personas van en camino al infierno, acordémonos de nuestra misión. Vamos a orar. Padre, en más de una ocasión me he visto enredado en negocios de la vida, por esos tiempos te pido que me perdones, y que me ayudes a no caer tan fácilmente en esa trampa otra vez. Padre, pedimos que nos ilumines para que entendamos que aun cuando estamos trabajando, estudiando o jugando, que todavía estamos en batalla y que podemos aprovechar cada momento para dar un buen ejemplo y así impresionar a otros con la verdad del evangelio, no permitas que ninguna cosa obstaculice nuestro primer amor: el hablar de Cristo, que la enseñanza de hoy quede penetrada en nuestros corazones porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 23, 2022
Animo A Las Tropas Cristianas

Sufriremos Tiempos Difíciles
Imaginémonos que estamos todos los soldados del Señor parados frente a Él en un enorme campo de batalla, estamos vestidos de nuestra armadura de gala, nuestros escudos brillando en el sol, nuestras espadas desenvainadas en victoria esperando dar otro golpe contra las huestes de Satanás. Estamos reunidos para recibir palabras en nuestro Señor Jesucristo, palabras de ánimo antes de entrar al último ataque ofensivo contra el enemigo, si este escenario se llevara a cabo, ¿cuáles serían las últimas palabras del Señor Jesús antes de enviarnos a la batalla? Si tienes tu Biblia quiero que me acompañes al libro de 2 Timoteo capítulo 2 para leer conmigo los versículos 1 al 7, en estos siete versículos encontraremos cinco consejos que pienso que el Señor nos daría, leamos: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo”. En nuestro último estudio llegamos a la conclusión de que la primera cosa que Jesús nos haría ver sería la necesidad de entrenar a los nuevos reclutas, hablamos del hecho que la iglesia está fallando en el área de discipulado y por eso ahora son pocos los que tienen capacidad de servir con entusiasmo al Señor, pero hoy quiero que hablemos de la segunda cosa que Jesús nos haría ver, se encuentra en el versículo 3 de nuestro texto, dice: “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado”. Son muchos los que prometen una vida sin problemas después de aceptar a Jesús, pero al observar lo enseñado por las Escrituras veremos qué tal no es el caso, Jesús dice que cualquiera que se una a Él viviendo en justicia será perseguido, en Juan 15:18-20 encontramos las siguientes palabras del Señor: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán”. En Juan 16:33 el maestro nos dice: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Fíjate bien en las palabras en el mundo tendréis aflicción, Jesús no nos dice que tal vez tendremos aflicción, Él lo asegura. Tienes que reconocer que nuestro Señor no nos mentirá, no nos promete ni nos ofrece vanas expectaciones, Él nos dirá lo que es y cuando te unes al ejército del Señor es mejor que comprendas que vas a ser perseguido, vas a sufrir, nadie entra a una guerra sin correr el riesgo de ser herido o muerto y pobre de aquel que no se prepara debido a que piensa que es indestructible, acordémonos de 1 Corintios 10:12 que nos dice: “Así que el que piensa estar firme, mire que no caiga”. Jesús tuvo que sufrir la consecuencia de meterse en la lucha para librarnos de las llamas del infierno, Él aceptó el reto de salvarnos y dejando la seguridad del cielo vino al campo de batalla llamado Planeta a tierra y luchó por unos treinta y tres años en contra de la maldad enfrentándose muchas veces con Satanás mismo y derrotándole cada vez. Pero no se escapó Jesús de ser herido, el profeta Isaías nos habla de nuestro campeón, escuche sus palabras en Isaías 53:3-5: “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros lo tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. El Señor Jesucristo para librarnos de nuestra triste situación tuvo que batallar hasta la muerte y no una muerte sencilla falto de dolor, sufrió la muerte más cruel de su tiempo, fue azotado y golpeado más allá del reconocimiento y luego clavado a una cruz y todo esto lo sufrió injustamente para obtener nuestra redención, para que tú y yo pudiéramos gozarnos de la vida eterna y escapar del infierno. No seamos tan ignorantes como para creer que Satanás se va a quedar inmóvil al empezar nosotros a luchar en su contra, él es mucho más astuto y más fuerte que nosotros, claro está que al entrar a batalla contra un enemigo tan potente vamos a ser golpeados, ni lo dudemos, sin embargo, reconozcamos también que nuestra lucha no irá en vano y que la recompensa que recibiremos sobrepasará cualquier sufrimiento que pudiéramos tener que tolerar. En más de una ocasión he tenido que ayudar a un joven que fue expulsado de su casa por haber aceptado a Jesús como su Salvador, yo tuve la dicha de nacer en una familia cristiana donde mis padres me enseñaron del amor de Dios, a los siete años de edad yo recibí a Dios en mi vida uniéndome a su ejército, nadie me corrió de mi casa, cuando acepté más bien mis padres se alegraron en gran manera, no he tenido que pasar el ser rechazado por mis familiares debido a mi fe en el Señor. Yo admiro el valor y el sacrificio que otros han hecho por dar a Jesús primer lugar en sus vidas, al mismo tiempo les recuerdo que estamos en batalla y a veces las cosas se ponen muy pero muy difíciles. Jóvenes, al unirse al ejército del Señor por medio de arrepentimiento y fe en Jesús serán ridiculizados por sus amistades, al dejar de fumar, tomar y bailar para dedicarse a las cosas de Dios perderán el compañerismo de sus amistades, yo comprendo lo que es estar enamorado de una jovencita pero tener que aguantar un desprecio por no acompañarla a fiestas y bailes, yo sé lo que es ser puesto a un lado por compañeros alumnos en la escuela por no participar con ellos en sus travesuras estudiantiles, todo eso sí lo sufrí pero, ¿sabes qué? Nunca hubiera cambiado posiciones con ellos, yo sé lo que tengo en Cristo Jesús y no estoy dispuesto a cambiar con nadie en ninguna parte del mundo. Es cierto que sufriremos en la batalla, no debemos dudarlo, yo he sido herido cantidades de veces y conozco a otros que han tenido que sufrir mucho más que yo en la lucha contra Satanás, pero si me preguntaras si vale la pena yo te diría que sí. Una vez el apóstol Pedro le dijo a Jesús: “He aquí nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”, Jesús en Marcos 10:29-30 le respondió: “De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones y en el siglo venidero la vida eterna”, Jesús no nos esconde el hecho de que vamos a ser perseguidos pero si nos asegura el hecho de que vale la pena. Mi hermano soldado, quizás tú has estado afligido por tener que soportar aflicción últimamente, quiero que reconozcas que en toda guerra hay heridos y muertos, ya no te aflijas, levántate como soldado valiente y continúa tu lucha, la victoria es nuestra y no debemos darnos por vencidos, nunca. Vamos a orar. Padre, te pedimos que nos des el valor que necesitamos para poder soportar cualquier problema o aflicción que Satanás pudiera traer a nuestras vidas, es necesario que comprendamos que no estamos en una zona de paz sino en un campo de batalla y que vamos a ser perseguidos y golpeados si es que no nos rendimos al enemigo, ayúdanos en mantenernos siempre listos y preparados para pelear. Señor, avísanos cuando estamos por caer en una emboscada del enemigo, protégenos y danos el poder que necesitamos para luchar varonilmente porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 22, 2022
Animo A Las Tropas Cristianas

Debemos Entrenar
Cuando recibimos a Cristo Jesús en nuestro corazón nos inscribimos en el ejército más potente que existe en el universo, es el ejército del Señor mismo, es un ejército espiritual que lucha en contra de huestes de maldad en regiones de gran potencia bajo el mando de Satanás mismo. Lo triste es que la mayoría de los que reciben a Jesús no se dan cuenta de esta realidad debido a una falta de discipulado que debiera estarse llevando a término en los rangos del ejército del Señor. Por muchos años el diablo ha venido sembrando el pensamiento dentro del cristianismo que lo único importante es que las personas reciban a Cristo como Salvador, ha tenido éxito en conseguir que el movimiento eclesiástico adopte tal pensamiento pero lo que el movimiento cristiano no ha entendido es que se ha hecho daño a sí mismo pues, no ha cumplido el mandato de Jesús en discipular, la iglesia no ha entrenado a sus nuevos creyentes correctamente y al pasar del tiempo no han habido cristianos maduros para llevar a cabo la lucha en contra del ejército de Satanás, los incrédulos al no ver una diferencia en la vida de los nuevos creyentes por falta de entrenamiento no han querido nada que ver con Cristo Jesús pues, muchos de ellos viven moralmente mejor que la mayoría que dicen haber sido salvos, siendo soldados en el ejército de Jesús imaginémonos lo que nos diría el Señor si reuniera a todas sus tropas y nos diera unas de esas charlas de avivamiento, ¿qué nos diría? ¿Cuáles serían sus consejos al dirigirnos a la victoria en contra del ejército enemigo? Esto es lo que quiero que estudiemos en los siguientes cinco estudios, vamos a ponerle como título a estos estudios: “Palabras a las tropas cristianas”. Observemos algunas verdades bíblicas y apliquémoslas a nuestras vidas para mejorar nuestra estrategia de lucha y así avanzar con más éxito y rapidez. Vamos en nuestra Biblia el libro de 2 Timoteo capítulo 2 y leamos los versículos 1-7 para ver lo que Dios quiere que estemos realizando en su ejército, dice así: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo”. De este texto vamos a ver cinco cosas que Jesús está diciendo a sus tropas hoy día, Él dice que debemos entrenar, que vamos a sufrir penalidades, que no debemos enredarnos en los negocios de la vida, que debemos luchar legítimamente y que si trabajamos seremos recompensados grandemente. Hoy vamos a ir a la primera declaración: “Debemos entrenar”, el versículo 2 de nuestro texto dice: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”, en Mateo capítulo 28 versículos 19 y 20 Jesús dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”, el general Jesús no nos pide que hagamos algo que Él mismo no hiciera, cuando nuestro Señor estuvo aquí en la tierra Él entrenó a otros para seguir en la batalla, Él sabía que no iba a estar en su cuerpo físico para siempre y sabía que tendría que regresar al cielo para ocupar su puesto al lado del Padre. Por tres años, día y noche entrenó a un pequeño grupo de hombres quienes después de su retorno al cielo encendieron al mundo con el mensaje del evangelio, ellos en cambio entrenaron a otros y así sucesivamente ha continuado el movimiento hasta llegar a nuestros días, sin embargo el trabajo que ellos hacían no era simplemente obtener una profesión de fe de sus seguidores sino de entrenarles para la guerra en contra de Satanás, es aquí donde nosotros hemos fallado en los últimos años, aquí y allá se ha levantado un rango espiritual para pronunciar las verdades de Dios y el diablo no podrá apagar el fuego del cristianismo por completo pues le es imposible debido a que Cristo es el autor del cristianismo pero sí se ha visto menos dedicación en la vida por la mayor parte de los soldados del Señor simplemente debido a la falta de entrenamiento, los que servimos a Jesús debemos reconocer que no vamos a poder continuar en este campo de batalla terrenal para siempre, nuestros cuerpos físicos se envejecerán, nos debilitaremos y no podremos pelear con la misma intensidad para siempre, por muy fuertes que seamos espiritualmente no podremos conquistar a solas el mundo, nos será necesario invertir tiempo en entrenar a otros para continuar en la lucha aun cuando nosotros nos jubilemos y vayamos a estar con nuestro Señor al cuartel general allá en el cielo. Todo soldado del Señor debe unirse a la lucha de librar a los demás seres humanos de las garras del diablo, están en su poder sin poder hacer nada en cuanto a ello y nuestro deber es librarles por medio del poderoso mensaje de la cruz, pero ¿cuántos lo hacemos? La mayoría de soldados del Señor se presentan una vez por semana al templo para escuchar unas cuantas palabras pronunciadas por un mensajero y luego consideran que han peleado fervientemente y que han cumplido con sus deberes para la semana, quiero decirte cuando te uniste al ejército del Señor te uniste tiempo completo, 24 horas al día, 7 días por semana, el soldado de Jesús nunca deja de serlo, nunca está fuera de servicio y nunca se toma de vacaciones aunque esté de vacaciones porque aún en las vacaciones está dispuesto a librar a las personas de las prisiones diabólicas, ¿por qué nos está llevando a cabo esto? Pues, porque los nuevos no han sido enseñados por los viejos, nadie les ha dado el ejemplo, nadie les ha entrenado, la mayoría creen que esto es trabajo únicamente de los pastores y evangelistas, pero no es cierto, cada creyente tiene esta responsabilidad y es hora de aceptarla y llevarla a término. Después de librar a una persona del ejército satánico uno debe reclutarla a su batallón, hay muchos batallones representados en todo el mundo, por medio del bautismo uno entra en un batallón local haciéndose miembro de una iglesia para así poder luchar legítimamente recibiendo ayuda y apoyando a sus compañeros combatientes, ¿por qué? Porque así lo ha ordenado el Señor. Después de reclutar al soldado en un batallón local, uno tiene el deber de entrenarle lo mejor que pueda, enseñando al nuevo recluta sus deberes: cómo pelear, cómo defenderse, cómo atacar, de esa manera aunque uno caiga en batalla o muere hay otros soldados bien entrenados que están dispuestos y quienes tienen la capacidad de continuar la lucha, la única manera de ganar la victoria es reconocer a nuestro enemigo y ser obedientes a nuestro general, debemos resistir al enemigo y atacarle siempre y cuando podamos, no será fácil pero la victoria es nuestra en Cristo Jesús, si has estado sentado levántate y comienza a pelear. Vamos a orar. Padre, sabemos que la victoria es nuestra en Cristo, sin embargo tenemos que pedirte disculpas por ser negligentes en llevar a cabo el mandato de nuestro Señor en entrenar a los soldados para la batalla, te pedimos que nos ayudes a ser ejemplos de nuestros hermanitos en la fe para que cada día podamos ser más efectivos en nuestra lucha contra Satanás, Señor aunque nosotros no hayamos tenido ejemplo ayúdanos a escudriñar tu Palabra para saber lo que debemos hacer y así no ser estorbos para las tropas, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
Por: Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 21, 2022

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